El PSC se acordará durante muchas décadas de haberle negado al pueblo catalán su derecho democrático a decidir cómo se quiere organizar políticamente. Atrás quedaron los tiempos en los que el socialismo catalán se situaba en la centralidad del debate territorial. De aquella centralidad en el debate identitario de 1999, a posicionarse junto al españolismo rancio del PP y Ciudadanos –la versión catalana del fascismo pop y españolista de UPyD-, hay una distancia de 32 diputados y 525.000 votos.
En lugar de defender el derecho a decidir para abogar por un federalismo que reconozca la singularidad de las nacionalidades históricas del Estado español, el PSC se ha posicionado al lado de los que han hecho campaña a costa de la catalanofobia y que recurrieron ante el Constitucional el Estatuto de Autonomía que el propio PSC lideró de la mano de Pasqual Maragall.
Una de las almas del PSOE, la centralista que representa Juan Carlos Rodríguez Ibarra, José Bono, Alfonso Guerra y los socialistas históricos que estuvieron en las primeras Cortes constituyentes, ha vencido a la otra, la federalista; representada mayoritariamente por las nuevas generaciones que no votaron la Constitución de 1978 y que consideran que los ciudadanos ya somos mayores de edad para votar sobre nuestro futuro político.
La estrategia del PSC podría haber sido idéntica a la que han mantenido los ecosocialistas de Iniciativa, federalistas y catalanistas, no soberanistas. Éstos se han alineado con la sociedad catalana que mayoritariamente votó a favor del derecho a decidir, en el que también se puede decidir que no se está a favor de la independencia. Por el contrario, el PSC ha decidido contentar a Rubalcaba y al alma centralista socialista, arruinando su futuro político para liderar la centralidad del debate político catalán.
Estar a favor del derecho a decidir no es lo mismo que estar a favor de la independencia de Cataluña. O sí. Simple y llanamente, se trata de permitir que la ciudadanía, mayor de edad, pueda debatir serenamente sobre qué es mejor para Cataluña: si mantenerse dentro del Estado español o si conformarse como un nuevo Estado en Europa. El PSC no ha votado esta tarde en contra de la independencia de Cataluña, lo que han hecho los socialistas catalanes es negar que el pueblo catalán ejerza su derecho democrático.
El PSC ha perdido una oportunidad de oro para hacer de nexo de unión, entre la radicalidad del nacionalismo catalán y del nacionalismo español, y defender en Madrid una consulta legal y vinculante, como los escoceses celebrarán en 2014 con el pleno apoyo del parlamento británico.
En Escocia, el sí a la independencia de Reino Unido no amenaza con ser mayoritario, debido a la templanza e inteligencia con la que David Cameron está afrontado el debate. En Cataluña, el sí a la independencia avanza a un ritmo desorbitado gracias a la estrategia de amordazar la mayoría de edad de los catalanes. El nacionalismo español está haciendo más por la independencia de Cataluña que CiU y ERC en 35 años de democracia.
El debate catalán tiene trampa, sí, toda la del mundo; pero son los partidos políticos que ganan las elecciones y conforman mayorías democráticas en los parlamentos quienes deciden la agenda política. Negar la capacidad de CiU y ERC para imponer la hoja de ruta política de Cataluña es no admitir que recibieron el mandato del pueblo catalán en unas elecciones libres celebradas hace poco más de dos meses.
Lo que da votos del Ebro hacia abajo, no da votos del Ebro hacia arriba. El PSC se acordará del día de hoy, posicionándose junto a la derecha españolista. Sus 20 diputados y ridículo 14,43% de votos –en 1999 obtuvo 52 escaños y 38,21% de sufragios- seguirán Ebro abajo. España se romperá, sí; es imposible que no se rompa un Estado que no permite que la forma de ser español de un catalán sea sintiéndose catalán y hablando en su lengua. Votaría no a la independencia de Cataluña o Andalucía pero defendería hasta la extenuación el derecho de los ciudadanos a expresarse democráticamente en las urnas. Se llama radicaldemocracia.
Raúl Solís, en Paralelo 36-Andalucía
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