EL simbolismo especial de algunas efemérides invita a una reflexión particular, y así ha sucedido con el 50 aniversario de la fundación de ETA, que se suele datar el 31-VII-1959. En esa fecha un representante de la entonces nueva organización comunicó oficialmente su existencia al lehendakari en el exilio, José Antonio Agirre.Son numerosos los comentarios y análisis publicados estos días con la indicada ocasión. Muchos de tales comentarios, además de anecdóticos, resultan parciales e interesados. Tampoco cabe olvidar la irrupción de la propia organización armada ETA en el contexto de este 50 aniversario con los enormes atentados de Burgos y Mallorca.
Consideramos que el tema merece una reflexión, sobre todo desde la preocupación política por el futuro de este pueblo, pero incluso más específicamente desde el empeño en la consolidación de una alternativa de la izquierda abertzale coherente y políticamente eficiente como fuerza transformadora. Aportamos un testimonio de presencia en diferentes empeños esfuerzos, para cuya culminación seguimos contribuyendo desde el proyecto apasionante de Aralar.
Euskal Herria está, sin duda, en el umbral de un nuevo ciclo, impulsado por la urgencia, a veces dramática, de muchas necesidades y diversos sufrimientos. Víctimas de todas las violencias, presas y presos, conculcación de Derechos Humanos, civiles y políticos y la negación del reconocimiento de nuestro pueblo, tenemos que abordarlos y resolverlos por el único camino transitable en la Europa del siglo XXI, que es el exclusivamente político y democrático.
En aras de la funcionalidad de esta reflexión, vamos a recordar algunas cuestiones de hecho, aún a riesgo de que puedan parecer obviedades y tratar de proyectar hacia el futuro la perspectiva de su correspondiente análisis:
1. ETA no inventó las reivindicaciones abertzales vascas. (Ni tampoco Sabino Arana). Más aún; ETA nunca se ha postulado como instrumento político global para el logro de todas las reivindicaciones aber-tzales. La calificación de conflicto histórico -gatazka - es al fin y al cabo una interpretación ideologizada pero, en todo caso, trasciende y no es reducible a la expresión de respuesta armada.
2. ETA se fundó por motivos políticos y como movimiento político que decidió el uso de la lucha armada años después. Lo lógico, y por ello lo digno, es que también la terminación sea por motivos políticos. Ésa es la acertada expresión de nuestro compañero en el partido Aralar y cofundador de ETA Iulen Madariaga. Son también exclusivamente políticas las motivaciones de los que militan en ETA, igual que de los presos y exiliados. Sin excepción.
Las reivindicaciones vascas seguirán -ya están siguiendo- después de ETA o sin ETA. Es para el futuro para el que resulta importante la forma en que cese la expresión de lucha armada del conflicto. La paz la debemos hacer los vascos. Unilateralmente. Es decir, sin precio y sin condicionamientos. Ahí está la legitimidad social del futuro.
No contemplamos una derrota policial, que además de muy improbable por la demostrada capacidad de reorganización, constituiría un cierre en falso y el enquistamiento de un problema endémico, como nuestra propia historia nos enseña. Pero tampoco aceptamos ni desde los principios democráticos, ni por su ingestionabilidad política, ningún logro o condicionamiento político que no se haya obtenido por cauces de la lucha estrictamente democrática. Dicho de otra manera, si ETA consiguiese aparentemente algún objetivo político, los abertzales demócratas no lo podríamos dar por bueno, y en la práctica acabaría repercutiendo en contra del independentismo y de la izquierda.
3. Necesidad de una izquierda abertzale politicamente eficaz. ETA ha contribuido de forma fundamental a la conformación del espacio ideológico y político de la izquierda abertzale. La autodeterminación, la conexión de reivindiaciones sociales y nacionales, el laicismo, la concepción cultural y antirracista del nacionalismo, etcétera. Además, ETA activó la lucha antifranquista frente a la somnolencia acomodaticia de los partidos históricos.
Pero la izquierda abertzale no surge solamente de ETA. Ahí están ANV, EAS-EHAS-HASI, LAIA y aportaciones de origen sindical como ELA. Es evidente la significación de que Iñaki Aldekoa ingresase en prisión por motivos de propaganda política antifranquista de EGI en septiembre de 1959, y siguiese preso cuando entró en la cárcel el primer preso de ETA, Zárraga de Getxo, en la primavera del 60.
La dialéctica de futuro del aber-tzalismo se vislumbra entre una fuerza de centro derecha, cuyo espacio ocupa EAJ-PNV en la CAV-EAE, (sustituida en Nafarroa por UPN) por un lado y por otro lado una izquierda abertzale plural, transformadora y con los valores de la nueva izquierda. Ése fue y no otro el objetivo de la Mesa de Alsasua de 1977 y de Herri Batasuna en 1978.
4. El afán de vanguardia, inherente a cualquier estrategia político militar, siempre ha tenido carencias democráticas esenciales, pero además ahora, en la Europa del siglo XXI y en la sociedad del Internet, ya ha quedado completamente obsoleto. El afán de vanguardia resulta ya socialmente impresentable y políticamente esterilizante.
La ideación de una organización pan abertzale integradora de todas las fuerzas bajo una dirección única -sucedáneo de partido único- es un intento disfuncional, atrasado y entorpecedor de las dinámicas y dialécticas políticas y sociales reales de la sociedad plural de hoy día.
Lo que procede son acuerdos entre diferentes, incluso con fuerzas políticas no independentistas que pacten sus coincidencias y sus diferencias y constituyan unidades de acción para la defensa de sus acuerdos; entre ellos el derecho a decidir.
En suma; Euskal Herria, los que anhelamos la paz y nos preocupamos por el futuro de esta tierra, que somos la inmensa mayoría incluida la izquierda abertzale, requerimos a ETA cumpla la palabra y el mandato de este pueblo. Paz y diálogo. Por ese orden, que es donde está la dignidad.
Lo que procede son acuerdos.
Iñaki Aldekoa y Patxi Zabaleta (Diario de Noticias)
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