La vergonzosa campaña de descrédito contra el modelo D, desarrollada recientemente por algunos políticos y periodistas a cuenta de un supuesto informe de la Guardia Civil, ha hecho pasar desapercibida una efeméride importante para la educación en euskera en Navarra: el cincuenta aniversario de la primera ikastola navarra tras la Guerra Civil.
Efectivamente, el pasado 15 de noviembre se cumplió medio siglo de la puesta en marcha de Iranzu Ikastola, un centro impulsado por José Antonio Muguerza siguiendo los pasos de las incipientes ikastolas guipuzcoanas. La andereño Itziar Arbea se iba a encargar de los 27 niños inscritos en el centro, ubicado en el número 20 de la calle Aoiz de Iruñea. El gobernador, sin embargo, mandó aquella misma mañana a la Policía para que clausurara el centro alegando que algunos de los miembros de su junta eran "políticamente sospechosos". Se supone, claro, que habría mediado alguna sesuda investigación de la benemérita para cortar las alas de tan efímera iniciativa.
Aquellos euskaltzales navarros, cuya referencia no deberíamos olvidar, no se arrugaban fácilmente. Así que dos años después consiguieron poner en marcha Uxue Ikastola, de la que en 1970 surgirían las actuales San Fermin y Paz de Ziganda. Y a partir de ahí, las ikastolas fueron extendiéndose por la geografía navarra como el más ilusionante símbolo de la recuperación de nuestra lengua vasca que vivía una penosa época de retroceso.
Una década después, el modelo de enseñanza en euskera se empezó a implantar en algunos centros públicos, proceso que se intensificó tras la aprobación de la Ley del Euskera de 1986.
A pesar de tratarse de una ley cicatera, que impide la elección del modelo en euskera en la enseñanza pública de la llamada "zona no vascófona", el modelo D se ha consolidado en los últimos años en Navarra demostrando solidez y calidad contrastada, siendo al mismo tiempo una de las claves en la recuperación del idioma.
Seguramente esto último explique las recurrentes e irresponsables campañas de difamación de la derecha navarra contra la enseñanza en euskera. Hicieron algo parecido cuando Euskaltzaindia -creada por las cuatro diputaciones vascas- aprobó la estandarización del idioma, otra de las claves para su normalización. Aunque sea paradójico que un partido llamado navarrista actúe así, ya se ve que todo cuanto pueda contribuir a fomentar la lengua vasca a la derecha navarra le pone muy nerviosa.
Lejos de aportar nada para el fomento de nuestra lengua, UPN se ha esforzado en los últimos años en entorpecer su normalización, incumpliendo incluso la insuficiente Ley del Euskera a través de decretos que pretenden convertir la llamada zona mixta en no vascófona y la vascófona en mixta. La presidenta Barcina, por ejemplo, en su época de alcaldesa se empeñó en hacer invisible el euskera en Pamplona, llegando al ridículo de reducir al mínimo el tamaño de letra en lengua vasca de los textos bilingües o eliminando la traducción del nombre de las calles. Por cierto, como estamos viendo recientemente, el actual alcalde Maya se ha mostrado fiel escudero en esa campaña.
En materia de euskera, UPN está demostrando poca altura política y menos responsabilidad, al tratar de esconder los graves problemas económico-sociales y su incapacidad para resolverlos aventando sus recurrentes obsesiones, sin importarle dañar la convivencia.
El euskera es la mayor joya cultural de Navarra y del resto de territorios vascos. Eso ya lo tenían claro Campión, Iturralde y Suit, Ansoleaga, Altadill y el resto de ilustres intelectuales navarros que, a finales del siglo XIX, crearon la Asociación Euskara; o los miembros de la asociación Euskeraren adiskideak, que en 1932 pusieron en marcha la primera escuela en euskera en Pamplona; y, por supuesto, los impulsores de las ikastolas y el modelo D público, que ahora se ha intentado criminalizar de manera tan vergonzosa.
Tenemos la suerte de mantener viva la lengua más antigua de Europa. Una lengua que mira al futuro, incorporándose a la enseñanza en universidades de todo el mundo y ocupando su lugar en las nuevas redes sociales.
Y mientras tanto, el Gobierno de Navarra sigue con su política de siempre, la que mezcla la indiferencia con recurrentes campañas de acoso; la que condena a Euskalerria Irratia a 25 años de alegalidad, impide que los navarros veamos ETB y deja a los euskaltegis sin subvención; la que valora más el conocimiento del inglés que el de la lengua propia, al tiempo que pretende contraponer ambos idiomas, como si el modelo D no hubiera demostrado ser puntero en plurilingüismo.
También por todo esto Navarra merece un cambio político. Porque es obsceno y ofensivo tratar de utilizar el euskera para crear conflicto, crispación y enfrentamiento. En Geroa Bai entendemos que hay otra forma de hacer las cosas, entendemos que el euskera es patrimonio de todos los navarros y todas las navarras, independientemente de su lugar de residencia, y bajo ese convencimiento desempeñamos nuestro trabajo. Con iniciativas sencillas pero firmes y efectivas, como la que va a facilitar que en Navarra se pueda ver ETB a través de la TDT, como la que trata de ofrecer un balón de oxígeno a las ikastolas de la zona no vascófona proponiendo que las personas que hagan aportaciones se beneficien de deducciones fiscales o como la aprobada en Iruñea para que el euskera ocupe el lugar que le corresponde a través del callejero oficial bilingüe de la ciudad.
Porque una sociedad moderna y culta tiene que poner en valor su idioma, respetarlo, fomentarlo y crear las condiciones para que siga vivo entre nosotros como lo que es: la mayor joya cultural de nuestra comunidad.
Uxue Barkos, Manu Ayerdi y Patxi Leuza, cargos públicos de Geroa Bai (en Diario de Noticias)
No hay comentarios:
Publicar un comentario