Yolanda Barcina figura en la lista de clientes exclusivos que adquirieron en 2009 la propiedad de la sede central y de las mejores oficinas de Caja Navarra. La presidenta del Gobierno de Navarra, que hace unas semanas dijo que asistía a los consejos y cobraba las dietas de Can "por imperativo legal", invirtió una parte de sus ahorros en un negocio que le genera una rentabilidad del 6% anual, que se destinó a personas de elevado patrimonio y que ilustra como pocos el posterior derrumbe de la entidad. La caja, diluida ahora en CaixaBank, dejaba incluso de ser propietaria de sus locales -entre ellos la sede central de Carlos III- y pasaba a ocuparlos en régimen de alquiler.
Según consta en la documentación a la que ha tenido acceso GRUPO NOTICIAS, Yolanda Barcina posee el 0,23% de Navarra Building SL, una sociedad constituida el 18 de septiembre de 2009 y que agrupa a los clientes de Caja Navarra a los que la entidad vendió un grupo de 25 oficinas, situadas principalmente en Pamplona y su comarca. Los clientes pagaron 20,65 millones de euros por estos locales e hicieron frente a una ampliación de capital de 638.697 euros el 30 de septiembre. Esto supone que Barcina, en ese momento alcaldesa de Pamplona y presidenta de la comisión de control de Caja Navarra habría invertido en esta sociedad cerca de 50.000 euros. Según consta en la memoria de Navarra Building, los gastos y los impuestos correspondientes a la operación fueron asumidos por la parte vendedora, es decir, por Caja Navarra. Solo el IVA de la operación completa ascendía a 3,4 millones de euros.
Denominada como sale and lease back, esta modalidad inversora proporciona una doble vía de beneficio para los compradores, entre los que había, además de Barcina, conocidos deportistas, empresarios y notarios. Por un lado, garantiza una rentabilidad elevada (6%) en un momento en que los depósitos difícilmente dan más de un 4% y, por otro, permite aprovechar una posible revalorización futura de los inmuebles. En el caso de estas oficinas, Caja Navarra se reservaba una primera opción de compra para septiembre de 2019. Pero solo podría hacerla efectiva si el precio superara el valor pagado por los inversores más el IPC acumulado. Tras subrogarse Banca Cívica a estas condiciones, ahora es CaixaBank la que dispone de la opción, la que paga el alquiler -garantizando así la inversión realizada- y la que trimestralmente abona los intereses a sus clientes.
Entre los propietarios de Navarra Building SL se encuentran, además de personas físicas y sociedades, instituciones de carácter religioso o benéfico, como la editorial Verbo Divino, con sede en Estella, o la Casa de la Misericordia de Pamplona. Estas instituciones, además de poseer el dinero necesario para acometer la inversión, suelen ser del agrado de quien promueve el negocio, en este caso Caja Navarra. "Contribuyen a dar una imagen de fiabilidad", explican fuentes conocedoras de este tipo de operaciones. Como curiosidad, la editorial Verbo Divino, una de las compradoras de las oficinas, pertenece a la congregación de la que formó parte Gabriel Urralburu, expresidente del Gobierno de Navarra, durante los años 70.
Barcina encaja dentro de los clientes con cierto patrimonio. En su declaración de bienes, publicada el pasado 28 de diciembre, Barcina cuenta en estos momentos con algo más de 635.000 euros ahorrados de diferentes modos. Así, en depósitos a plazo sumaría unos 345.000 euros, mientras que en participaciones y acciones en entidades financieras poseería algo más de 95.700 euros. Cuenta asimismo con un seguro de vida por algo más de 75.000 euros y con una vivienda y dos garajes.
Caja Navarra realizó diferentes ventas de patrimonio similares a ésta entre junio de 2009 y marzo de 2010. Era un modo de asegurarse ingresos -en las memorias de esos dos años aparecen unas plusvalías por este concepto de 86,1 millones de euros- y de mejorar sustancialmente una cuenta de resultados que comenzaba a debilitarse. Así, en junio de 2009 vendió por 31 millones de euros la planta baja y la planta primera del edificio central de Carlos III en Pamplona. Posteriormente empaquetó en Navarra Building las citadas 25 oficinas y, ya en marzo de 2010, vendió el resto del edificio central. Las ventas coincidían además con la puesta en marcha del proyecto de Banca Cívica y por las crecientes exigencias de capitalización de las entidades financieras para hacer frente al crecimiento de la morosidad.
Estas operaciones eran frecuentes en la banca hace unos años. Santander abrió el camino en 2007 al vender todas sus sedes y sucursales en tres lotes. Posteriormente hicieron lo mismo BBVA, Sabadell, Catalunya, NovaGalicia y Bankia, entre otras. Las condiciones para las entidades fueron menos ventajosas cuanto más tardaron en vender sus locales. En el caso de Can, la operación sorprendió si cabe más por tratarse de una entidad todavía muy anclada al territorio y porque hasta un año antes había apostado por una intensa política de apertura de oficinas. En enero de 2008, por ejemplo, había adquirido los locales de la cadena de tiendas Unzu en Pamplona. Esta vertiginosa y tardía expansión territorial ha sido señalada además como uno de los principales errores cometidos por la entidad en los últimos años.
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