martes, 11 de diciembre de 2012

BARCINA PIERDE UN RIVAL QUE LLEGÓ A SONAR COMO MINISTRO


Santiago Cervera ha sido siempre un político prometedor. Su oratoria brillaba como una de las mejores en el mediocre hemiciclo navarro, aunque él prefirió Madrid. Cervera fue el artífice del renacimiento del PP en Nafarroa, después de que Miguel Sanz decidiera acabar con la histórica unión entre UPN y PP que había sido tan buena para ambos partidos que Génova jamás había necesitado oficina propia en Iruñea.
La partición de la alianza entre UPN y el PP, obligada para estabilizar el gran pacto entre UPN y PSN, pilló a Cervera de diputado en Madrid, ciudad donde vive de continuo y tiene su familia (está casado con Mónica Ridruejo, ex directora general de RTVE). Los diputados elegidos por UPN se dividieron, marchándose Cervera con el PP y Carlos Salvador con UPN. En ese momento, Génova ordenó a Cervera que regresara a su tierra natal con el difícil encargo de crear un partido de la nada, cosa que consiguió con un resultado notable, arropado por otros destacados miembros de la derecha navarra más rancia, como Jaime Ignacio Del Burgo, José Ignacio Palacios o Calixto Ayesa. La mayoría eran demasiado mayores como para liderar un partido que daba sus primeros pasos. Cervera entonces emergió como líder natural, con un perfil cercano, moderno y muy popular en Twitter.
Los resultados del PP en sus primeras elecciones no fueron como para tirar cohetes, pero sí muy buenos teniendo en cuenta que el partido llevaba apenas un puñado de meses funcionando. Al final, el PP se quedó con cuatro escaños y UPN se llevó 19. Génova quedó muy satisfecha, pues tenía más que suficiente para empezar.
Pero Cervera duró poco en Iruñea, ya que su deseo era regresar a la capital del Estado. Lo hizo por todo lo alto, como número seis de la lista por Madrid, la que encabezaba Mariano Rajoy. Además de Rajoy, los otros cuatro que iban por delante de Cervera en esa lista son ahora ministros: Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato, Alberto Ruiz Gallardón y Miguel Arias Cañete.
Mientras su carrera en Madrid iba viento en popa, en Nafarroa comenzó a cocerse el fin. Cervera se ganó no pocos enemigos con su salida de UPN, entre ellos la propia Yolanda Barcina. Como su carrera estaba en el Congreso, Cervera pensó que lo mejor era delegar la presidencia del PP en Nafarroa. Designó a Ana Beltrán como su sucesora natural, pero falló. Su compañero Eloy Villanueva armó una candidatura alternativa dirigida por Enrique Martín y logró ganar a Beltrán. Con el fracaso de Beltrán, Cervera perdió el apoyo de su tierra.
Villanueva reorientó el PP y lo arrimó a UPN. Esta cercanía cuajó en una lista conjunta en las elecciones estatales. Es conocido que, a cambio, Barcina (que no le puede ver) exigió que Cervera no fuera ministro. Lo recolocaron de secretario en el Congreso. Y ahí quedó, como un florero, solo y a un par de metros a la derecha de la tribuna de oradores. Aun así, Cervera no se resignó a ser un prematuro «jarrón chino» y, en cuanto podía, lanzaba dardos sobre el escándalo de la CAN. Pensaba que, si la caja estallaba, él sería el único en salir limpio. Y en esas llegó la Guardia Civil. 
Aritz Intxusta, en GARA

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