martes, 1 de marzo de 2011

UNA TAFALLESA EN UN GALEÓN ANDALUZ

La tafallesa Marina Iborra Esparza, de 27 años, se encuentra en estos momentos navegando en un galeón andaluz rumbo a Portugal. Su aventura terminará el próximo 17 de marzo en la ciudad portuguesa de Portimao. Marina Iborra forma parte del Galeón Andalucía, una réplica de un navío del siglo XVII, con el que la Fundación nao Victoria se presentó en la Exposición Universal de Shanghai 2010. Este navío salió de Sevilla en marzo del año pasado rumbo a China. Durante el viaje, los tripulantes han parado en distinto puertos para promocionar Andalucía y la historia marítima de España.

Esta tafallesa, profesora de Magisterio Musical y Educación Especial, se incorporó a esta aventura desde Estambul el pasado 2 de febrero. Su vínculo con Andalucía se encuentra en una persona: José Viñas, un andaluz al que conoció hace unos veranos cuando ambos ejercían como monitores de campamento. "Los he seguido desde el principio por mi amigo José. Fui a ver cómo construían el barco en Huelva y cuando zarparon los seguía a través de la página web (http://www.guadalquivirriodehistoria.es/). Pero nunca creí que formara parte de la tripulación porque Andalucía es una comunidad muy grande y el galeón tiene una capacidad para 40 tripulantes", explica Marina Iborra.

Pero la suerte se puso de su parte y Marina recibió una llamada a finales de enero: "Me llamó mi amigo José y me dijo que existía la posibilidad de subirme al galeón. Me dio un día para hacerme todos los papeles y al día siguiente ya estaba en Estambul. Mi madre se puso loca y mi padre estaba encantado", relata Marina. En un principio se marchaba con la idea de permanecer una semana en el galeón porque se estaba preparando para las oposiciones de Magisterio: "Me fui con la idea de desconectar una semana. En diciembre se me había terminado una baja en Escolapios y desde entonces estaba de voluntaria en el colegio. Como ya no va a haber oposiciones, decidí quedarme hasta el final del viaje".

Durante el mes que lleva en el galeón, ha trabajado como una más. Forma parte de uno de los tres grupos de guardias: "Tenía claro que iba a trabajar y colaborar". Durante las cuatro horas de trabajo, se encarga de engrasar, pintar y reparar piezas del interior y el exterior, y atar los cabos. "Controlo cada día más. El galeón tiene unas partes características distintas a las de un barco de vela", asegura.

La mayoría de los tripulantes son chicos. De los 40 a bordo, sólo hay tres chicas, pero Marina subraya que trabajan igual: "Nos subimos igual a los palos, pero hay que reconocer que ellos son unos cocinillas", comenta entre risas.

Cuando lleguen al puerto de Portimao, Marina terminará su aventura. Las personas más involucradas en el proyecto continuarán hasta Cádiz y Sevilla, donde acudirá esta tafallesa para saludar a sus compañeros de viaje. Allí, Marina deberá devolver al capitán del barco su navaja: "El primer día que cené en el galeón busqué sitio y me senté en la butaca del capitán (único sitio reservado en el galeón). Cuando llegó el capitán me dijo: "Tú chiquita ¿qué haces ahí?". Vio que no era andaluza y se alegró de que la gente del norte fuera a ayudarles. Me preguntó que si tenía navaja, porque uno no es marinero sin una navaja. Le dije que no había traído por miedo a que me la quitaran en el avión. Me dejó la suya para el viaje y desde entonces dicen que soy la enchufada".

Marta Olcoz, en Diario de Navarra

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