viernes, 17 de diciembre de 2010

VARGAS LLOSA Y LA DEMOCRACIA

Recientemente pude ver en televisión parte del discurso que brindó el señor Vargas Llosa, con motivo de la entrega de Los Premios Nobel. No es mi intención valorar si era merecedor del Nobel en la modalidad de literatura, lo cual considero fuera de toda duda, tratándose de un soberbio escritor según los especialistas. Pero el literato dedicó parte de su discurso a la política, defendiendo las políticas neoliberales y mezclando, interesadamente a mi entender, izquierdas con dictaduras.
Según Vargas Llosa, actualmente hay menos dictaduras en Latinoamérica, ya que sólo quedan la de “Cuba y su candidata a secundarla, Venezuela, y algunas seudodemocracias populistas y payasas, como las de Bolivia y Nicaragua”. Me parece injusta y perversa esta mezcla ideológica. Indudablemente Cuba no es democrática; ya que no existen elecciones libres, hay presos políticos y un control social inaceptable para cualquiera que se sienta defensor de las libertades. A pesar de lo que supuso en su momento para las izquierdas el triunfo de la Revolución Cubana, yo soy partidario de que a la isla llegue la democracia (tratando de respetar lo mejor del régimen castrista: unos servicios sociales ejemplares para el entorno latinoamericano). Pero en Nicaragua, Bolivia e incluso Venezuela, no se da el caso cubano, no existe un régimen que se autolegitime. En estos países los ciudadanos, mediante el voto democrático, han querido estar gobernados por partidos de izquierdas. Nunca he escuchado sospechas de fraude electoral en ninguno de estos países; consecuentemente sus gobiernos son totalmente legítimos y democráticos, independientemente de su ideología. La democracia no es patrimonio de la ideología liberal, ni las dictaduras son exclusivas de la filosofía socialista-revolucionaria. Tengamos en cuenta que históricamente se han dado dictaduras de izquierdas y derechas, y que actualmente existen democracias igualmente de ambas ideologías. Por tanto me parece tramposo tratar de meter a todos en el mismo saco, relacionando las ideologías más izquierdistas con la falta de democracia; a pesar de que existan personajes tan populistas como Hugo Chávez, (con sus discursos incendiarios y trasnochados) que ha tomado medidas que van en contra de ejercer la libre crítica contra su gobierno. Critiquemos tales medidas o a tales individuos, pero no al libre ejercicio de las personas para elegirlos. A mi entender, hablando de Latinoamérica y seudodemocracias, hubiera sido acertada una mención a Honduras, cuyo legítimo presidente, Manuel Zelaya, sufrió un golpe de estado condenado por Naciones Unidas. ¿O al señor Vargas Llosa le parece democrático un golpe de estado, cuando la izquierda es sustituida por la derecha?

Vargas Llosa también se refirió a España con elogios y manifestó su total identificación con este país. Pero mostró su preocupación por el futuro al decir que le atenaza, al igual que al resto de mundo, el mal del siglo XXI: los nacionalismos. Inmediatamente me pareció estar escuchando un discurso del PP, con su eterna cantinela de “España se rompe”, con motivo del Estatut Catalán o de las transferencias de competencias al Gobierno Vasco. Primeramente ¿acaso defender la legitimidad y continuidad de la actual España no es ser nacionalista? Por lo tanto no son los nacionalismos lo peligroso para el escritor, sino los que no coinciden con las naciones actualmente establecidas. Pero resulta paradójico que Vargas Llosa se autodefina como defensor de la “democracia liberal” y no le parezca democrático el derecho de autodeterminación de los pueblos; que a pesar de que requiere un análisis muy profundo y detallado, es un ejercicio de libertad, en el que un territorio, pueblo, nación, o como quiera denominarse; establece su propio estatus de manera pacífica y democrática: votando. Por tanto me parece coherente, que si aceptamos como válido el actual reparto político del globo en estados-nación, debemos aceptar como legítimas todas las posibles naciones, que se defiendan o construyan basándose en procedimientos pacíficos y democráticos. Pero en esto si que coincido con el escritor; a pesar de la legitimidad de todas las identidades nacionales o territoriales, éstas provocan tensiones y enfrentamientos. Por eso creo más conveniente como herramienta de lucha y de conquistas sociales (máxime teniendo en cuenta el actual periodo de enormes retrocesos laborales), la identificación y consiguiente unidad de los trabajadores o clases populares, que la defensa de la identidad nacional, exista o no tal nación legalmente.

Patxi Repáraz, miembro de Batzarre Gaztea




No hay comentarios: