La verosimilitud se construye a base de años lanzando mensajes que apuntan a la Venezuela de Hugo Chávez como la capital del mal universal, donde caben todos los villanos que en el mundo son. Hoy toca ETA, ayer las FARC, pero también se le ha querido vincular con los planes atómicos de Irán, con Hezbolá, y sí, con Al Qaeda, que recuerdo unas informaciones hace años sobre campos de entrenamiento de Bin Laden en el país.
Ayer un diario español comenzaba su información así: “Una vez más, las siglas de ETA se unen al Gobierno de Hugo Chávez.” En efecto, de eso se trata, de conseguir a toda costa que aparezcan Chávez y ETA en la misma frase. Para eso basta la declaración de un terrorista durante el período de incomunicación, porque por lo visto los terroristas nunca mienten al ser interrogados. ¿Nunca mienten? No sé, yo prefiero no creerme lo que dicen, porque hay muchos precedentes de acusaciones en el aire (ahí está Egunkaria, donde había incluso supuestos documentos); pero sobre todo porque, por coherencia, si creo a un etarra cuando apunta a Venezuela, también debería creerle cuando horas después denuncia torturas. ¿En qué quedamos, les creemos o no?
Que unos cuantos etarras se entrenasen en Venezuela tampoco sería tan extraño, pues allí cuentan con una buena colonia que les dé cobertura, y en Francia ya está muy complicado. Pero incluso si así fuera, hay un salto enorme entre decir “entrenados en Venezuela” y “entrenados por Venezuela”; salto que ayer daban muchos sin vértigo alguno. Pero con Chávez, contra Chávez, vale todo. Y además es verosímil.
Marigoogle
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