En algunas parroquias de
Nou Barris los curas han dejado de pasar el cepillo. En misa ya no recaudan
dinero, recogen comida. Así están de apurados los barrios del distrito más
pobre de Barcelona. Nou Barris repite un año más como el más pobre de los distritos
en la cartografía de la pobreza que dibujan las cifras de distribución
territorial de la renta familiar en la ciudad. Las cifras del Departamento de
Estadística del Ayuntamiento de 2011 muestran además cómo la brecha se agranda:
cada año hay más barrios por debajo de la media. De los 73 barrios de la
ciudad, en 2010 había 53 por debajo; en 2011 son 55. Es decir, el 75% de los
barrios están por debajo de la media.
Tomando
como índice de renta familiar el 100, en los extremos del listado figuran Can
Peguera (34) y Pedralbes (241). O sea, una familia de Pedralbes dispone de
siete veces más renta que una de Can Peguera, el barrio de las llamadas “casas
baratas”, levantado para alojar a los trabajadores de la Exposición de 1929, lo
gestiona el Patronato Municipal de la Vivienda, que ofrece los pisos a familias
en situación muy precaria. Los datos de cinco años atrás demuestran cómo la
situación de unos mejora y la de los otros empeora. En 2008, la renta familiar
en Pedralbes era de 194 y la de Can Peguera de 52.
El presidente de la Federación de Asociaciones
de Vecinos de Barcelona (FAVB), Lluís Rabell entiende que estas cifras
demuestran “hasta qué punto se está
instalando la fractura social entre barrios de la ciudad, como la polarización
se cronifica”.
“Unas desigualdades que lejos de desaparecer,
se profundizan, porque los barrios con rentas más bajas empeoran año tras año;
mientras que en el polo opuesto, el incremento de rentas es muy notable”.
Pedralbes salta entre 2010 y 2011 de un índice de 208 a 240 sobre 100. “Para
que la media de un barrio se dispare de esta forma tiene que haber mucha gente
acaparando mucho dinero”, apunta Rabell.
Si
la foto de Nou Barris es la de barrios densamente poblados, de orografía
complicada, con mucha vivienda primero del desarrollismo, más tarde pública y
ya en la década pasada fruto de la especulación urbanística, y con población
trabajadora procedente sobre todo de sucesivas oleadas migratorias; en la de
Pedralbes predominan viviendas unifamiliares de lujo o edificios a cuatro
vientos, con entrada de servicio, calles con aparcamiento de sobra y asfalto
cubierto por hojas después de horas sin que pase ni un coche.
Como
una vez recordó irónicamente el politólogo Joan Subirats, citando al
antropólogo Mikel Aramburu, Pedralbes es un gueto, entendido como “un área en la que vive gente con orígenes
étnicos, culturales o religiosos muy similares y que, de forma voluntaria o
involuntaria, presenta un cierto grado de reclusión de aislamiento”.
Sea o no una ironía, la distribución
territorial de la renta por barrios casa con otros indicadores estadísticos de
la ciudad, que no hacen sino reafirmar la asistencia de una brecha. Pueden las
cifras más o menos curiosas, sobre la antigüedad del parque automovilístico,
por ejemplo; o de mayor trascendencia: como la situación del parque de
viviendas, la incidencia del paro o la esperanza de vida. Los vecinos de los
barrios ricos de Barcelona viven ocho años más que los del Raval (con una renta
familiar de 64,2), 81 años frente a 73, revelaba en octubre pasado una
estadística de un proyecto europeo de investigación (Sophie) sobre el impacto
de las decisiones públicas sobre la salud que en Barcelona coordina la Agencia
de Salud Pública.
La
propia agencia, en su informe de 2011, subraya el caso de Nou Barris, del que
destaca las “privaciones sociales y
económicas” en el capítulo referido a la esperanza de vida y la mortalidad.
Destaca como la tendencia positiva de la mortalidad prematura se ha frenado en
la ciudad, aunque hace hincapié “en la evolución negativa observada en Nou
Barris, que tuvo un exceso de mortalidad prematura en los últimos años y un
repunte en 2010[…], que coincide con la evolución del nivel de privación de la
población”. “Hacen falta esfuerzos para
mejorar la prevención y la promoción de la salud, así como las condiciones de
vida y trabajo para reducir las desigualdades en la mortalidad prematura en
Barcelona”, concluye.
Desde
la Coordinadora de Asociaciones y Entidades de Nou Barris, Albert Recio,
explica que el último número de la revista La Veu del Carrer, que edita la FAVB, también pone el
foco en el distrito en un artículo que peina las inversiones municipales por
distritos. “Hay un paralelismo entre la
degradación de la renta y las inversiones municipales”, subraya el
presidente de la FAVB. En Nou Barris incluso se ha constituido la plataforma
Nou Barris Cabreada: por el cierre de ambulatorios (Guineueta) y servicios de
urgencias, por batir todos los récords de desahucios (Ciutat Meridiana), porque
se cierran líneas en escuelas de primaria, se amenaza con el cierre de
guarderías (Trinitat Nova), por el centro cultural de La Prosperitat que no
llega, la residencia de ancianos acabada pero sin inaugurar por falta de
dinero, por el retraso en las becas comedor que hace que algunas familias tiren
la toalla, porque han trasladado un centro de rehabilitación de traumatología
donde para llegar hay que hacer una excursión en autobús… Recio y otros
integrantes de la Plataforma fueron recibidos el jueves por la Síndica de
Greuges de Personas, M. Assumpció Vilà, que les llamó para conocer la situación
del distrito. “Los servicios sociales
están colapsados”, asegura Recio.
Son estos servicios sociales los que derivan a
las familias al centro de recogida de alimentos que desde julio pasado
centraliza las entregas las parroquias del distrito en el barrio de Porta, al
lado del campo de la Damm. Desplazarse al nuevo centro es una faena para los
vecinos de Roquetes, Canyelles, Ciutat Meridiana o Torre Baró. Pero los
voluntarios de Cáritas defienden el nuevo sistema, con recogida a horas
concertadas con las familias y un espacio amplio que facilita la concentración
de todo tipo de comida. “Dignifica el
servicio y evita las aglomeraciones y colas de familias con carros”,
explica el coordinador de la parroquia de Sant Josep Obrer (Trinitat Nova),
Joaquim Lafuente. El centro atiende a 700 familias al mes, indica. Tras más de
una década como mossèn en la parroquia de Sant Sebastià (Verdum) y mucha
experiencia en barrios humildes de Badalona, el párroco Joan Quadreny confirma
que la situación de Nou Barris es límite. “Hay
dos diques de contención sin los cuales habría barricadas en las calles: la
familia y la solidaridad representada en servicios como el de Cáritas”.
Clara Blanchar en El País-edición Cataluña
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