El deterioro de la única imagen que quedaba de la hija de Carlos III el Noble era tan palpable que en julio de 2005 varios vecinos iniciaron una campaña para llamar la atención sobre su estado.
Asistidos por una elevada escalera, varios activistas colgaron entonces de la talla un cartel que decía “Salvad a Blanca” junto a un logotipo de la marca que difundía el turismo de Navarra.
A la vez, a través de Internet, se difundió una carta que reclamaba la restauración de la escultura al consejero de Cultura Corpas y a la alcaldesa de Olite, Mari Carmen Ochoa (PSN).
Muchas personas se adhirieron la reclamación, incluidos grupos culturales de Aragón y Sicilia, donde Blanca reinó antes que en Navarra gracias a su matrimonio con Martín el Joven y donde la última reina Evreux es todavía popular.
Finalmente, en 2007, el consejero Juan ramón Corpas ordenó la retirada de la estatura del claustro y su restauración. Una vez reparada, la efigie de Blanca ya no regresó a la arcada de la iglesia de Santa María, ya que se decidió que quedara ubicada en el interior del Castillo.
El Colectivo Ordago de Olite también se vio involucrado en la recuperación de esta importante figura de la historia medieval, ya que a principios de 2009 colaboró en la edición de un nuevo libro obra del escritor siciliano Alfio Patanè en el que la reina navarra aparece junto a otros gobernantes de la ínsula. La obra ha salido recientemente a la luz.
Ahora, el Gobierno de Navarra ha visto la ocasión de colocar en el claustro de Santa María una réplica de la talla original, que llena un hueco vació desde hace más de dos años, y ha instalado la verdadera talla en el interior de la iglesia, al lado de la epístola.
La escultura Blanca de Navarra -(1385-1441), hija de Carlos III el Noble y Leonor de Trastámara, que tras enviudar del rey Martín de Sicilia casó en segundas nupcias con el infante don Juan de Aragón-, muestra a una dama ataviada a la moda de la época, destacando su tocado de cuernos y la corona, en la que todavía se aprecian restos del dorado y policromía originales.
El tiempo ha borrado del rostro las carnosas mejillas y los pequeños labios que esbozaban la sonrisa con la que presumiblemente la retrató el escultor de origen borgoñón Johan Lome de Tournai. Doña Blanca aparece orante, de pie, con las manos unidas y sosteniendo una filacteria con la inscripción “Mater meu de”. Se alza sobre una peana con los escudos heráldicos que identifican al personaje.
Colectivo Ordago
No hay comentarios:
Publicar un comentario