A pesar de la puntualidad con que se ha iniciado, la marcha ha avanzado muy lentamente ya que las miles de personas que abarrotaban toda la calle Autonomía, aceras y calzada incluida para sumarse a la movilización, hacían imposible marchar más rápido.
Cuando la cabecera ha llegado a Zabalburu, en La Casilla había todavía miles de personas que no habían iniciado el recorrido.
La izquierda abertzale, EA, AB, Aralar, EB y Alternatiba han participado en la movilización con una amplia representación. El PNV también ha asistido y ha enviado a los parlamentarios Iñigo Iturrate y Mikel Martínez.
La formación catalana ERC ha estado reprsentada por su portavoz en el Congreso, Joan Ridao.
La movilización ha transcurrido en silencio, sólo roto por aplausos e irrintzis. La cabecera ha tardado una hora en completar el recorrido y a su llegada al Ayuntamiento, la cola todavía estaba en la calle Autonomía.
Kontxita Beitia, del movimiento de andereños de los años 50, y el representante de la diáspora vasca en Argentina César Arrondo han sido los encargados de transmitir el mensaje final.
Tras agradecer la acogida que ha tenido la convocatoria, han resaltado que "el eco ensordecedor de este silencio activo, decidido y resuelto ha de retumbar allá donde corresponda: de momento en e Gobierno de España, en su Fiscalía General y en el Tribunal Supremo".
Han asegurado que, después de la declaración del Palacio Euskalduna del pasado 7 de febrero, no aceptarán un "no" por respuesta y que "no son de recibo cuarentenas sobrevenidas o consideraciones antijurídicas influenciadas por intereses políticos".
Arrondo y Beitia han destacado que la esperanza ha comenzado "a entrar de nuevo en la sociedad vasca y queremos que esta vez venga para quedarse". Esperanza, han detallado, de que el alto el fuego de ETA "se convierta en definitivo", la esperanza "del fin de cualquier actividad violenta y de cualquier imposición antidemocrática", la esperanza "del respeto a los derechos humanos, civiles y políticos, individuales y colectivos", la esperanza "en la instauración de una democracia integradora que nunca antes hemos conocido en Euskal Herria. En definitiva, la esperanza de la paz".
En su alocución han remarcado que la reivindicación de hoy representa "sólo un paso, importante y necesario a día de hoy", pero "lo que está en juego es mucho más".
Por ello, han hecho un llamamiento a que "el grito silencioso y plural de hoy estalle en un efecto multiplicador" y "convierta en clamor social el pregón de nuestra pancarta: Bakerantz, legalizazioa".
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