Los economistas Modest Guinjoan, doctor en Economía por la Universitat Autònoma de Barcelona, y Xavier Cuadras, director de la Escuela Superior de Comercio Internacional, han tenido en cuenta conceptos como el déficit fiscal o las repercusiones de un posible boicot para elaborar el balance económico de la independencia que se publica en el libro ‘Sense Espanya’ (Editorial Pòrtic). En él se analizan los diferentes escenarios y las posibles consecuencias económicas de si Catalunya se separase de España.
- ¿En este proceso de internacionalización económica se podrían ver afectadas también las multinacionales instaladas en Catalunya ante un posible boicot?
- M.G: Consideramos que las empresas multinacionales no tendrían un impacto como el que podría tener la llamada de un boicot en las empresas catalanas. La fortaleza al boicot se debilitaría mucho en relación a la ubicación de una planta que, en definitiva, la mayor parte de la gente no sabe qué se produce en esa planta ubicada en Catalunya. Es decir, la Sony vende productos pero el consumidor no sabe discriminar si está hecho en Catalunya o Malasia. Las marcas tienen una preponderancia global de no poderse identificar y esto haría que este boicot sería mínimo. En cualquier caso, las multinacionales tienen muchos recursos y en el caso de que hubiese una incidencia ya encontrarían la manera de solventarla.
- ¿Con los datos que publican de su balance económico se generarían más puestos de trabajo en Catalunya?
- X.C: En principio hay dos efectos. Un efecto que hace subir la renta que es la eliminación del déficit fiscal, que quiere decir que aumenta la capacidad de consumo bien del gobierno o de los particulares. Por otro lado, el efecto negativo sería la disminución de la actividad económica, si hay un boicot esto tiene efectos sobre el PIB y la ocupación. Por tanto, en principio, aumentaría la renda de los catalanes, su capacidad de gasto y la actividad económica. Tampoco podemos negar que parte de este gasto a lo mejor se centraría en productos que no se fabrican aquí sino que serían importados y eso no favorecería directamente a las empresas de aquí.
-¿También se viviría mejor?
- M.G: Habría más renta, más capacidad de gasto o inversión, ya sea en manos del sector público o privado. Eso genera o bien más actividad en sus efectos multiplicadores o bien directamente más disponibilidad económica por parte de las familias que, en definitiva, es más riqueza, más renta.
- X.C: Habría más recursos y sus usos dependerían de las instituciones y de la propia calidad de la democracia.
- La gestión de los recursos ya sería otro tema, ¿no?
- M.G: Un aspecto importante es que en una situación de capacidad de decisión política propia el gobierno se podría pensar más en potenciar el tejido productivo del país. Es bastante conocido que la política de infraestructuras en el conjunto del Estado español se ha hecho desde un prisma con mucha influencia política. Sólo hace falta mirar la red ferroviaria que probablemente es un paradigma bastante claro.
- ¿Otros ejemplos serían la gestión del aeropuerto y el puerto?
- M.G: Por ejemplo. También el corredor mediterráneo, la conexión con Europa. Es un escándalo que se haya tenido entretenido y se haya pensado en otros corredores paralelos. Es un paradigma del malgasto de recursos que se ha hecho y del tiempo que hemos perdido. El puerto de Barcelona y el de Tarragona también tienen una potencia logística extraordinaria y no se ha potenciado.
- ¿En un contexto de independencia económica sería necesaria una política de recortes sociales como está sucediendo ahora?
-M.G: Concretamente no tenemos esta cifra pero por la inyección que significaría la diferencia entre el déficit fiscal y el coste del boicot sería más que suficiente para que hubiese superávit.
- Hace unos días conocíamos el déficit de Catalunya en el 2010. Según la auditoria externa encargada por el Govern lo elevaba al 4,2%. ¿Les ha sorprendido este dato?
- X.C: Sí que encuentro sorprendente que en el anterior gobierno se hiciesen las cosas de tal manera que provocó un déficit de una forma irresponsable porque un nivel de déficit de esta magnitud de un gobierno como el catalán es bastante importante. Lo que pasa es que hay muchas maneras de hacer la contabilidad y eso siempre es muy controvertido. Unos dicen unos números y otros otros.
- M.G: Se tiene que tener en cuenta que efectivamente el déficit suena alto pero más por la desviación respeto a aquello que se había previsto que no por la magnitud en sí.
- ¿En este balance económico que han elaborado también aconsejan mantener como moneda el euro?
- X.C: El euro se mantendría. Imagínate que un gobierno que comienza y dice ahora que substituirá el euro por una nueva moneda. Con la moneda no se juega y, por tanto, eso sería una operación absolutamente desastrosa desde su concepción. No hay ningún gobierno mínimamente inteligente que se planteara una cosa como ésta. Incluso fuera, hay países en América Latina que tienen una moneda que no es la suya, hay países dolarizados que utilizan el dólar o dentro de Europa hay países que están fuera de la Unión Europa pero utilizan el euro, como Andorra. El principal argumento en contra de esto es que se produciría un pánico bancario monumental y la gente iría al banco y sacaría el dinero antes de que hubiera la conversación.
- Dándole una vuelta a su balance económico, ¿cómo estaría España sin Catalunya económicamente?
- M.G: España sería el 80% de la situación actual. Sería una economía que no dependería tanto, como antiguamente, de los suministros catalanes, y en un contexto de economía abierta hoy en día las fronteras no tienen prácticamente sentido. España sería viable sin Catalunya, lo que le costaría sería prescindir de estas rendas que aporta Catalunya actualmente pero para el Estado español representa un porcentaje inferior al 2% del PIB.
- En la presentación de su libro estuvo el conseller Andreu Mas-Colell en la sede de Pequeñas y Medianas Empresas de Catalunya (Pimec). ¿Qué les ha comentado sobre el balance económico que recoge su libro?
-X.C: Mas-Colell cuando todavía no era conseller como colega del departamento le habíamos dado alguna parte del libro por si tenía interés y nos había hecho algún comentario. Lo que dijo en la sede de Pimec es que Catalunya es viable desde el punto de vista económico y eso es bastante obvio, muchos países más pequeños, pobres y con más problemas lo son. Después pensando sobre el impacto de un posible boicot cuando lo analizas con un poco de profundidad y en cifras tampoco no es tan importante.
-¿Por qué?
- X.C: Primero porque seguramente lo que nosotros vemos en otros boicots normalmente tienen un impacto limitado y son de corta duración. Por ejemplo, en el caso de los franceses se concentran normalmente en el vino, en Dinamarca por las caricaturas de Mahoma el producto afectado fue la mantequilla. A veces un boicot no es en contra de todos los productos sino contra algo que es especialmente emblemático o representativo. Tiene este aspecto limitado y después si pensáramos en un boicot más importante y su impacto sobre el PIB comparado con el déficit fiscal no sería tanto.
lavanguardia.com
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