La polémica abierta por UPN sobre la celebración de la 12 edición del Hatortxu rock en Zizur supone un despropósito político y un error conceptual para record. Éste es un festival de rock con doce años de vida que se celebra con gran éxito de público en Navarra, independientemente de que los y las que lo organizan estén en el entorno de la izquierda abertzale. Sí esa que ahora camina por la senda democrática ayudando con sus movimientos, hace apenas unos meses impensables, a que la paz sea al fin posible.
Los que hemos nacido mamando el rock and roll sabemos que es sinónimo de rebeldía, libertad, de gentes que no aceptan las normas dictadas por los nuevos Torquemadas del siglo XXI. Eso vale para cualquiera que quiera intentar controlar, dirigir su música, su cultura, su manera de vivir. Lo intenten desde un extremo o el otro no es posible, porque las gentes que gustan de este tipo de música si hay algo que las distingue es su libertad conceptual, por eso ni desde la izquierda -incluida la abertzale- ni desde la derecha es posible utilizarlos.
El Hatortxu rock es sólo es eso, nada más y nada menos que eso: un concierto de rock and roll, independientemente de quienes lo organicen y de los motivos o fines que se tengan. ¿Qué más da que la recaudación vaya a financiar los gastos que los familiares de presos de ETA tienen al ir a visitar a sus familiares o a las victimas del terrorismo de ETA? ¿Es acaso eso un delito? Porque el fondo de la cuestión es pasar unas horas escuchando a grupos de rock, que por cierto toda la vida se han distinguido por criticar al sistema. ¿No nos acordamos en épocas mucho más difíciles que ésta de grupos como Coz, Ñu, Obús o Leño?
Por eso no entiendo -o quizás sí- la actitud de UPN. Aunque menos aún entiendo a quienes, quizás por falta de información y debido a su alejamiento del mundo del rock, acaban siendo cómplices de esta errónea posición.
El Hatortxu rock es en estos momentos el festival más importante que se celebra en Navarra, y cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de las gentes que gustan de este tipo de música. El pasado año se celebró en Villava-Atarrabia con nuestro apoyo, por cierto nadie se atrevió a decirnos nada (quizás por eso intentan algunos eliminarme, en el comunicado de UPN se me nombra dictando el camino a seguir, aunque tampoco eso van a conseguir), con un nuevo éxito a pesar del mal tiempo, una organización ejemplar, y un desarrollo perfecto, limpieza incluida. Por cierto teniendo como grupo estrella a uno que admiro: Soziedad Alkoholika, grupo que estuvo dos veces en Villava-Atarrabia siendo yo concejal de cultura, también con intento de manipulación por parte de algunos.
¿Qué hubo gritos no deseados? ¿Qué existen algunos, cada vez menos, que no acaban de entender lo que se debe hacer en cada lugar? Pues sí. ¿Y qué? ¿No se grita en el campo de Osasuna, o en San Fermín, o en los conciertos de Julio Iglesias?
Ahora UPN reta al PSN, le echa el capote, para que desautorice a nuestros concejales de Zizur, y alguno torpemente cae en la trampa.
Esos concejales hicieron lo que debían, no ser utilizados por las torticeras intenciones, dejando claro que estaban a favor de permitir el concierto. Desde aquí mi apoyo solidario.
¿Es que nos hemos vuelto locos? ¿Cómo es posible que se intente ser más radical con estos temas ahora, que el mundo de Batasuna camina por la senda democrática, que antes cuando estaban totalmente radicalizados? Os voy a dar mi respuesta: porque hay quien no le interesa que la paz llegue, por eso intentan cortocircuitar, entorpecer cualquier posibilidad de conseguirla. Ahora utilizan un concierto de rock, y antes expulsar a quien apoya y trabaja a favor de esa posibilidad.
Señores de UPN y otros imbuidos de torpeza política: rock es rock, les guste o no, rock es música, una manera de vivir, libertad, ganas de divertirse en un momento gris en el que algunos de ustedes tienen mucho que ver, y por eso a pesar de ustedes ese concierto se hará y será un éxito, no será un acto a favor de ETA, aunque algún descerebrado -que también los hay- lo intente. Porque la gente, la inmensa mayoría de los asistentes irán a pasarlo bien.
Escuchen mi grito, escúchenlo con atención: ¡larga vida al rock and roll!
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