Los trabajos autorizados por el Servicio de Patrimonio Histórico del Gobierno foral empezaron el pasado 4 de noviembre y en ellos se han gastado aproximadamente 100.000 euros, según una partida asignada que no se ha prorrogado en los últimos presupuestos para acometer la remodelación definitiva.
Después, el estudio de planometría se extendió hasta la punta de la torre, donde los trabajadores descubrieron cómo algunas piedras de la aguja estaban prácticamente desprendidas.
El consejero de Cultura, Juan Ramón Corpas, aseguró el año pasado que las obras no se iban a completar porque "la partida de 100.000 euros da para lo que da, para el andamiaje, la toma de datos y la redacción del proyecto", aseguró en una comparecencia parlamentaria.
Según ha trascendido, el interior de la torre, sobre todo las escaleras de acceso, también se hallan en estado lamentable. Las filtraciones y grietas han perjudicado una treintena de peldaños, sobre todo los del primer tramo.
ORDAGO
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