¿Recuerdan? Sucedió hace año y medio. El 3 de julio de 2009, exactamente. La prensa local y la estatal dieron buena cuenta de ello. La ikurriña, la bandera de Navarra, la de España -con absoluta normalidad, se insistía en la noticia- y la europea presidían la firma del protocolo de colaboración entre los gobiernos de la Comunidad Foral y Euskadi. El acto estuvo rodeado de solemnidad. Se celebró en el salón comedor de la planta noble, acudieron varios consejeros de ambos gobiernos y numerosos medios de comunicación.
Tras trece años de desencuentro, Euskadi y Navarra formalizaban sus relaciones, las normalizaban y abrían una etapa de lealtad y cooperación desde el respeto institucional y sin injerencias. Y es que el anterior lehendakari, Juan José Ibarretxe, nunca pisó el Palacio de Navarra ni mantuvo una reunión bilateral con Miguel Sanz en sus once años de mandato, aunque sí visitó oficialmente tres veces nuestra comunidad. Ibarretxe y su plan eran denunciados por parte del Gobierno de Navarra como faltos de respeto para nuestra realidad institucional. Y esta supuesta falta de respeto, junto con las acusaciones de injerencia y pretensiones anexionistas, fue utilizada por la derecha navarra para frenar o impedir cualquier colaboración entre ambas comunidades, con el silencio connivente y/o el apoyo del PSN. La elección del socialista López al frente de la Lehendakaritza suponía el inicio de un nuevo rumbo en las relaciones. El 3 de julio de 2009 se confirmó protocolariamente el cambio que establecía por primera vez cauces formales para que ambas comunidades se prestaran asistencia activa y estrecha cooperación. Un fotógrafo de Efe captó lo amigable del momento: Sanz y López salían del encuentro agarrados de la mano. Era la foto del deshielo. Así lo confirmaba el lehendakari López: “Hoy es un buen día porque Euskadi y Navarra se dan la mano”.
El protocolo de colaboración suscrito entonces fija mecanismos de colaboración específicos en infraestructuras, política lingüística y difusión de EITB en Navarra. En lo referente a esta última, los firmantes se comprometían a proteger el euskera y afirmaban considerar adecuado establecer líneas de colaboración basadas en el respeto mutuo y cooperar en diversas áreas (investigación, información y coordinación)
Ha pasado año y medio. Me centraré hoy en lo acontecido con el publicitado acuerdo sobre política lingüística y dejo lo referente a EITB para otra ocasión.
Que yo sepa, desde entonces, la única reunión institucional entre ambos gobiernos la han mantenido el 4 de mayo de este año Lurdes Auzmendi, viceconsejera de Política Lingüística del Gobierno Vasco, y Xabier Azanza, director de Euskarabidea. En ella el Gobierno Vasco presentó un borrador abierto, un documento de trabajo, de acuerdos sobre el euskara que contenía ocho puntos. Ocho puntos de carácter absolutamente técnico, ninguno de ellos político: euskaldunización de adultos, encuesta y mapa sociolingüístico, traducción al euskera del corpus jurídico español y europeo, posibilidad de ir juntos a los mercados lingüísticos, terminología, traducciones, aplicación informática para radios y programa de lectores en universidades del extranjero. Los representantes del Gobierno Vasco pensaron -¡ilusos!- que iba a ser aceptado porque ésa fue la actitud que percibieron en la reunión. A finales de junio el Gobierno de Navarra propone su documento propio en el que de las ocho propuestas sólo tres seguían en pie (euskaldunización de adultos, traducciones de euskera a castellano y viceversa y terminología) y la posibilidad de acuerdo fue considerada insuficiente por el Gobierno Vasco. Además, ahora la euskaldunización de adultos ya no depende de Euskarabidea, sino del departamento de Educación directamente, con lo que el acuerdo sería para dos cuestiones únicamente.
La consejera de Cultura del Gobierno Vasco, la socialista Blanca Urgell, lo decía claramente en euskera en el Parlamento Vasco hace unos pocos días, el 17 de diciembre exactamente (y lo traduzco para los monolingües castellanos): “En Navarra, aunque pensábamos otra cosa, no nos hemos encontrado más que con un muro, nada más que con un muro”.Y continuaba afirmando que “Para que haya acuerdos tiene que haber voluntad por las dos partes. Y con todo lo que he dicho, creo que está bastante claro que sí, a veces recibimos buenas palabras de Navarra, pero luego, cuando hay que pasar a los hechos, no hay nada. Allí no hay nada… Quienes allí mandan, en este momento no tienen ningún interés en hacer acuerdos de fundamento. Cumplir el expediente quizá sí, quizá eso podríamos hacer, ya teníamos peticiones para hacer eso, pero nosotros hemos trabajado con la esperanza de llegar a acuerdos con fundamento y así seguiremos… Nosotros pensamos que hay mucho trabajo por hacer, pero para eso es absolutamente necesaria la colaboración del Gobierno de Navarra y ahora no la tenemos”.
¡Vaya, pues! El culpable de que no se avance no era Ibarretxe. El culpable es el Gobierno de Navarra. Lo dice la consejera socialista Urgell, del Gobierno de Patxi López, con quien ese día glorioso de julio de 2009 Miguel Sanz intercambió su número de móvil… Y mientras tanto los socialistas de Navarra siguen haciendo como que ni ven, ni oyen ni nada de nada.
Koldo Martínez
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