jueves, 23 de octubre de 2014

DEMANDA ARTIFICIAL

Las demandas artificiales. Las demandas artificiales, que mencionó Barcina al hilo de la extensión del Modelo D a cualquier punto de la geografía navarra si se modifica como parece que así será la Ley del Euskera de 1986: “Con el cambio se pueden crear demandas artificiales con objetivos políticos”. Me encantan las palabras nuevas. O las uniones de palabras que aportan más que la suma de esas palabras en solitario. También disfruto cuando alguien en su enfado o en su berrinche confunde lo que quiere decir. Y que encima y además y por esta confusión insulta al otro. No existen las demandas artificiales. Por definición una demanda es algo real. Demandas comida si tienes hambre, bebida si tienes sed y cultura si te sientes bobo, pero si lo haces, si demandas, es porque existe algo real, tangible, que deseas. Si padres y madres de localidades de Navarra creen que sus hijos e hijas van a formarse mejor o más en el Modelo D, eso no es una demanda artificial. Puede ser una demanda insuficiente, que lleve a costes económicos disparatados, pero nunca artificial. Puede ser una demanda que no gusta a Barcina y su gente, que siempre ven en el otro a un ser -padres en este caso- abyecto que solo tiene objetivos políticos, como dijo ella. Es aquí donde Barcina insulta a esos padres y madres. Y lo hace gravemente, negando la posibilidad de que simplemente quieran que sus hijos estudien en euskera, que es un idioma. La oferta sí que puede ser artificial y muchas veces lo es. Si ofertas un macropabellón, un circuito de coches, un museo de la fiesta. A veces se ofrecen cosas poco viables o muy arriesgadas que no coinciden con la demanda, muy inferior a lo que se ofrece y a lo que se gasta. A UPN lo que de verdad le puede es que ya no controla todo el supermercado y cada vez menos qué quiere la gente para comer, para beber y para dejar de ser bobo.
Jorge Nagore, en Diario de Noticias

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