viernes, 9 de octubre de 2009

REFLEXIONES DE JESÚS URRA (BATZARRE) ANTE LAS ELECCIONES DE 2011 (2ª PARTE)

Ofrecíamos ayer la primera parte de las reflexiones de Jesús Urra, dirigente de Batzarre, en las que, entre otras cosas, corroboraba la intención, con los datos actuales, de acudir dentro de la coalición Nafarroa Bai a las elecciones forales y municipales de 2011. Concluímos hoy la transcripción con la segunda parte del artículo, titulada "El papel del cambio".

Aunque sea de modo breve enunciaré algunos trazos de esta cuestión llamada a ser el centro de la lucha electoral desde ahora y en los próximos comicios. Este tema, además, adquiere suma importancia para Na-Bai, pues ocupa un lugar central en su propia constitución. Sin duda habrá que volver sobre el mismo de forma más desarrollada.

A primera vista, el cambio ha sufrido una evolución negativa. En el año 2.007 había un gran movimiento de opinión pública heterogéneo, asentado en PSN, Na-Bai e IU favorable al cambio, que por diferentes avatares se vio truncado. Se produjo la continuidad del gobierno de la derecha con el apoyo exterior del PSN. En el 2.008 las elecciones generales no refrendaron la debacle socialista auspiciada por la mayoría de Na-Bai: el PSN les gana el pulso a Na-Bai e IU. En el transcurso de estos dos años no han mejorado las cosas. Al revés, hay mayor pesimismo, menor expectativa, un desinfle del fenómeno ZP, una pérdida de atractivo de los gobiernos de izquierdas en Cataluña y Galicia, la irrupción de la crisis económica que centra las preocupaciones de la gente, unas relaciones empeoradas entre las izquierdas, una derecha más avisada. Es decir, de entrada nos encontramos con muchos problemas.

Siendo muy cierto todo esto, siendo muy consciente de los serios obstáculos para el entendimiento entre PSN y Na-Bai y dando por hecho que no está clara ni mucho menos la imprescindible mayoría parlamentaria, pienso que los diversos proyectos de cambio estarán en el centro del debate y volverán a polarizar la contienda política y electoral. Y lo veo así por su carácter mítico y porque encierra elementos muy variados y algunos de ellos muy profundos: responde al interés de la sociedad de izquierdas representada por PSN, Na-Bai e IU; hay ganas de desalojar a la derecha tras gobernar durante tantos años; hay una demanda profunda por parte del abertzalismo y del vasquismo navarros de no ser ninguneados y de poder estar representados en un gobierno de coalición de las izquierdas conforme a su peso electoral (un 20-28% del electorado) como cualquier otra corriente social de envergadura. Y del otro lado, desde la derecha, se va a producir una resistencia muy fuerte –como se pudo comprobar la vez anterior y como lo atestiguan los hechos- a abandonar el gobierno.

Por estas razones es completamente necesario trabajar el tema con todo detenimiento.

El cambio también ocupará un lugar estelar en el tercer bloque electoral junto a otras preocupaciones centrales como son la crisis económica y sus secuelas sociales, la defensa del estado de bienestar, la convivencia de identidades, la defensa del progresismo en Navarra, el problema de ETA… Y hemos de aprender de los errores del pasado y ser conscientes de que requiere un acuerdo sólido entre las izquierdas navarristas y pro-vasquistas, de que requiere un esfuerzo enorme de empatía y generosidad por parte de todos los agentes, y de que requiere creérselo de verdad. Sin esta actitud de fondo es difícil que pueda salir adelante. En esta ocasión no me extiendo más en ello.

Para concluir no me resisto a enunciar las cuestiones que constituyen, a mi juicio, los ejes o el núcleo duro de la orientación que el tercer bloque electoral -y especialmente Na-Bai- deberían pergeñar para el cambio. En unos casos simplemente los cito y en otros los desarrollo algo más. Veamos:

(1) Apostar por el cambio y resolver los problemas existentes para el cambio: me refiero a afrontar con todas de la ley la complejidad y la excepcionalidad de Navarra; el tratamiento a ETA que es uno de los principales problemas para la colaboración entre las izquierdas y para el cambio; una línea expresa para ganarse al electorado socialista para la colaboración con Na-Bai e impedir la maniobra de la derecha para atraer al PSN.

(2) Encajar las diferentes piezas para lograr el entendimiento de las izquierdas navarras: la principal responsabilidad recae en el PSN, pero al resto de las izquierdas nos corresponde una responsabilidad esencial para alcanzar dicho objetivo; sin una acción confluyente de las dos partes, no se conseguirá.

(3) El rechazo total de ETA y la crítica firme a Batasuna: las piezas centrales deberían ser una perspectiva prudente sobre la continuidad de ETA si ésta lo desea, la necesidad de su deslegitimación social, la crítica firme a Batasuna por su inconsecuencia política y moral, la autocrítica del abertzalismo y de la izquierda radical por algunos errores (el trato deshumanizado otorgado a las víctimas de ETA entre otros), la desaparición incondicional de ETA sin precio político, la reparación a las víctimas de ETA y a las “otras” víctimas producidas por la vulneración de los derechos humanos por el estado, el saneamiento de la democracia deteriorada por decisiones equivocadas de los jueces, por leyes restrictivas, por policías impunes..., una salida no revanchista tras la desaparición de ETA.

(4) Defender la convivencia de identidades en Navarra: partiendo de las identidades actualmente existentes, propiciando un modelo de integración compleja para Navarra, buscando nuevas bases sobre una síntesis razonable entre navarrismo, vasquismo y abertzalismo.

(5) Fortalecer y normalizar las relaciones entre la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) y Navarra: colocar en el horizonte la vía de la relación intensa más que la de la unificación para este período.

(6) Situar a Na-Bai como una fuerza navarra, independiente, sin que las fuerzas abertzales o pro-vasquistas renuncien a su ideario. Voy a detenerme en dos aspectos.

Na-Bai necesita imperiosamente adecuarse a las señales que viene emitiendo nuestra sociedad sobre su pluralidad identitaria y sobre su diferencia profunda con la CAV; estos fenómenos no son pasajeros, se pueden constatar durante siglos. El proyecto de unidad política territorial de los cuatro territorios en una sola comunidad política se ha mostrado inviable a corto y medio palazo. Por ello, hay que abrir otras vías de acercamiento. Na-Bai tiene que ganar credibilidad y centralidad en la sociedad navarra para avanzar y para normalizar la situación del abertzalismo y vasquismo en nuestra comunidad, para salir del aislamiento, para romper el desprestigio cosechado en las últimas décadas, para invertir su situación actual de lejanía, de desconfianza suscitada en los otros, para no recrearse en un victimismo permanente... Tiene que ganarse la confianza y la amistad del navarrismo de izquierdas y dialogante.

Y en esta fase de cambio, de transición, de readecuación que tanto le afecta al tercer bloque electoral, Na-Bai debería destacar la izquierda y el progresismo entre sus principales señas de identidad. Y debería presentarse en esta fase como una fuerza plural y abrirse dando cabida a gentes nacionalistas-vascas, pro-vasquistas e incluso a no-nacionalistas vascas, favorables todas ellas a un proyecto justo y equilibrado de convivencia entre las diferentes sensibilidades. Esto requeriría buscar un denominador común, una representatividad ajustada para todas las sensibilidades, una visualización de la pluralidad. Esta sería, a mi juicio, una visión ambiciosa, innovadora y realista conforme a nuestra sociedad.

(7) La izquierda navarrista necesita (y le conviene) un pacto con las izquierdas pro-vasquistas o abertzales desligadas de ETA.

En este período la centralidad del cambio reside en el acuerdo PSN-Na-Bai e IU. De igual forma, la primacía le corresponde al PSN por la clarísima hegemonía del navarrismo en nuestra sociedad, por su capacidad integradora (su posibilidad de pactar con unos o con otros, su centralidad en la sociedad, el hecho de ser la principal fuerza orgánica -y seguramente electoral- de la alianza...) Por ello, el PSN estuvo en el centro del huracán en el 2.007 y volverá a estarlo en la próxima ocasión, que se dé.

Además, hay un basamento común entre ambos bloques. Las similitudes de la izquierda navarrista con el vasquismo son mayores que con la derecha por varios motivos: el status social de sus electorados, su confluencia progresista, su sensibilidad y programa sociales, su tradición republicana y de izquierdas, su pasado histórico... Con la derecha comparte el proyecto navarrista (en parte, pues siempre ha mostrado una actitud más abierta hacia el vasquismo y en su electorado cuenta con un porcentaje importante, que se sitúa dentro del vasquismo cultural) y desgraciadamente comparte la persecución de ETA, algo que desde Na-Bai deberíamos tener más en cuenta.

Igualmente, así fue esta colaboración en el pasado, especialmente en el antifranquismo, aunque no estuvo exenta de límites evidentes (las desavenencias notables entre izquierdas y nacionalismo-vasco durante el período republicano, posteriormente durante la dictadura esa colaboración se circunscribía en su experiencia a un número de personas muy reducido). Sin embargo, los errores de unos y de otros torcieron esta trayectoria y propiciaron el desencuentro tras la instauración de la democracia. Hoy es ETA el principal obstáculo para iniciar en serio este acercamiento y para abrir una etapa nueva en Navarra.

En mi opinión, si hay voluntad sincera de sacar adelante esto, existe una confluencia de intereses suficiente para lograrlo. Analizando el mapa electoral es difícil que se produzca un cambio fuerte y cualitativo sobre los tres bloques político-electorales, que, con sus dientes de sierra, se repiten desde hace 30 años; y en esas condiciones ambas izquierdas se necesitan. Hay sectores sociales de los dos bandos, que demandan un proyecto integrador. Ensanchar estos sectores debe ser uno de los grandes retos de Na-Bai. Así percibe la derecha este peligro y trata de impedir como sea el cambio inter-identitario.

La izquierda navarrista se halla en condiciones inmejorables para preservar su identidad navarrista y para disputar los sectores electorales que basculan entre ambas izquierdas, pues los deseos ampliamente mayoritarios de la población navarra avalan sus tesis navarro-españolas.

Por otro lado, el PSN debe adecuarse a la nueva situación del vasquismo navarro tras la irrupción de Na-Bai; a la larga si ETA desaparece, si el abertzalismo y el vasquismo avanzan en la adecuación a la sociedad navarra del siglo XXI y apuestan por proyectos más integradores, le obligaran a moverse. Además tiene que definir su línea frente a la derecha y exponer con claridad sus límites y sus exigencias para un acuerdo con las izquierdas pro-vasquistas o abertzales desligadas de ETA. La indefinición practicada durante estos años le ha resultado claramente perjudicial, a mi juicio. Precisamente es el momento y la oportunidad de liderar (o co-liderar) un proyecto potente de reformas.

(8) Un programa potente de reforma social y de avance progresista
Este capítulo debe ser el más importante: una combinación de la defensa, avance y desarrollo del Estado de Bienestar para la mayoría social con un plan de medidas de todo tipo frente a las repercusiones de la crisis económica sobre los sectores más desfavorecidos.

Dejo para otra ocasión el entrar con más detenimiento en los problemas serios que plantea la gestión de un plan realista de cambio. Este es el principal nudo gordiano de la cuestión.
Jesús Urra Bidaurre.

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