Los saludos fascistas y las banderas del régimen franquista se multiplicaron en la concentración de la AVT. Muchos de quienes las enarbolaban han votado al PP pero ahora le señala por no desobedecer a Estrasburgo. Como si hubiese entrado en un túnel del tiempo, Colón se acercó ayer mucho a las grandes concentraciones de la plaza de Oriente.
Segundos después de que Ángeles Pedraza, presidenta de la AVT, cerrase su intervención, el himno español daba por concluido el acto. En ese momento, muchos de los asistentes acompañaban la música levantando su brazo derecho y realizando el saludo fascista. No fue el único gesto ultra que pudo verse en una concentración en la que, aunque no eran mayoría, los símbolos relacionados con la dictadura franquista eran fácilmente identificables en muchos puntos de la plaza. Teniendo en cuenta que la protesta se dirigía contra la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tampoco podían percibirse tantas diferencias respecto a un vídeo, datado en 1975, en el que un seguidor de Franco clama ante la cámara: «¡Viva España, muera Europa, hijos de puta!» En aquel momento, quienes sostenían 40 años de dictadura trataban de realizar una demostración de fuerza ante las condenas que llegaban de Europa por las ejecuciones de Txiki, Otaegi y tres militantes del FRAP. En este, las miradas también se dirigían hacia el norte. Aunque, en este caso, contra sus jueces, que han considerado ilegal el alargamiento artificial de las condenas. Las críticas se centraron en Luis López Guerra, magistrado español vinculado al PSOE. Pero se ampliaron, incluso, a la Audiencia Nacional, heredera del Tribunal de Orden Público y que la propia Pedraza describió como «creada para derrotar a ETA».
Además de las similitudes históricas, lo cierto es que la parafernalia fascista cobró ayer mayor importancia que en otras convocatorias. Especialmente, en las críticas contra PP y PSOE. Es el caso de una pancarta, ubicada en la parte trasera de Colón, donde podía leerse: «el que la hace la paga. ETA = PPSOE». También con la multitud de banderas con el águila que podían verse entre los asistentes. Paradójica, la imagen de una de estas enseñas ondeando frente al escenario, decorado con dos lazos negros y la palabra «justicia» en grandes letras.
Los grupúsculos con camisetas de «España una, grande y libre» eran fácilmente detectables. Sin embargo, los del brazo en alto de ayer formaban parte del núcleo de votantes del PP. Y así lo dejaban claro. «Ya veréis en las elecciones», desafiaba un joven. Tras él, la pancarta de «cadena perpetua» no tan distinta del «mano dura» que hace casi cuatro décadas se reclamaba en Oriente.
Alberto Pradilla, en GARA
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