Desde hace meses, los mercados vienen utilizando el poder que les da su presión especulativa sobre la deuda de los estados para imponer a los gobiernos las medidas que mejor convienen a las grandes empresas y a la banca.
Se trata de una extorsión bastante evidente a la que algunos gobiernos como el español le están haciendo frente con tanta torpeza como candidez. En lugar de utilizar los resortes de su poder representativo y soberano y en lugar de hablarle claro a la ciudadanía para que ésta le hable a su vez claro a los especuladores, los gobiernos se empeñan en hacer frente al chantaje cediendo a sus demandas, creyendo que saldrán del apuro aceptando sus condiciones.
Un comportamiento ingenuo porque los mercados, como todos los chantajistas, son insaciables y acabamos de tener buenas pruebas de ello. El Gobierno español ha hecho los deberes impuestos, ha tomado las medidas más duras contra los derechos laborales de nuestra democracia, ha realizado un recorte de gasto público tremendo y acaba de aprobar un proyecto de presupuestos que ni la derecha más neoliberal se hubiera atrevido a poner en marcha.
El propio presidente del Gobierno desayunó hace poco en Nueva York con las versiones en carne y hueso de esos mercados. Zapatero compartió mesa y mantel con las grandes finanzas representadas por Citigroup, Morgan Stanley o Goldman Sachs y almorzó también con uno de sus altavoces, los editorialistas de The Wall Street Journal para ratificarles, imagino, que su gobierno estaba tomando una a una las medidas que se le vienen exigiendo.
Pues bien, solo unos días después del desayuno del presidente y de sus últimas y flamantes medidas neoliberales, la agencia Moodys rebajaba el valor de la deuda española y el Wall Street Journal, que pertenece al grupo News Corporation del que es consejero Aznar, editaba un video de unos 15 minutos sobre la crisis económica en España donde se plantea la incógnita de si España es un país demasiado pequeño como para dejarlo caer, tipo Grecia, o demasiado grande para no dejarlo caer.
Un video, que puede verse en internet, en el que aproximadamente la mitad de su tiempo está dedicada a mostrar imágenes de los Sanfermines, de bailarines de flamenco en la calle y de fiestas de todo tipo para venir a decir que los españoles somos unos vagos que no queremos trabajar y cuya única aspiración es vivir de la teta del Estado. Como si estar en paro fueran unas auténticas vacaciones con todos los gastos pagados.
Cuando la ministra de Economía presentó el proyecto de Presupuesto afirmó que éste “nos defiende de los mercados” mostrando que la ingenuidad de este Gobierno no tiene cura. Ni el desayuno de Zapatero, ni sus medidas de austeridad y liberalización sirven de mucho frente a los mercados y sus representantes de carne y hueso porque son insaciables. Lo mismo que no se vence a un chantajista aceptando sus exigencias, porque siempre irá a más, no se puede vencer la inmoral presión de los mercados especulativos consintiendo que impongan sus condiciones a los gobiernos.
Zapatero y quienes hoy dirigen la Unión Europea se equivocan porque los están dejando hacer a su antojo, en contra de lo que afirmaban hace ahora justo dos años doce ex dirigentes socialdemócratas europeos en el título de una carta conjunta al entonces presidente de la Comisión Europea y que debería convertirse en el grito de guerra democrática de nuestros pueblos: “Los mercados financieros no nos pueden gobernar”.
Juan Torres López, catedrático de Economía (en El Correo de Andalucía)
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