He leído atentamente el texto de Aritz Romeo que hoy publica Diario de Noticias y, aun pudiendo estar de acuerdo con algunas de las afirmaciones que hace el vicecoordinador de Aralar en Nafarroa, creo que el texto adolece de una importante contradicción. Es verdad que cuando alguien quiere que NaBai sea algo diferente de lo que va camino de ser lo que hace últimamente es invocar un supuesto espíritu que se ha mitificado en exceso. Sin embargo, no es verdad que ese “espíritu” no exista, como parece dar a entender Aritz Romeo.
Romeo, tras reproducir literalmente los principios sobre los que se forjó NaBai afirma que dichas ideas “definen de forma taxativa la unión táctica de partidos con participación de personas independientes”. NaBai sería por tanto, según Aritz Romeo, una unión pura y simplemente táctica de partidos políticos, pero esta afirmación no se desprende de los principios que tan fielmente ha reproducido previamente, sino que es algo que Romeo añade de su propia cosecha.
NaBai no era ni es eso para sus 77.893 votantes del año 2007. NaBai no nace del interés táctico de 4 partidos políticos en 2004, sino que responde a algo previo en el tiempo como es la esperanza de muchos navarros en que un día los partidos políticos fuesen capaces de superar sus diferencias y se uniesen para cambiar Navarra, para hacer que otra Navarra fuese posible. NaBai no nace ex nihilo, en una reunión de partidos políticos, sino que se fundamente sobre un deseo generalizado entre un amplio sector sociológico navarro. Así pues, existe un “espíritu” de NaBai, aunque estoy convencido de que es muy anterior a ese 2004 o 2007. Es más, es precisamente ese “espíritu” de NaBai el que da algunas respuestas al éxito de la fórmula y no, desde luego, el que se haya construido como una unión táctica de partidos.
Tal vez algunos partidos contemplen NaBai como esa unión táctica de la que habla Romeo, pero no creo equivocarme al afirmar que no es el caso de los miles y miles de votantes que no han querido, por el motivo que sea, dar el paso de una afiliación a un partido político. Es más, habría que ver cuántos de los 400 militantes de los partidos políticos que integran NaBai (si es que llegan) quieren que la coalición sea una cuestión únicamente táctica y, por tanto, temporal y con fecha de caducidad.
Pero la gran contradicción de Aritz Romeo está, a mi modo de ver, entre esta afirmación rotunda y contundente de qué es NaBai (una mera suma táctica de partidos limitada, por tanto a la esfera de los partidos político) y lo que dice a continuación: “Si Nafarroa Bai existe es porque las mujeres y hombres que formamos Nafarroa Bai luchamos a diario por nuestros principios y por unas causas que sin duda alguna son todas ellas causas de justicia”. O NaBai es una unión táctica de unos partidos que firmaron unos principios o es algo mucho más amplio compuesto por el esfuerzo y el hacer de miles y miles de navarros y navarras que quieren una Comunidad distinta de la que nos ha tocado vivir. Si es esto segundo, NaBai no puede ser sólo una unión táctica de partidos. Si NaBai está conformada por el esfuerzo de todos los hombres y mujeres que luchan y trabajan por unos principios y unas causas justas, NaBai es algo más que una suma de partidos.
El verdadero DNI de NaBai es el deseo de tantos navarros y navarras de que por fin su voz sea escuchada y tenida en cuenta; el verdadero DNI de NaBai es precisamente ese “Espíritu” mucho más antiguo que el mencionado de 2007 o 2004. Entender NaBai como una apuesta táctica es un planteamiento reduccionista que tal vez responda a intereses políticos partidistas (legítimos, qué duda cabe) pero no responde a lo que la inmensa mayoría de los nabaizales (esos 77.500 no afiliados) quieren.
Abarria, en Erreniega
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