No me digan que no les parece un personaje fascinante. A ver, quién es el guapo que, con tan solo veinte años, un currículo mediocre y un físico muy normalito, con unos ojos azulinos y un tanto inexpresivos, una sonrisa más bien tontuna y unos mofletes gordezuelos y medio infantiles, que le dan un aspecto bastante blandillo, presagio de sobrepeso en la adultez, ha copado todos los otros medios de comunicación, consiguiendo ocupar páginas y páginas de todos los periódicos y mucho tiempo de televisión . Vamos, que es un crack.
Sin embargo, a mi, lo que realmente me tiene sorprendida es el cuadro de secundarios de esta película. Lo de secundarios es por diferenciarlos de la estrella rutilante que ha demostrado ser el señor Francisco Nicolás Gómez Iglesias, Fran para los amigos, porque es increíble el listado de nombres “importantes” del mundo político y empresarial que se han paseado, convivido y, sobre todo, fotografiado junto a este fichaje.
Oye, que se codeaba con Aznar, Botella, Saenz de Santamaria, el secretario de estado de comercio, Florentino Pérez, García Legaz, etc, etc ,….
Es bien sabido que para que los timos se puedan llevar a cabo hay que contar con la estupidez, la ambición, la codicia, la creencia de superioridad, los deseos y las fantasías de los engañados. Es decir, los timados son cómplices necesarios en el delito.
En una tertulia en la que participaba el pequeño Nicolás dijo, que él, era un “conseguidor”. No me digan que no es preciosa la expresión, conseguidor, la Academía de la Lengua debería de plantearse su inclusión en el diccionario; aunque es difícil saber si , nuestro protagonista , se refería a una profesión, a una actividad o a un estilo de vida.
Pero ahí estaba él, el conseguidor, en la corte de los elegidos de los dioses, en el olimpo de la política y los negocios, ejerciendo de mago de la comunicación, de enzima de las relaciones y de lubricante en las transacciones económicas. Y a parte de vivir del cuento una temporada. ¿Qué ha conseguido?
¿Y como se ha sostenido esta farsa?
La adulación es la herramienta perfecta para ello. Ese magma viscoso que sale de la boca del adulador, que envuelve el cuerpo del adulado haciéndole creer que es el pan de oro que su figura merece; cuanto más diosecillos con pies de barro son, más fácilmente caen presa de la adulación.
Por otro lado, ¿quién se atreve a cuestionar a este personajillo?. ¿quién pregunta si es de parte del novio o de la novia? Se codea con la flor y nata del PP, y su afición por dejar constancia gráfica de sus relaciones hace el resto. Hacer preguntas sobre la inconsistencia de lo que plantea Nicolasillo se vuelve incómodo y les asaltan las dudas ... ¿y si es cierto y tiene estos padrinos?.... ?y si me quedo fuera de la pomada y si ….?
Comprobar una vez más la frivolidad con la que se mueven por la vida algunas de las personas que ocupan cargos y tienen grandes responsabilidades, es desolador.
Ana Ansa
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