sábado, 22 de junio de 2013

POR UN NUEVO PROYECTO DEL PSN

EL PSN es un partido clave en Navarra. Su importancia deriva, no de su función de bisagra entre unas mayorías u otras, sino del espacio político que ocupa en relación con las dos tendencias mayoritarias de la ciudadanía: su preferencia por un modelo social y económico de carácter progresista, y su identificación con un autogobierno foral, amplio y diferenciado. La suma de ambas opciones, propias de una izquierda navarra, es lo que justifica el proyecto político del PSN desde su fundación.
Teniendo potencialmente una amplia base social en Navarra, el PSN ha venido perdiendo apoyo electoral desde hace tiempo, especialmente en los últimos años. Lo que revela la creciente dificultad para sintonizar con su base social, sobre todo la urbana y la joven, cuya notoria orfandad política desemboca en un aumento de la abstención, más un desplazamiento del voto hacia otras formaciones de corte progresista. Esa pérdida de relevancia reduce hoy las posibilidades de una alternativa sólida para Navarra por parte de la izquierda, desembocando en una creciente fragmentación e inestabilidad política de la Comunidad Foral. La debilidad del PSN le sienta mal a Navarra, que echa en falta una izquierda potente y moderna, capaz de liderar una alternativa a la desgastada y acartonada derecha de UPN.
Para cumplir su función, el PSN necesita acometer una profunda renovación de su estrategia, de su organización y de su liderazgo, de forma complementaria a la que está debatiéndose en el PSOE. Como dijo Ramón Jaúregui: "O cambiamos o nos echan". O regeneración o pérdida de relevancia, como los sondeos apuntan. Siendo el paro y la economía los problemas más graves que preocupan a la gente, crece la percepción de que el origen y la solución de la crisis es de carácter político. Hasta el punto de pensar que los políticos son el problema y no la solución. Solo si el PSOE y el PSN se cambian a sí mismos y se abren a la sociedad podrán recuperar la confianza ciudadana de que pueden cambiar la actual política neoliberal y mejorar la democracia. De lo contrario no nos escucharán, aunque las propuestas sean buenas. Por suerte, el PSOE ya está inmerso en ese debate, que por primera vez es público y participativo.
De forma complementaria, como ya expuse en el último comité regional, el PSN necesita también hacer su propia transición. Porque sus problemas específicos derivan de la falta de una estrategia más estable y progresista en la política navarra, menos dependiente de los vaivenes de la coyuntura y más identificada con la izquierda social. Los acontecimientos de estos últimos años evidencian que debe darse por acabado un ciclo, demasiado largo, de colaboración recurrente con la derecha, en el que se han desdibujado las políticas de izquierda y el papel de alternativa que el socialismo debiera haber representado. Eso ha beneficiado a las fuerzas nacionalistas, que han ido apropiándose de un discurso social que en el PSN se estaba debilitando. La entrada en el Gobierno de coalición con UPN fue el último capítulo de esa etapa. En ese contexto, el X Congreso del PSN fue una oportunidad perdida. Ni se profundizó en la cuestión clave, la revisión y cambio de la estrategia política seguida, ni se abordó en serio la mejora de la democratización interna. Sin embargo, a los dos meses nos echan del Gobierno de coalición, y poco después el comité regional, haciendo de la necesidad virtud, decide aprobar un cambio de política para ejercer de oposición, justamente lo que se acababa de negar poco antes en el Congreso.
Los acontecimientos de estos meses nos vienen mostrando las dificultades que encuentra el PSN para recuperar el crédito perdido en los últimos años. Por una parte, se está realizando un buen trabajo parlamentario de oposición y de propuestas frente a las políticas de UPN y PP: no a los presupuestos, mesa por el empleo, etcétera. Pero por otra, el PSN aparece vinculado a asuntos polémicos compartidos con UPN y que aún sigue defendiendo: no a la comisión Can, traslado de Donapea, etcétera. Todo ello sin que se haya producido un cambio de proyecto y de caras. Como trasfondo tenemos la grave crisis institucional de Navarra a la que nos ha conducido Yolanda Barcina y UPN, la peor del periodo democrático, complicando todavía más la propia crisis económica. Una situación que, habiendo generado una creciente pulsión de cambio, solo podrá desbloquearse cuando la ciudadanía se pronuncie en unas elecciones, previsiblemente anticipadas.
Dada esta coyuntura, resulta necesario que el PSN acometa ya un proceso de debate sobre la nueva estrategia que debería seguir en el futuro. ¿Qué proyecto para Navarra y para sus municipios va a ofrecer el PSN a la ciudadanía en las próximas elecciones? ¿Cuál es su propuesta para una salida progresista de la crisis, cuál para la gobernabilidad de Navarra y sus municipios? ¿Qué tipo de liderazgo impulsará? Para darle respuesta, el PSN necesita llegar a definir el qué (estrategia) y el cómo (organización), antes de abordar el quién (liderazgo), que deberá dilucidarse mediante el procedimiento de primarias. Un nuevo proyecto que le permita recuperar su identidad socialista y volver a conectar con la ciudadanía, que se plantee la transformación de la sociedad y no la mera ocupación del poder. Es perfectamente posible, porque mucha gente lo está esperando. La prioridad sería definir un compromiso de pacto con la sociedad civil a la que queremos representar.
Una seria renovación supone apostar por otra forma de hacer política, más ejemplar y coherente, que incluya la participación de toda la afiliación, pero también de los simpatizantes y de la ciudadanía interesada. De hecho, la mayoría de los ciudadanos que se sienten socialistas no están afiliados, pero muchos participan en diversas organizaciones y movimientos sociales. Sin su concurso y complicidad no podrá el PSN acometer el tipo de renovación que necesita. Por eso es necesario que su dirección ponga en marcha un debate, abierto y público, sobre un nuevo proyecto estratégico y organizativo. De lo contrario, los socialistas llegaríamos a la próxima cita electoral sin poder ofrecer un mensaje creíble de regeneración ética y política. El cambio podría quedar reducido, en su caso, a la presentación de nuevas caras, pero, parafraseando a Patxi López: "sería un fraude que el PSN ofreciera solo un cambio de cartel" sin un cambio de proyecto, elaborado con la ciudadanía.
Manuel Campillo,secretario general de la Agrupación Socialista de Tudela y miembro del Comité Regional del PSN

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