Mareando la perdiz durante semanas, provocando expectativas y reproches, declaraciones de todo signo, y hoy llega una subida de impuestos que no es la que se espera de un gobierno socialista y que suscitará nuevas críticas.
La injusta y poco progresiva carga de las rentas del trabajo, permanece tal como estaba, cuando había margen para retocarla.
Sube el IVA general del 16% al 18%, aproximándonos a los tributos por ese concepto de los países cuyos sueldos nos superan ampliamente. Ahora ya quedan por debajo de España, Reino Unido, Luxemburgo y Chipre con un 15%. Sin embargo, este módulo se aplica en España a productos que no son de uso diario: informática, repuestos del automóvil, textil, cosméticos, hoteles de 5 estrellas, por ejemplo.
Se compensa con el 8% del “IVA reducido” que sube un punto en España. Pero aquí entra casi todo, medicamentos, hostelería, transportes, bebidas no alcohólicas, aguas, gafas graduadas, lentillas, entre otras cosas. Alemania lo tiene en el 7%.
Y se mantiene el 4% del llamado “IVA ínfimo”:l pan, leche, huevos, quesos, frutas, verduras, hortalizas, tubérculos y cereales, periódicos, libros o viviendas de protección oficial. De este IVA carecen casi todos los países de nuestro entorno.
Es decir, que, salvo los ascetas, el grueso de la sociedad va a pagar más. Y se trata de un impuesto que grava a todos por igual según el consumo.
Las rentas del capital también suben. Del 18% al 21% a partir de 6.000 euros de ahorro, y del 18% al 19% por debajo de esa cifra. La Ministra, Elena Salgado, ha proporcionado datos:
“Los 12,5 millones de contribuyentes que declaran rentas del capital, el 94% declaran rentas inferiores a 6.000 euros y aportan el 17% de la recaudación total por dichas rentas. Por el contrario, el 6% de los contribuyentes que declaran rentas superiores a 6.000 euros dan origen al 86% de la recaudación por este concepto.
Concretamente, ha indicado que hay 11,5 millones de contribuyentes que declaran rentas de capital inferiores a 6.000 euros y así tributarán de media 6 euros más al año y los que declaran rentas de 6.000 euros, pagarán al año 60 euros más. “Es decir, 5 euros más al mes”.
“Por el contrario –ha dicho- los aproximadamente 100.000 contribuyentes que declaran rentas de capital superiores a 60.000 euros tendrán un incremento en la tributación equivalente en media a 5.000 euros más al año. De éstos, los miles que tienen rentas del capital superiores a un millón de euros, verán incrementada su tributación en 30.000 euros al año”. Salgado espera que esto afecte a los dueños de las SICAV, que van a seguir pagando su insignificante 1% de impuestos, como si no supiera de sus entramados legales para enmascarar las ganancias. Argumentó en su día, que de tocarlo se produciría una evasión de capitales.
La única medida que sí parece progresista es la rebaja de cotización de las PYMES y autónomos. Cinco puntos del Impuesto sobre Sociedades, hasta el 20%, para las pequeñas y medianas empresas con menos de 25 trabajadores e ingresos menores a 5 millones de euros, que mantengan o creen empleo y esta misma medida se trasladará también a los autónomos.
También se suprime la polémica deducción de 400 euros para todos los contribuyentes, que, anunciada el año pasado como de una sola vez, había vuelto a aplicarse.
Con estas nuevas tributaciones, el gobierno espera recaudar 11.650 millones de euros, menos de los 15.000 calculados inicialmente por los que fue ampliamente criticado.
En los presupuestos generales para 2010, Salgado ha hablado de una reducción del gasto global en casi 4 puntos, y de esta distribución:
El 51,6% del gasto se destinará a gasto social, el 21% a trasferencias a otras administraciones, el 6,3% a I+D e infraestructuras, el 6,6% al pago de los intereses de la deuda, el 6,2% a la financiación de servicios públicos básicos y el 8,3% restante a otras actuaciones económicas. De ser ciertas estas cifras, supondrían un incremento de más de 1 punto en el gasto social, pero de este apartado básico no se ha hecho ampliación alguna.
Y luego dice el Gobierno que tiene problemas de comunicación con los ciudadanos.
De cualquier forma, lo que no se endereza es la mala organización de este país de punta a punta. Veamos un ejemplo: “España gasta 450 millones de euros en alumbrado público, casi el doble que Alemania”, cuando en Alemania que ven el sol y la luz bastante menos precisarían mucho más alumbrado.
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