La Escuela Navarra de Teatro (ENT) ya no tiene otro objetivo que «sobrevivir». Y lo tiene difícil. Después de las últimas protestas, la ENT se dio un tiempo a la espera de que la Administración reaccionara y para reflexionar cómo reaccionar al fin de su subvención directa. La ayuda no ha llegado, por lo que ayer explicaron qué medidas van a poner en práctica para tratar de mantener viva la institución a pesar de los recortes. «Esta es la situación a la que más miedo teníamos», confirmó el director artístico, Javier Pérez.
A partir de ahora la ENT permanecerá semicerrada, lo que va a suponer un mazazo a todo el entramado del arte dramático navarro, afectando a los actores, las compañías, los dramaturgos, a sus alumnos y, obviamente, al público. La meta fundamental es conseguir llegar hasta el final del curso docente y cumplir con los compromisos adquiridos, ya que la situación económica no da para más. Aun así, Emi Ecay, la directora de la ENT, advierte de que será complicado: «A partir de ahora, más que mes a mes, tendremos que vivir de semana en semana».
Además de Pérez y Ecay, compareció también la número dos de la Escuela, Fuensanta Onrubia. Si en anteriores ocasiones, la ENT había recurrido a puestas en escena con actores o a teatralizar sus intervenciones y protestas, ayer la imagen fue sobria y emotiva. Los tres responsables comparecieron visiblemente emocionados.
La dirección va a ejecutar un ERE dentro del colectivo que conforma la escuela. No se ha concretado aún si este conllevará despidos o solo reducciones en las jornadas. Lo que sí es cierto es que la atención al público sufrirá un severo recorte, que irá acompañado por la restricción del acceso a los servicios de biblioteca y documentación, así como a las prendas de vestuario que servían de atrezzo a muchas compañías navarras.
Más allá de estos recortes que afectan propiamente al mundo del teatro, el público notará este paso a la economía de batalla, con el fin de la programación de Golfos, uno de las mejores ciclos teatrales en los que se podía disfrutar de los trabajos de las compañías navarras -si no el único y más completo-.
La paralización de la programación teatral va a ser casi absoluta, con la excepción de compromisos ya adquiridos, como es el caso de la función del día 18 de febrero de la compañía Alcalá y las funciones escolares de la campaña Cates, donde no habrá pases abiertos al público, como se había hecho durante los años anteriores.
La ENT ha perdido su fuente de financiación de un solo golpe, al perder la partida nominativa con la que contaba en los presupuestos. Actualmente solo tiene concedidos 40.000 euros, que provienen de la Consejería de Educación. Esta cifra resulta ridícula teniendo en cuenta, no solo la envergadura de la entidad (donde los alumnos de distintos cursos rondan los 3.000) sino también que la ENT tiene que pagar el alquiler del viejo cine donde se encuentra instalada. Por otra parte, acaba de abrirse el concurso de ayudas por parte de la Consejería de Cultura, pero estas solo afectan a la programación teatral, es decir, a la sala y, por tanto, no pueden destinarse a los ciclos formativos que suponían el grueso de su actividad. La ENT no oculta su intención de buscar fuentes alternativas de financiación, vía mecenazgo, por parte de instituciones privadas. Se trata de un paso lógico, puesto que la partida que llegará por parte del Gobierno navarro (aun en el mejor de los casos) va a ser insuficiente. Además, Ecay añadió que la entidad cuenta con deudas de ejercicios anteriores, lo cual se encuentra vinculado al adelgazamiento paulatino de la partida que recibían de la Administración.
La ENT lleva funcionando 26 años y su dirección reivindicó que trabajará en busca de recuperar la normalidad. Sin embargo, ayer no hubo un solo ápice de optimismo. «Nuestro objetivo es que continúe, pero no lo vemos nada fácil. Hemos de ser realistas», afirmó Ecay a preguntas de los periodistas. Por su parte, Onrubia agradeció el apoyo del público, de quienes han firmado en favor de la Escuela y de los artistas que les han respaldado. Según Onrubia, ayer se demostró la hipocresía de algunos políticos: «Decían que teníamos recursos, pero la realidad es tozuda y los desmiente».
