viernes, 28 de noviembre de 2008

TIERRA LIBERTAD


El homenaje a José Antonio Labordeta fue una fiesta perfecta: finísima puesta en escena y alta intensidad emocional. Y aunque el acto no pudo disimular cierto carácter oficioso (con las autoridades en primera fila), los versos, las canciones y la nostalgia lo convirtieron inmediatamente en un hermoso canto del cisne de aquel Aragón repleto de sueños y utopías en el que fuimos jóvenes (incluído el propio Labordeta, aunque en seguida los suyos empezaron a llamarle El Abuelo cuando aún no debía tener ni cincuenta años).

El que suscribe no llegó a formar parte del círculo de íntimos del cantautor (y poeta, novelista, profesor, periodista, político...), porque en los viejos tiempos él estaba en una tribu y servidor en otra. Pero he seguido su trayectoria, primero con respeto y después con admiración (además, qué demonios, ambos somos pieles rojas). José Antonio, apasionado, generoso, creativo siempre y siempre intransigente, ha transitado por la reciente historia de nuestra tierra aferrado a la coherencia y a la sinceridad. Que ya es muchísimo cuando ves a tanta gente dándose la vuelta como un guante para no perderse lo que va cayendo desde los tronos y las potestades.

Labordeta ha hecho muchas cosas y casi todas las ha hecho bien. Se convirtió pronto en el icono de la izquierda aragonesa (depresiva a la fuerza), ha dejado una importante huella editorial y ha sido sin duda alguna el mejor (y más productivo) diputado que hemos tenido en las Cortes generales. Cómo no vamos a homenajearle.

Al hilo de la gran fiesta de anteayer (otras vendrán), vuelvo a oír eso de que Aragón es un país duro. Pues no es verdad, compañeros. Aquí sólo existe la dureza de los más poderosos, capaces de tender cordones sanitarios en torno a quienes no se ciñen a lo políticamente correcto y no pasan por el aro. Con Labordeta también quisieron hacerlo. Pero la potente personalidad y el genio del personaje rompieron todos los cercos dejando un impagable testimonio de feroz independencia. Flotan en el aire las banderas de la Tierra Libertad. ¡Viva El Abuelo!, sí señor.
J.L.Trasobares (El Periódico de Aragón - 28/11/08)

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