La excelente fotografía de Patxi Cascante que ilustraba la portada de DIARIO DE NOTICIAS del pasado jueves representa la alegoría perfecta del desbarajuste que padece Navarra. Una buena representación del poder foral de siempre aparece con los ojos cerrados y un dedo al frente intentando regresar al Norte, esa ubicación metafórica donde se debe llegar para solucionar los problemas una vez que se ha perdido el Norte. La imagen forma parte de un juego propuesto a los invitados al acto de entrega de los premio anuales de la Cámara de Comercio por uno de los galardonados este año, Jon Angulo, director de Hidro Ruber. Y si se atiende a la actitud de los dirigentes políticos, judiciales y económicos de Navarra, señalando cada uno con el dedo a un lugar diferente, se entiende fácilmente que la propuesta no era un mero juego: realmente, esos señores y señoras no tienen idea alguna de hacia dónde cae ese Norte perdido que Navarra necesita reencontrar. De hecho, la presidenta Barcina destaca entre el desconcierto general de dedos señalando a ninguna parte por ser quien opta por indicar una dirección contraria a la de la mayoría. Otra metáfora de la confusión del Gobierno. En efecto, esta Navarra oficial, el régimen que lleva años haciendo y deshaciendo a sus anchas, ha perdido el Norte y ha arrastrado a la Navarra real, la que conforman sus ciudadanos y ciudadanas y sus organizaciones sociales y civiles y políticas, al desconcierto y ruina actuales. Con un Gobierno foral sin nuevos Presupuestos por segundo año consecutivo, anquilosado en la más burda intolerancia -y la ridícula y trasnochada reacción a la puesta en marcha de la digitalización de ETB en Navarra es otra muestra-, y en la más absoluta inoperancia administrativa, ellos siguen a los suyo. Lo mismo juegan en Bolsa con el dinero público de todos los navarros y navarras que invirtieron por sus intereses políticos partidistas en Iberdrola que condenan a las personas a largas horas de espera para unos simples análisis de sangre o aplazan operaciones ya planificadas porque siguen devaluando las prestaciones de la sanidad pública o espían ilegalmente a cientos de profesores de la enseñanza pública o se tiran los trastos a la cabeza unos a otros por las responsabilidades en la desastrosa desaparición de Can. Todo ello en una sola semana. Todo muy previsible y muy inútil. Por cierto, la comida organizada tras la entrega de los premios de la Cámara de Comercio fue además ejemplo transparente del desorden general que ha anidado en el régimen: hubo boicot y comida alternativa de quienes se sintieron insultados por otro de los premiados, Antonio Catalán. La sociedad Don Saturnino reunió, entre otros, a Miguel Sanz y Roberto Jiménez, quienes se negaron a acudir al acto. La deriva hacia el estado de desguace de este caduco y viejo modelo político es irreversible. Es imposible que quienes han perdido el Norte sean capaces de volver a encontrarlo. Sus dedos les delatan.
Joseba Santamaría, en Diario de Noticias
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