Quienes se sienten atraídos por las curiosidades, el costumbrismo y la historia menuda de nuestro entorno más cercano pueden encontrar en el último trabajo literario del artajonés Fernando Maiora Mendía un buen reclamo y un motivo de regalo en estos próximos días. A modo de galardón navideño, este artajonés que pasa muchas de sus horas libres escudriñando entre los archivos y en los libros de actas de diferentes instituciones, ha sacado a la luz su sexto libro que lleva como título Reino de Navarra. Apodos.
El autor recoge más de medio millar de apodos localizados en documentos de diferentes archivos municipales y parroquiales de Artajona, Urroz, Berbinzana y Tafalla, además del Archivo Real y General de Navarra, el Archivo Diocesano, el Archivo Administrativo, Cámara de Comptos y protocolos notariales. Los apodos están ordenados de modo cronológico desde el año 1359 hasta 1839, siendo la mayoría de ellos a partir del siglo XVI hasta la cuarta década del XIX.
Fernando Maiora defiende que la mayoría de los apodos tienen su origen en denominaciones anteriores a los apellidos familiares. "A partir del Concilio de Trento, el 26 de enero de 1563, es cuando se llevan a cabo ciertas reformas, entre las cuales se inicia el registro o inscripción en los libros parroquiales, por parte del vicario correspondiente, de los bautismos y defunciones de los vecinos y de ese modo empiezan a considerarse apellido los apodos, que luego se irán sucediendo de padres a hijos hasta hoy". El autor destaca que "en muchas zonas del antiguo Reino de Navarra, como los valles de Aezkoa o Baztan y en la Baja Navarra, el apellido tarda más en fijarse definitivamente ya que siguen con la tradición de conocerse o llamarse entre los vecinos por el nombre de la casa. Incluso, los varones que tras el casamiento pasan a vivir a otras casas, utilizan el apellido de la casa por delante del que les corresponde por su varonía y así se recoge en documentos y actas de mediados del siglo XVIII".
La mayoría de los apodos y alias personales tienen su origen en rasgos característicos del individuo. También son muy habituales los que hacen mención a su oficio, a sus aficiones o a su peculiar carácter.
La mayor parte de los apodos recogidos en este libro de 108 páginas corresponden a localidades de las merindades de Pamplona, Estella, Sangüesa y Baja Navarra. "También tengo guardados muchos de las merindades de Olite y Tudela, pero necesito ordenarlos y clasificarlos", señala Maiora. Junto a los apodos, la mayor parte de ellos de origen euskérico, se añaden en el libro curiosidades y chascarrillos extraídos de la propia documentación histórica. Completando toda esta relación de apodos se incluye en el libro un índice toponímico, con el nombre de cada pueblo, el número de apodos encontrados y la página en la que se citan, además de otro índice onomástico.
Diario de Noticias
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