sábado, 19 de octubre de 2013

"TE MACHACAS LOS PIES Y TODO POR CONSEGUIR UN STATUS"

¿Por qué las mujeres nos ponemos tacones? ¿Y por qué los hombres no? ¿Qué nos aporta un tacón? ¿Por qué los hombres no usan faldas? Quizá estas sean preguntas que nos hacemos a lo largo de nuestra vida. Han sido las que se ha hecho Raquel Rei, directora del corto 'Diez centímetros más cerca del cielo', que ha inaugurado la V Edición del Festival Internacional Cine Invisible que organiza la ONG de Cooperación al Desa­rrollo KCD en Bilbao. Raquel, gallega y parte del colectivo audiovisual As Candongas do Quirombo, nos invita a reflexionar durante 25 minutos sobre qué hay detrás de los tacones, cómo se construye el género y cómo es la sociedad en la que pisamos.
DIAGONAL: ¿Cómo nace la idea de los tacones y por qué lo planteas desde un punto de vista personal?
Es algo que me rondaba la cabeza aunque no sabía muy bien qué iba a ser hasta que di con la idea de este documental. Siempre voy mirando al suelo y veo muchos tacones. Mi propia vida estaba marcada por ser mujer, a ciertos actos tienes que llevar tacón o ir vestida de una manera determinada. Y todo eso me daba vueltas; cómo detrás de este objeto tan simple y banal, que en realidad no lo es, hay muchas más cosas... No es casualidad que las mujeres seamos las que usamos los tacones, no es casualidad que cada vez sean más altos. Evidentemente los tacones son una excusa más para hablar del género desde el feminismo.
¿El objetivo era criticar a las mujeres que usan tacones?
Criticar nunca, poner sobre la mesa las cartas, sí. Yo muestro mi posición pero nunca para insultar, ni para criticar, sino para que reflexiones, uses o no tacones. Si los usas, me parece genial. No quiero eliminar esa posibilidad ni tampoco la de que los usen los hombres, pero se trata de que te pares a pensar en el por qué los usas o por qué no los usas. Ir más allá de la cuestión del zapato en sí, que reflexiones sobre ti como mujer dentro de esta sociedad, sobre cómo te construyes y cómo te construyen, y ver qué hay detrás de toda esa construcción de las mujeres.
Y para ti, ¿qué hay detrás?
Muchas cosas. Es algo que no nos planteamos, a lo mejor, un día que vamos de boda. Hay una construcción de género. Se nos dice cómo tenemos que ser y se nos marca el canon de belleza. Detrás de los tacones está la mirada del otro; y digo otro, no otra, porque lo que está es la mirada masculina. Quien te mira, aunque sea tu madre, si lo hace a través de los ojos de la sociedad patriarcal, te mira para reconocerte, para aprobarte. Los tacones o cualquier elemento externo te aportan autoestima y seguridad, nos definen y nos reconocen, y el reconocimiento te dice en qué caja debes entrar. El tacón es también un objeto sexualizado. Hay una doble moral, porque está el objeto de deseo pero también la mujer perfecta, la que tendrías como novia, como compañera, como madre de tus hijas e hijos, y todo depende de la altura y el tipo de tacón. Cuanto más alto sea, supuestamente, más experta eres en seducción y menos te puedes mover, te inmoviliza, no tienes agilidad y te vulnerabiliza. Eso es lo que comenta Manolo Blahnik, diseñador de élite, que los tacones no están hechos para caminar sino para que lleves a tu lado a un hombre estupendo. La socióloga Patricia Beltrán decía que los zapatos representan esa búsqueda de ser algo mejor, una mejora social, una mejora estética, una posición más alta.
Me resuena una frase que escuché en el corto que decía algo así: “Da igual si te pones el tacón más alto del mundo si luego cuando te los quitas estás en un mundo desigual”.
Ésta es la conclusión final. Digamos que puedes ponerte los tacones más altos del mundo, pero da igual, eres mujer y, por lo tanto, cuando te los quites seguirás en una sociedad injusta y desigual, seguirás discriminada. En cuestión de zapatos, de pies, de tacones... te machacas los pies y todo por conseguir un estatus, pero ese estatus siempre estará por debajo de los hombres. Funcionamos en una sociedad piramidal que te obliga a ir subiendo, y puedes estar por encima de unos pero estarás por debajo de otros. Serás la que tiene que ser mujer, la que no puede ser dura, tendrás que ser amable, la madre, la hermana, la puta también… tienes esas opciones, y si no las tienes, eres hombre, y si eres una mujer con actitudes de hombre tienes un problema.
¿Es el documental un acto de desobediencia?
Sí, una desobediencia a lo mejor más light, pero una desobediencia. Primero por ser una mujer que hace audiovisual y segundo por decir lo que pienso desde mi perspectiva. Este documental o cualquier cosa que hagas para cambiar algo, desmarcarte y romper con lo que se espera de ti es desobedecer. Para mí es fundamental hacerlo con pequeños actos en nuestra vida privada y cotidiana, que es lo más difícil, porque ir a una manifestación es sencillo, desobedecer en casa es otra cosa.
Itziar Pequeño, en Diagonal

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