"Reconocer una injusticia y proteger a sus víctimas debe ser un objetivo prioritario para los poderes públicos en un estado de derecho. Por ello es trascendental reparar el daño causado, reconocer la situación de indefensión y poner todos los medios al alcance para restituir, reconocer, recordar y recuperar". Es el primer párrafo que se recoge en la exposición de motivos de la Ley Foral de reconocimiento y reparación moral de las ciudadanas y ciudadanos navarros asesinados y víctimas de la represión a raíz de la represión militar de 1936, aprobada por el Parlamento de Navarra el pasado 15 de noviembre.
Entre las decenas de personas que ese día abarrotaban la tribuna de invitados del legislativo navarro se encontraban dos a las que todo este proceso ha terminado por convertir en amigos: Josefina Lamberto y Gorka Moreno. Víctima una, periodista el otro, ambos se fundieron en un emocionante abrazo tras la aprobación, que sin embargo no sirve para paliar el sufrimiento de quien, por la dureza y crueldad de su historia, se ha convertido en uno de los símbolos de esta reivindicación.
Hermana de Maravillas, aquella niña de Larraga de tan solo 14 años que fue salvajemente violada y asesinada, Josefina es además hija de Vicente Lamberto, que también fue tiroteado en aquella fatídica noche de agosto del 36. Desde entonces hasta hoy, la vida de aquella niña que contaba tan sólo con 7 años, ha sido una sucesión de injusticias y desprecios por parte de una sociedad que siempre ha mostrado con ella su cara más dura. Quizás por eso, el periodista Gorka Moreno no pudo ni quiso conformarse con conocer sus vivencias para poder reflejarlas en su libro "Unidos por la verdad, 1936-2012", sino que además ha logrado entablar con Josefina una bonita amistad. Esa amistad y compromiso se tradujeron en una investigación más profunda, destinada a dar con el cuerpo de Vicente (el de Maravillas fue incinerado). Lo único que según ella confesaba en el libro, "podría darle cierta paz".
Durante meses, Gorka Moreno ha compartido trabajo con gente de distintas ideologías: desde la Asociación Txinparta hasta la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, pasando por el concejal de UPN en Pamplona, Juan Frommnecht, que culminó el pasado 23 y 24 de septiembre con las investigaciones para tratar de hallar los restos en la localidad por parte de Aranzadi: "fueron dos días de búsqueda en los terrenos de la antigua 'huerta de Juan Vízcar' en Iruñela, término situado en el Valle de Yerri. Ya desde el primer momento, los técnicos de Aranzadi vieron bastante claro que era muy difícil encontrar restos, debido a las obras de concentración parcelaria, realizados en la zona a principios de los 70. Pero confirmarlo de manera definitiva fue un mazazo ante el que Josefina volvió a darme una lección de dignidad, terminando por consolarme a mí", declaraba el periodista y reciente Premio Teobaldo al mejor trabajo en defensa de los valores y derechos humanos, que ya recoge todos los datos de esta investigación en el que será su segundo libro.
En "Unidos por la verdad", Gorka narra la tragedia familiar de Josefina, que con tan sólo siete años perdió a su padre y a su hermana de la manera más cruel, pero cuyas desgracias no terminaron ahí. Junto a su madre Paulina y a su hermana Pilar, siguió sufriendo el desprecio y la sinrazón de la guerra y la miseria de una posguerra en la ciudad, "a la que tuvieron que marchar porque se quedaron sin nada". A pesar de todo lo sufrido, Josefina no perdió la fe y en contra de la voluntad de su madre, se hizo monja "para poder ayudar a los demás a no tener que pasar lo que yo pasé". Pero esto tampoco salió como esperaba y nuevamente fue objeto de desmanes y menosprecios por parte de su congregación. Tras perder toda su familia, abandonó su vocación y se quedó sola. Pero tras años de viajes, logró volver a su tierra: concretamente a la Casa de Misericordia, "donde a diario se levanta a las 5:00 de la mañana para ayudar a doblar ropa". También colabora como voluntaria en el comedor solidario París 365. Ambas tareas, junto con la amistad que le han brindado tanto Gorka como la Asociación de Familiares de Fusilados, son las únicas luces que ha conseguido prender al final de una vida llena de sombras.
Entorno Zona Media
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