lunes, 17 de noviembre de 2008

DE LA RECESIÓN A LA DEPRESIÓN

Sólo falta mes y medio antes de que caigamos definitivamente por el tobogán de la depresión industrial y por el roto del pantalón nos quede el culo al aire para toda una década en la que la Merindad no se jalará rosco en la creación de empleo de 24 quilates.
Poco tiempo, la verdad, para enderezar el panorama oscuro que pintan los que mueven los hilos de este teatro en el que suben y bajan las bolsas a ritmo delirante, se hincha el paro como un garrafón de 50 litros y la gente no pisa la calle por no gastar suela.
Restan únicamente cuarenta y cinco días para que, con el año 2009 en casa, se haga añicos el mapa de las subvenciones que hasta ahora daba la Unión Europea a las empresas de porte importante que podían instalarse en la Comarca.
Resulta que somos ricos y nosotros sin enterarnos. Así que Europa restringirá el uno de enero las ayudas para la industrialización que prestaba a algunas zonas de Navarra, la Merindad quedará así excluida de los favores y apenas las zonas más deprimidas tendrán opción de albergar una empresa de dimensiones interesantes que absorba un paro que en el último mes rompió en Tafalla la media navarra y dobló la estatal.
A partir del año nuevo, el mapa de apoyo a la industrialización de pata negra se limitará a la zona de Sangüesa, Pirineo, Noroeste navarro salvo Sakana y buena parte de la merindad de Estella. Aquí, nada de nada, por ricos y tener un supuesto nivel de desarrollo dentro de los parámetros europeos.
Por vivir en un próspero territorio en el que, con la honrosa salvedad de Peralta y quizá Caparroso, no se ha sabido o podido crear una industrial potente al margen del dependiente sector de la automoción, avalado por la veteranísima factoría de Fagor-Luzuriaga de la que se ha exprimido hasta la ultima gota de rendimiento.
Ni la planta de biodiesel de Olite, ni las placas solares de Tafalla, ni siquiera los aerogeneradores de la Gerinda que rotan en bolsa, han podido en la última década de bonanza empujar una industria comarcal enclenque. El polígono de La Nava concentró pequeñas y, alguna, mediana empresa que principalmente estaba radicada en el casco urbano de Tafalla y Olite pero tampoco sirvió de motor de mayores alegrías.El “cluster” Ecópolis que podría concebir empleo llega, por su ambigüedad, con el archivo adjunto del eventual riesgo que supondrían convertir Mairaga en un almacén de residuos de la comarca de Pamplona. Además, el nuevo polígono que se proyecta en la carretera de Tafalla a San Martín tendrá que peleárselo de lo lindo para resultar competitivo en un panorama incierto en el que en pocos meses, muy pocos, la crisis económica ha pasado a llamarse recesión, y ésta puede bautizarse pronto como depresión sin que tengamos cerca Prozac con el que atenuar el dolor.

Luis Miguel Escudero (La Voz de la Merindad)

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