A las cinco de la tarde de ayer, más de 48 horas después de que DIARIO DE NOTICIAS levantara la liebre, tanto la principal afectada como su partido seguían sin dar explicación alguna. Tampoco el otro periódico de esta provincia se había hecho eco del tema. Ese que, sin embargo, acababa de ofrecer un "mapa de la corrupción en España" en el que, casualmente, no aparecía Navarra. Es probable que no haya nada punible penalmente en el hecho de que Barcina haya sido beneficiaria de un negocio para clientes exclusivos de la CAN mientras formaba parte de sus órganos decisorios. La patada en la entrepierna a las leyes de la Ética y sobre todo de la Estética es, no obstante, considerable. Barcina quizás pueda hacer como particular los negocios que desee. Un cargo público, en cambio, no puede lucrarse de las instituciones donde se sienta por representar a la ciudadanía. Primero fueron las comisiones opacas por valor de varios cientos de miles de euros. Ahora salen a la luz inversiones casi igual de opacas para clientes vip -en la CAN los que sacaban tajada eran siempre los vip- en la institución financiera en la que, en calidad de alcaldesa de Pamplona, presidía su Comisión de Control. Bendito "mandato legal" que tanto beneficio ha traído al bolsillo de la ciudadana Barcina. Ya es casualidad, prácticamente al mismo tiempo que nos ilustrábamos con las andanzas inversoras de nuestra presidenta, nos enterábamos de que el solar que debía de alojar a uno de sus proyectos estrella, el contestado Museo de los Sanfermines, acabará muy probablemente convertido en espacio canino. O dicho para que se entienda, en cagadero para perros. Ni más ni menos que lo mismo en lo que está deviniendo la gestión de UPN y la propia de Barcina. A veces no es que salgamos en busca de metáforas, es que las metáforas nos asaltan y nos llevan por delante.
(Columna dedicada al pastor de Izkue y su Lagun, lectores míos).
Aingeru Epaltza, en Diario de Noticias
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