Aritz Intxusta, en GARA
A partir de ahora la ENT permanecerá semicerrada, lo que va a suponer un mazazo a todo el entramado del arte dramático navarro, afectando a los actores, las compañías, los dramaturgos, a sus alumnos y, obviamente, al público. La meta fundamental es conseguir llegar hasta el final del curso docente y cumplir con los compromisos adquiridos, ya que la situación económica no da para más. Aun así, Emi Ecay, la directora de la ENT, advierte de que será complicado: «A partir de ahora, más que mes a mes, tendremos que vivir de semana en semana».
Además de Pérez y Ecay, compareció también la número dos de la Escuela, Fuensanta Onrubia. Si en anteriores ocasiones, la ENT había recurrido a puestas en escena con actores o a teatralizar sus intervenciones y protestas, ayer la imagen fue sobria y emotiva. Los tres responsables comparecieron visiblemente emocionados.
La dirección va a ejecutar un ERE dentro del colectivo que conforma la escuela. No se ha concretado aún si este conllevará despidos o solo reducciones en las jornadas. Lo que sí es cierto es que la atención al público sufrirá un severo recorte, que irá acompañado por la restricción del acceso a los servicios de biblioteca y documentación, así como a las prendas de vestuario que servían de atrezzo a muchas compañías navarras.
Más allá de estos recortes que afectan propiamente al mundo del teatro, el público notará este paso a la economía de batalla, con el fin de la programación de Golfos, uno de las mejores ciclos teatrales en los que se podía disfrutar de los trabajos de las compañías navarras -si no el único y más completo-.
La paralización de la programación teatral va a ser casi absoluta, con la excepción de compromisos ya adquiridos, como es el caso de la función del día 18 de febrero de la compañía Alcalá y las funciones escolares de la campaña Cates, donde no habrá pases abiertos al público, como se había hecho durante los años anteriores.
La ENT ha perdido su fuente de financiación de un solo golpe, al perder la partida nominativa con la que contaba en los presupuestos. Actualmente solo tiene concedidos 40.000 euros, que provienen de la Consejería de Educación. Esta cifra resulta ridícula teniendo en cuenta, no solo la envergadura de la entidad (donde los alumnos de distintos cursos rondan los 3.000) sino también que la ENT tiene que pagar el alquiler del viejo cine donde se encuentra instalada. Por otra parte, acaba de abrirse el concurso de ayudas por parte de la Consejería de Cultura, pero estas solo afectan a la programación teatral, es decir, a la sala y, por tanto, no pueden destinarse a los ciclos formativos que suponían el grueso de su actividad. La ENT no oculta su intención de buscar fuentes alternativas de financiación, vía mecenazgo, por parte de instituciones privadas. Se trata de un paso lógico, puesto que la partida que llegará por parte del Gobierno navarro (aun en el mejor de los casos) va a ser insuficiente. Además, Ecay añadió que la entidad cuenta con deudas de ejercicios anteriores, lo cual se encuentra vinculado al adelgazamiento paulatino de la partida que recibían de la Administración.
La ENT lleva funcionando 26 años y su dirección reivindicó que trabajará en busca de recuperar la normalidad. Sin embargo, ayer no hubo un solo ápice de optimismo. «Nuestro objetivo es que continúe, pero no lo vemos nada fácil. Hemos de ser realistas», afirmó Ecay a preguntas de los periodistas. Por su parte, Onrubia agradeció el apoyo del público, de quienes han firmado en favor de la Escuela y de los artistas que les han respaldado. Según Onrubia, ayer se demostró la hipocresía de algunos políticos: «Decían que teníamos recursos, pero la realidad es tozuda y los desmiente».
Aritz Intxusta, en GARA
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