El cambio político se ha materializado en Egüés y por fin se da portazo a años de corrupción continuada por parte UPN. Se cierra esa puerta, pero no se hace borrón y cuenta nueva, pues es un firme compromiso del nuevo equipo de gobierno destapar, perseguir y hacer pagar a los responsables del daño producido a nuestro Ayuntamiento a lo largo de estos años.
El nuevo gobierno responde a la mayoría social de izquierdas presente en el municipio, y si bien está constituido únicamente por Izquierda-Ezkerra y NaBai, requiere el continuo entendimiento con Bildu y con el PSN, formaciones ambas, que han participado hasta el último momento en la negociación del programa que va a marcar la actuación de este nuevo equipo. Este entendimiento entre las izquierdas navarras, con sus diferencias y sus diferentes visiones es el necesario para articular una alternativa política y social en Navarra. Se trata de un hito en el panorama político navarro y puede ejemplarizar el modo de establecer unas bases para el entendimiento.
Una motivación excepcional ha sido la detonante de este cambio: la corrupción.
El caso Galipienzo; el plan de movilidad y otras adjudicaciones a empresas del mismo grupo empresarial, con la implicación de Carolina Potau y Josetxo Andía; la compra de preferentes en la entidad para la que el alcalde trabajaba (junto con otro concejal de UPN) y la pérdida de 70.000€ en dicha operación; las adjudicaciones a dedo de VPO; falsificaciones documentales; y un largo etcétera.
Todo esto ha provocado la unión de todos los grupos de la oposición para depurar responsabilidades políticas y penales, se ha puesto todo en manos de la Justicia, y ante la falta de actuación de UPN para solucionar el problema en su seno, ha facilitado que los grupos que representamos a esa mayoría política y social nos pongamos de acuerdo para algo sencillo y básico: DECIR STOP A LA CORRUPCIÓN.
El acuerdo que ha precipitado el cambio no ha sido sencillo, pues efectivamente, los cuatro grupos que constituimos esta mayoría tenemos diferencias y dificultades para articular una alternativa. En un reciente artículo, nuestros compañeros en el Ayuntamiento de PSN han manifestado que “más de 50 irregularidades nos llevaron a perder la total confianza en el grupo municipal de UPN”, lo cual denota desde nuestro punto de vista, la excesiva confianza que PSN ha tenido en un gobierno que venía precedido por uno de los casos más graves de corrupción acontecidos en Navarra, con varios de sus actuales concejales en el mismo grupo del inefable Galipienzo.
Además, hoy en día, persisten las dificultades entre la izquierda abertzale y PSN, y aun en ausencia de la violencia de ETA todavía pesan mucho en las filas socialistas, y hay que ser conscientes de esta cuestión para entender las dificultades para articular un entendimiento entre las izquierdas. Por tanto, hay todavía camino por recorrer para la normalización, y quizás la deslegitimación sin peros ni condiciones de la violencia puede ser el paso para poner fin a tendencias como las actuales, en las que ni siquiera la corrupción es suficiente para articular una alternativa de gobierno, ni en Egüés ni en el resto de Navarra.
La realidad política y social en Navarra es compleja y plural, con diferentes visiones, identidades y autopercepciones, por lo que requiere poner fin a las visiones particulares que erigen frentes aparentemente irreconciliables, ya sea a nivel político, social o sindical. La situación actual, con la gravedad de las agresiones sociales, la crisis, la corrupción, exigen ser conscientes de la realidad plural navarra para tejer complicidades, construir confianza y articular en definitiva una alternativa real.
Felizmente, en Egüés se ha materializado esta premisa, se han dejado a un lado recelos y desencuentros y se ha constituido un nuevo gobierno, que por su naturaleza plural va a requerir diálogo contínuo y rebaja de pretensiones. Va a ser un buen pálpito de si hay mimbres en nuestra sociedad. Nos une lo básico y sobre ello comenzamos la andadura.
En el otro lado de la moneda, la derecha navarra ha afrontado esta situación de manera peculiar en el caso del PP y bochornosa en el caso de UPN. El Partido Popular en Egüés no ha terminado de ser consecuente con el trabajo realizado estos dos años. Ha compartido con el resto de partidos de la oposición las denuncias y ha sido testigo, como el resto, de la incapacidad de UPN para poner fin al problema. Sin embargo ha participado en el circo que supone apelar a la responsabilidad para no “colocar” a un nacionalista vasco en la alcaldía. Su labor en las denuncias fue correcta, su postura ante el desenlace ha sido ventajista, sólo ha buscado pescar en rio revuelto.
Por su parte UPN ha tirado de los clásicos. En primer lugar ha cacareado desde incluso antes de darse el cambio que traemos el desastre económico y a los servicios municipales. El nuevo equipo, al acceder al gobierno, ha tenido que solicitar un crédito para pagar las nóminas de los y las funcionarias, por lo que efectivamente, UPN sabe muy bien la situación económica que ha provocado y la herencia que deja tras de sí. Que desde antes incluso de dejar la alcaldía ya lo achaquen al nuevo gobierno es una buena muestra de su desfachatez.
El otro argumento contra el cambio ha sido el siempre efectivo “que vienen los vascos” para intentar chantajear a PSN (llave del cambio en todo momento). En ningún momento han cuestionado las acciones de Potau o Andía y el apoyo ha sido absoluto. Han tensado la cuerda al máximo pensando, quizás, que el cambio era tan complicado que no se iba a materializar nunca. Ese ha sido su error, y aunque no se deba atribuir a PSN toda la culpa de la tardanza para poner fin a la situación creada, la sociedad navarra se beneficiará en cuanto consigan liberarse de ese discurso frente al nacionalismo vasco practicado por la derecha. Navarra, como Egüés, son plurales. Nadie debe monopolizar el hecho de ser navarro.
Álvaro Carasa y Eva González (en izquierda-ezkerra.org)
lunes, 3 de junio de 2013
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