
Las monstruosas obras del canal, la transformación en regadío, nuevos polígonos industriales, autopistas de torres de alta tensión, molinos de viento, centros transformadores, la amenaza del Tren de Alta Velocidad, a todo lo cual hay que añadir lo que ya padecíamos: la autopista, carreteras, el tren, el basurero, las escombreras, vertidos, gasoductos, la central eléctrica, el aeródromo, torres de telefonía....¿Qué nos falta?
Ya no puedo pasear por Tafalla. Me duele el alma. Ya no reconozco ni los caminos, borrados por máquinas inmensas que se llevan por delante el paisaje de toda la vida. No encuentro los arbolicos que he visto crecer desde niña ni las repoblaciones hechas con mis nietos en el día del árbol. La mata de arañones que solía visitar todos los años ha desaparecido. No sólo élla sino también el cerro en el que se encontraba. La fuente Rekarte ha sido tragada por las obras. Valgorra no existe. El Plano está destrozado, y lo que le espera. Ir hacia Artajona me provoca lágrimas de rabia. Al Buskil le quedan cuatro días, hasta que llegue el tren. En la Sarda van a poner molinos.....Lo siento, pero he tirado la toalla. Guardaré en mi memoria aquellos paisajes de los que tanto disfruté y no volveré a pasear por Tafalla. No puedo.
Margarita Otazu (La Voz de la Merindad)
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