El magistrado de la Audiencia Provincial de Barcelona Santiago Vidal es consciente de que representa una minoría: "Sólo un 10% de nosotros formamos parte de Jueces para la Democracia y la Unión Progresista de Fiscales, eso quiere decir que el 90% restante son muy conservadores", ha dicho al arrancar su conferencia esta mañana en el primer Congreso Internacional contra la Represión que se celebra entre ayer y hoy en Madrid.
Un porcentaje reducido, pero en aparente transformación: "Algo está cambiando", asegura. Los hechos le respaldan. En los últimos meses un informe de seis jueces del Consejo General del Poder Judicial pedía reformar la Ley Hipotecaria para frenar los desahucios, los 50 magistrados decanos exigían no convertirse en meros "cobradores del frac" de los bancos, 180 firmaron un manifiesto contra el indulto del Gobierno a cuatro mossos condenados por torturas y otro grupo amplio ha decidido aunar esfuerzos para declarar inconstitucional el copago judicial de Gallardón, por poner sólo algunos ejemplos de rebelión entre un colectivo que en España, salvo excepciones, siempre ha mantenido un carácter conservador y reservado.
"El Centro de Investigaciones Sociológicas refleja que somos los segundos peor valorados ante la opinión pública, después de los políticos. Nos lo hemos ganado a pulso. Es hora de hacer autocrítica porque bajo el axioma de la imparcialidad hemos confundido independencia con autismo. Los jueces somos autistas. Hemos vivido en una burbuja y cualquier contacto con la ciudadanía se consideraba una contaminación", ha criticado el magistrado progresista, que aboga por una revolución en todo el sistema judicial español: desde el regreso a los juzgados de distritos y la introducción de más juzgados populares para dictar los veredictos hasta el proceso de selección de jueces y fiscales: "Lo único que prevalece es gente con muy buena carrera pero que no saben nada de la calle", dice.
Pero sabe que tal vez lo más difícil no sea un cambio de forma sino de fondo: "Hacemos lo que podemos. Hay que tener en cuenta que una tercera parte del colectivo judicial son miembros del Opus Dei. Cuando tratamos casos de matrimonio homosexual, de divorcios, etc. ¿crees que eso no influye?", ha respondido al ser preguntado por la capacidad de los jueces de unirse a otros movimientos sociales al margen de su actividad.
Desde el escenario del salón de actos del Ateneo, el magistrado arrancó varias veces los aplausos del público al pronunciarse sobre la necesidad de prohibir a los bancos con déficit repartir dividendos entre sus accionistas, boicotear a las entidades que practiquen desahucios sin comprobar el contrato del hipotecado, regularizar la eutanasia o exigir a la UE la unificación de sus sistema fiscal, bancario y financiero.En cualquier caso, y aunque mantiene la esperanza en que los jueces puedan seguir caminando hacia posturas más progresistas, reconoce que el germen de las últimas actuaciones responde al clima de respuesta social que se vive desde el 15M. "¿Vosotros creéis que sin ese movimiento de indignación el señor Díaz Ferrán estaría hoy por hoy en la cárcel? Estoy convencido de que si llega a ocurrir hace cuatro años habría quedado en libertad provisional. Y eso es un éxito de la ciudadanía, no de los jueces y fiscales", afirmó Vidal.
publico.es
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