martes, 22 de febrero de 2011

BATASUNA, UN CALLEJÓN SIN SALIDA

Hace unos días podíamos leer en Diario de Noticias un artículo que no tiene desperdicio, como muestra del pensamiento y la reflexión de Batasuna sobre la realidad actual y sobre el papel que ha jugado la violencia en la historia de este país.

El autor pretende hacernos creer a quienes no pensamos como él que el rechazo de la violencia plasmado en los estatutos de Sortu no es lo que el sector duro de los batasunos dice (es decir, una bajada de pantalones) ni rompe con lo que Izquierda Abertzale Oficial ha defendido desde su nacimiento. En realidad, en opinión del autor del texto, Sortu no representa una contradicción para la Izquierda Abertzale Oficial, ni es una rendición ni un reconocimiento de los errores cometidos durante tantos años en los que la violencia ha sido comprendida, justificada y legitimada. Se trata de cambiar para que nada cambie.

La Izquierda Abertzale Oficial siempre tiene razón, eso es algo de lo que nunca se duda. Por tanto, quienes nunca apostaron por la violencia a la hora de hacer política o quienes hace ya 10 años reconocieron el error de haber creído que la violencia podía solucionar algún problema se equivocaron. No era ni el tiempo ni la forma correctas de dar el paso. Había que esperar a que a los dirigentes de la Izquierda Abertzale Oficial, Zumalacárreguis del presente, dieran la orden de dejar las armas. Mientras eso no llegara, el que rompiera la disciplina cometiendo el terrible pecado de pensar por sí mismo, era un traidor, un buitre, un vendido al poder, un mal patriota que se humilla ante la injusticia del Estado opresor, un cómplice de torturadores y represores que en lugar de luchar acepta leyes injustas, un aliado de Rubalcaba, y tantas y tantas lindezas como hemos podido escuchar en los últimos años.

La IAO pretende tener razón incluso cuando de la noche a la mañana pasa a decir lo contrario de lo que ha dicho siempre. Somos los demás los que, como de costumbre, estamos equivocados. Su mensaje tiene, además, la capacidad de dar forma e insuflar vida a las ideas en el momento en el que son verbalizadas por los profetas de la Izquierda Abertzale Oficial. Poco importa que alguien antes que ellos ya haya dicho que la violencia no conduce a nada o que alguien haya creado una alternativa política de izquierdas y abertzale (es decir, NaBai). Para un verdadero batasuno todas las ideas son falsas o carecen de utilidad hasta que son ellos quienes las proponen. A partir de ese momento se convierten en una verdad absoluta e incuestionable que todos debemos aplaudir, haciendo palmas con las orejas y agradeciendo el esfuerzo y la generosidad de la Izquierda Abertzale, frente al partidismo y el sucio interés del resto del mundo.

Batasuna, no escucha la opinión de los demás, no piensa en llegar a acuerdos con los demás, no reconoce que haya nadie aparte de ellos porque no son capaces de respetar al diferente. La IAO carece de verdaderos principios democráticos y se dedica a hacer política desde el ejercicio de su particular violencia y eso es algo que no ha cambiado ni tiene pintas de que vaya a cambiar, pase lo que pase con ETA. Esa es la Izquierda Abertzale Oficial con la que algunos han pactado y a la que otros creen estar obligados a escuchar y mirar de reojo, dándole un protagonismo que ni tienen ni merecen.

Estoy convencido de que a medio plazo, tras la desaparición de la violencia terrorista, habrá un pequeño partido antisistema (como en todos los países del mundo occidental). Eso y no otra cosa es lo que representa Batasuna, distorsionado, cómo no, por la violencia terrorista (y todo lo que esa violencia ha provocado). El gran error que algunos están cometiendo y al que otros se ven impulsados por inercias o viejas querencias es pensar que el camino de la supervivencia está en Batasuna, sin darse cuenta de que Batasuna (o Sortu) son el pasado y no el futuro, sin comprender que la cultura política a la que responde Batasuna no tiene recorrido en la Europa del siglo XXI, sin comprender que Batasuna no es sino un callejón sin salida.

Abarria, en Erreniega

No hay comentarios: