Las tarifas de las residencias de mayores tanto públicas como concertadas -fijadas desde la Agencia Navarra de Dependencia- han sufrido incrementos superiores al 11% (es el caso de El Vergel) como consecuencia de la entrada en vigor del nuevo sistema de copago previsto en la ley de dependencia lo que ha suscitado quejas de los usuarios más perjudicados tanto por el porcentaje de subida como por aplicarse desde junio, con efecto retroactivo desde el 1 de enero de este año. Los residentes de la residencia El Vergel han recibido con fecha 17 de septiembre misivas del departamento de Asuntos Sociales en la que se les informa de la actualización de la aportación mensual que, en el caso de una persona válida que disponga de ahorros, se eleva a 692,33 euros frente a los 622,60 euros que venían abonando hasta ahora, lo que supone 69,73 euros más al mes.
Ana María Dronda Eraul, hija de unas de las internas del centro que tiene 87 años de edad, cuestiona, junto con otros usuarios de El Vergel que prefieren mantenerse en el anonimato, la nueva subida, que consideran "desproporcionada e injustificada" al tratarse de centros públicos. No entiende que se consienta una subida de un 11,11% cuando el IPC ha bajado 0,8% y las pensiones "han subido muchísimo menos, y los sueldos el 0,3% al que se lo han subido". "Si los gastos no han subido, ni la atención ha cambiado, por qué sube de esa manera la cuota y sobre todo siendo un servicio público. Es abrir la puerta a la equiparación con las residencias privadas", censura.
Cree además que los atrasos suponen un desembolso importante para personas con pensiones como la de su madre, de 561 euros, por lo que lo lógico sería que se revisaran en enero o febrero, "como muy tarde en marzo para que no desequilibren las precarias economías de nuestros mayores, la mayoría con una media de edad entre los 85 y 95 años". Dronga se pregunta a su vez si UPN y PSN apoyan esta "medida abusiva e injustificable" que genera una situación de "impotencia, indignación y nervios a nuestros mayores cuando tendrían que vivir con tranquilidad y bienestar tan bien ganados después de unas vidas duras llenas de trabajo y sufrimiento en muchos casos".
Sus padres vivían en un tercero sin ascensor y hace cinco años que tomaron la decisión de marcharse a una residencia para no ser un carga y "tenían lo justo para vivir con unos pequeños ahorros". Al padre le detectaron Alzheimer, pagaba 1.200 euros por un plaza asistida y la madre 622 euros, la cuota íntegra, para una pensión entre ambos de 890 euros que era lo que aportaban a la residencia. "La diferencia hasta los 2.000 del coste lo ponía la Administración", indica. Poco después decidieron vender el piso, el marido murió y la madre se quedó con el dinero y algún "ahorro", lo que le limita otro tipo de ayudas. "Hay gente que ha gastado su dinero y tiene otros derechos, mientras que aquellas que han ahorrado toda su vida y se han privado de todo, están muy condicionadas", indica.
Ana Ibarra (Diario de Noticias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario