domingo, 27 de diciembre de 2009

LA POLÍTICA COMO PROBLEMA

La última encuesta del CIS coloca a la política y a los partidos como la tercera preocupación de los españoles. Avanza posiciones con respecto al mes anterior y escala ya la tercera posición . Hace años la situación de la política era vista como problema por el 7% de encuestados , hoy alcanza casi el 17% y en los últimos meses ha avanzado más de tres puntos.
Estos datos son una pésima noticia siempre, pero lo son todavía más si tenemos en cuenta que la primera preocupación es el paro y la segunda la situación económica. Viendo los datos en su conjunto es fácil deducir que además del desprestigio de la política aparece con fuerza la idea que las preocupaciones fundamentales de la gente no encuentran solución en la política y consecuentemente en el sistema de representación e institucional que le dan sustento.

Estos datos indican una distancia demoledora entre la política y la vida social y civil, un desencuentro sin precedentes entre los modos de representación y las expectativas de los representados. En mi criterio son indicadores de una crisis política que seguramente se ha infravalorado o se ha analizado erróneamente desde sus efectos electorales o de luchas partidarias , más que desde el riesgo político que representaba .

El abandono del espacio público para la regulación de la convivencia , la economía y los intereses públicos y la ocupación del este espacio por la lógica del mercado y los intereses privados , son algunos de los factores que están en la base de la crisis política .

Los fenómenos de corrupción son la punta del iceberg y la consecuencia más visible del abandono del control político y social , de la permisividad con el fraude fiscal, la especulación, los paraisos fiscales o las SICAV. Desde Gürtel en Madrid y Valencia a Sta Coloma, pasando por Millet , Baleares y los antecedentes de Marbella y la Costa del Sol han puesto de manifiesto que eran algo más que casos aislados y de aprovechamientos particulares . En momentos de crisis económica han aparecido como una consecuencia intolerable de despilfarro, de abuso , de injusticia y debilidad institucional que se ha mostrado incapaz de detectar y erradicar todas estas conductas y privilegios.

Ante esta situación no es tolerable el análisis de los partidos mayoritarios que utilizan la corrupción y el descrédito de la política como arma arrojadiza y que no hace más que añadir desconfianza sobre el conjunto de la política, pero tampoco vale situarse como observador neutral confiando en que nuestro sentido ético y la no vinculación a estos episodios nos van a hacer visibles de forma natural en alternativa creible para otra forma de hacer política.

Es imprescindible lanzar una ofensiva para recuperar la política y para ello son necesarias propuestas solventes para exigir sin ambiguedades la determinación inmediata de las responsabilidades políticas (sin delegar a la resolución judicial exclusivamente ) con medidas que deben garantizar el funcionamiento escupruloso de las instituciones , las administraciones públicas y los reponsables políticos. Es urgente también abordar reformas legales, de los sistemas parlamentarios, de la ley electoral y de organización de los propios partidos políticos . Es necesario además superar hipotecas de una transición que en nombre de la estabilidad y la prudencia ha consolidado los sistemas mayoritarios y la debilidad de las instituciones con poca capacidad para los controles sociales y políticos y menos capacidad aún para garantizar transparencia , información y participación.

Y desde la izquierda que representamos a la vez hay que lanzar una contundente propuesta para reconstruir la política , para situar lo público democráticamente articulado, en el centro de las preocupaciones sociales y capaz de subordinar al resto-mercado incluido- a las necesidades de la mayoría.
Inés Sabanés, ex-portavoz de IU en la Asamblea de Madrid


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