Se cumplen este 2009 los 25 años del nacimiento de un movimiento social que en su corta duración revolucionó y empujó a una ciudad que se asomaba a una incipiente democracia.
A principios del 84, un grupo de amigos, forjados en las aulas del catecumenado en la Casa de Cortés y en diversos movimientos juveniles, ponen en marcha un proyecto que sin saberlo, iba a dar un giro a una Tafalla dormida en costumbres y tradiciones.
Radio Eltxo comienza a emitir con unos medios escasos en técnica. Un simple emisor de mínima potencia lanza sus ondas por la ciudad y pronto se hará con el calor y cariño de una legión de seguidores.
La F.M. surcaba las ondas, la onda media pasaba a la historia. Fueron muchos los que se apresuraron a comprar un nuevo emisor, y es que el 103 de la F.M. se quedó inmóvil en todos los aparatos de radio. Desde el viejo caserón de la Higuera, lugar que acogió en sus años de vida a mil entidades locales, desde un cuartucho, aislado por soportes de hueveras, con un micrófono, un plato para los discos y una simple pletina para las grabaciones en cassette, Radio Eltxo comenzó a difundir primero la vida de la ciudad y poco más tarde, la actualidad de la comarca.
En el mes de julio comienza la puesta en marcha de la emisora. El grupo, unos 15 chicos y chicas, recorría la ciudad narrando a la audiencia los actos callejeros. Tafalla, casi veinte años después del cierre de Radio Tafalla, volvía a tener una voz propia e independiente que contaba y llevaba la actualidad, su ambiente, su música, sus actos más entrañables. De día trabajando en las ondas; de noches trabajando en una barraca de hostelería para sacar fondos. Pronto, el incansable mosquito se hizo patente en la vida social. No había espacio ni lugar en el que las antenas de Eltxo no hincaran su aguijón.
Pasada la época estival surgió la duda. ¿Aguantaría la llegada del otoño nuestro mosquito veraniego?
Llegó el otoño, la vuelta a la normalidad, los colegios, la Universidad, el mundo laboral...seguía la vida y por supuesto seguía zumbando el mosquito.
La mudanza a los locales de Navaz y Vides 10 supuso un cambio espectacular en un proyecto al que se unían todos. Nadie quería perder la onda Eltxo. Políticos, agentes sociales, mundo cultural y deportivo, todos, absolutamente todos, querían participar en alguna medida de ese genial invento. El caramelo era sabroso, todos querían probarlo.
Llegaron los cierres gubernativos (no había cobertura legal para estos proyectos) y con ellos la solicitud y exigencia de aperturas inmediatas para la radio, que fueron apoyadas por toda la ciudad y comarca, el apoyo parlamentario, las visitas a la dirección general del ramo en Madrid, mil visitas palaciegas en Navarra, más reuniones locales. Eltxo sumaba más y más apoyos. El Ayuntamiento de la ciudad, encabezado por Pablo Jurío, en sesión extraordinaria, aprobó por unanimidad el apoyo incondicional a su radio. Nuestro alcalde fue uno de los más incondicionales. Pronto, su presencia en la radio, como la del resto de corporativos, significó el mejor pregón y buzón diario a las cuestiones locales. Los alcaldes de la comarca, reunidos en el Hotel Tafalla, sumaron también sus votos para adherirse a un proyecto sin precedentes en la Navarra media.
El mosquito, zumba que te zumba, seguía su curso, y la radio consolidaba su presencia en cuanto evento social, cultural, artístico, deportivo y de actualidad se diera en la ciudad y en la comarca. Pero su actividad fue más allá; vendrían luego los desfiles de moda en la Güesera y Maitagarri, los festivales musicales, el espectáculo de la Trinca en una abarrotada Plaza de Toros, homenajes populares como el de Juanito Navarro, uno de nuestros más significados joteros, las visitas a colegios, el club juvenil del incansable Tomás, las excursiones veraniegas, el nacimiento de la Asociación Eltxo, etc.
El mundo de Eltxo tomaba la comarca. Nadie era extraño a un fenómeno que en sólo dos años había revolucionado nuestra sociedad. La vida giraba y giraba en torno a un proyecto, a un sueño hecho realidad, al que aún poniéndole mil y una trabas, escalaba posiciones. El soporte publicitario y comercial fue total por el apoyo y confianza de la industria y comercio. Todos querían estar presentes. Las subscripciones populares llegaron casi al millar de abonados que con su su cuota anual aportaban su granito de arena y de ánimo al proyecto. Luego llegaron las idas y venidas, las mil situaciones difíciles y complicadas. Tafalla, nuestra ciudad, es así. Unos dicen que es el cierzo, otros las corrientes subterráneas, otros que los aires del Zidakos.
Veinticinco años después el fenómeno Eltxo sigue vivo para muchos de nosotros. A algunos, sinceramente, nos cambió la vida y eso siempre es de agradecer. Veinticinco años después (que no son nada), mis recuerdos y saludos para aquel grupo entusiasta, trabajador y creativo que lo hizo posible. Carlos, Javier Mari, los Pasqui, Arantza, Migueltxo, Xabi, Jaita, Lázaro, Pedro, Cebón, los Puértolas, Manu, Peio, Isabel, Eugenio, Joaquín, Mati, César, Reyes, los Hnos Martínez, Jaime, Jesús "Choyo", Juan Carlos y tantos otros, que venían a sumar la nada desdeñable cifra de más de 100 colaboradores a quienes llamábamos en Tafalla y comarca. Y por supuesto a Gerardo, líder y patrón indiscutible de aquel maravilloso sueño. A todos el mejor de los recuerdos y el mayor agradecimiento.
Eltxo Aurrera!
José Luis Lizarbe (en La Voz de la Merindad)
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