jueves, 3 de septiembre de 2009

BOCHORNOSA INTERRUPCIÓN TEATRAL EN TAFALLA

Es un escándalo, que decía Raphael en una de sus canciones. Eso mismo es lo que yo sentí el 19 de agosto, en plenas fiestas de Tafalla, cuando estaba viendo uno de los espectáculos del certamen de teatro callejero Va de calle patrocinado por el ayuntamiento de Tafalla y uno de los actores se desnudó totalmente ante el público. Escándalo, vergüenza, estupor –pensé-, pero no por la actuación de actor sino por la de otro aspirante a comediante y concejal en ejercicio, que saltó inmediatamente sobre el escenario y ordenó parar la obra alegando no sé qué cuestiones morales para impedir que siguiera la función. No le falto más que enarbolar una cruz en una mano y una espada flameante en la otra y cual si fuera una imagen bíblica desalojar la plaza y condenar al infierno a todos los espectadores por presenciar semejante escena.

¡Cuánta ignorancia en una sola acción! ¡Qué paleto! ¡Qué vergüenza! ¡Qué escándalo! Antes de su improvisada intervención todo el mundo veía con normalidad la actuación. Sólo la mente calenturienta y enferma de algunos pueden ver algo malo en lo que no es sino una simple representación teatral y si a alguien no le estaba gustando, nadie le impedía darse media vuelta e irse.

¿Esta gente va alguna vez al teatro? ¿Ven cine? ¿Leen? El desnudo es un recurso artístico utilizado por todas las culturas desde los inicios de la humanidad. ¡Si hasta el Vaticano está lleno de desnudos! Cualquiera que frecuente los teatros sabe que son algo habitual. Sin ir más lejos en los ya desaparecidos Festivales de Olite pudimos disfrutar de obras muchísimo más atrevidas y vanguardistas. En cualquier caso, si alguien todavía se escandaliza por ver un cuerpo desnudo, que se lo mire en un especialista o que se vaya y nos deje a las personas equilibradas y amantes del arte disfrutar con el espectáculo. ¿Quién le da derecho a ese señor a impedirme ver esa obra de teatro? ¿Me va a decir él lo que tengo o no tengo que ver?

Tafalla no se merece esto y que en el recuerdo de estos grupos teatrales quedemos como la ciudad mojigata, ignorante, encorsetada y corta de miras que, en su segunda edición del festival Va de calle, al que se le quería dar prestigio y continuidad, hacerlo atractivo y reclamo de artistas, se pega esta cagada de censurar una obra por un pene al que le nace una flor.

El colmo es que el partido político al que pertenece este Torquemada está haciendo campaña para declarar Pamplona Ciudad Europea de la Cultura en el año 2016. Les sugiero que pidan su adhesión a los actores franceses protagonistas involuntarios de este suceso y a todos sus colegas. Ya verán qué risa.

Margarita Otazu (en La Voz de la Merindad)

No hay comentarios: