domingo, 1 de noviembre de 2009

EL CUERVO Y EL ZORRO

Una encuesta , como método de investigación social, se utiliza por parte del poder político para obtener información sobre el estado de la opinión pública en un momento dado, información que servirá de orientación básica en su toma de decisiones y en el diseño de sus estrategias electorales. Algo tan obvio cobra especial importancia en la nueva situación legislativa en la que el presidente del Gobierno de Navarra tiene la oportunidad de disolver el Parlamento Foral y dar por terminada la legislatura, convocando nuevas elecciones cuando lo considere conveniente.para los intereses de los sectores sociales que su partido representa. El hecho de que el cliente de la encuesta politemática del Navarrómetro que se va a publicar el próximo viernes 6 sea el Parlamento no modifica para nada la virtualidad de esa utilización.

Haremos bien en acoger los resultados del Navarrómetro, sean los que sean, con muchas reservas. Dando por bueno el control de calidad y de criterios metodológicos que se supone a una encuesta encargada por las instituciones, hay que tener en cuenta que hay muchísimas variables que intervendrán en el momento en el que de verdad se celebren las elecciones que ahora no están en el escenario social. Yo, al menos, no espero demasiada luz en este momento en cuanto a la forma de distribución del voto de la derecha dividida.

Porque las elecciones no son ahora y quienes contestan la encuesta lo saben. Ni siquiera es cierto que reflejan el resultado de lo que hoy dirían las elecciones, sino que la misma opción que se declara está sujeta a una cierta actitud frívola del elector en muchos casos porque no se plantea de verdad las consecuencias de ese voto que dice que daría. Hoy dice una cosa, y el día de las elecciones quizás otra, porque se lo pensará mejor.

Además, el valor predictivo de una sola encuesta es muy relativo. Es mucho más fiable cuando se llevan a cabo un conjunto de encuestas pre-electorales sucesivas que permitan hacer un análisis de tendencia.

La credibilidad es mucho menor si se fuerza al encuestado a tomar en consideración hipótesis que de momento no forman parte de la realidad. Seguramente será inevitable, guste o no guste, que eventuales encuestas que dan resultados halagüeños a algún partido de NaBai si acudiese en solitario, sean utilizadas para ponerlas en valor frente a sus socios de coalición. Pero harían mal en creérselo. Porque esas encuestas no describen el futuro, sino que persiguen precisamente prepararlo y no es casual que se formule esa pregunta ni que se utilice como cebo para alentar expectativas con las que favorecer la posibilidad de una situación en la que tanto la derecha como sus actuales aliados políticos estarían mucho más cómodos. Por muchos años que hayan pasado desde que supimos de ella, nunca deberíamos olvidar la fábula del cuervo y el zorro.

Ninguna encuesta puede calcular el precio electoral que habría que pagar por la frustración que originaría la ruptura de Nafarroa Bai. Ni durante cuánto tiempo se pagaría. Bastante trabajo tendremos, sin que eso suceda, para tratar de recrear una situación de expectativas de cambio que removilice a un electorado progresista perplejo por el hurto de la victoria electoral de mayo de 2007.
Praxku

2 comentarios:

txioka dijo...

el problema es cuando la encuesta pasa a ser un pretexto para forzar a los demás a asumir las posiciones de uno, por muy mayoritario que considere que es, y sirven de argumento para justificar una salida del proyecto de Nabai si no se aceptan esas condiciones de modificación de la representación. Pero esa ceguera del ser el más grande de los pequeños haría retroceder de 12 parlamentarios a 8-9, y no creo que esa sea la manera de convertirse en opción de gobierno. Esperemos que el cortoplacismo de algunos y un querer vivir tranquilo como dueño de la barraca no lleve a un proyecto demandado por la sociedad al fracaso.

Juan dijo...

Yo prefiero ser cola de león que cabeza de ratón...