sábado, 5 de febrero de 2011

LA NUEVA BATASUNA RECHAZA "CUALQUIER VIOLENCIA DE ETA, SI LA HUBIERA"

La izquierda abertzale dará el lunes nuevos pasos en su trayectoria de desmarque del terrorismo que inició en febrero del año pasado, tras la aprobación por sus bases de la vigente ponencia Zutik Euskal Herria, que apuesta por las "vías pacíficas y democráticas". Los materializará en Bilbao, en el acto de presentación de los estatutos de la nueva marca con la que trata de competir en las elecciones municipales del 22 de mayo. El acto correrá a cargo del abogado Iñigo Iruin, en su parte jurídica, y del dirigente y nuevo referente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria, en la política.

Un informe reciente de la izquierda abertzale, que recoge los últimos debates de esta formación, al que ha tenido acceso EL PAÍS, señala como una de las grandes conclusiones: "La izquierda abertzale rechaza y se opone al uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de objetivos políticos y eso incluye la violencia de ETA si la hubiera en cualquiera de sus manifestaciones".

Las fuentes consultadas señalan que la fórmula de desmarque del terrorismo que utilizará Etxeberria el lunes se aproximará a esta, aunque no se terminará de concretar hasta última hora. La clave está en si mantiene la alusión directa a ETA en su desmarque del terrorismo, además de referirse a que "la sociedad vasca aspira a que desaparezca la violencia" y a que la izquierda abertzale anunciará que se suma a tales aspiraciones, lo que ya se da por hecho.

El texto plantea, también, para ganar credibilidad, que la apuesta de la izquierda abertzale por la paz es irreversible, aunque no logre recuperar la legalidad. "La demanda de legalización está ligada a un punto de inflexión político y organizativo, al firme compromiso de alcanzar un escenario de paz y soluciones democráticas". El mismo texto estratégico de la izquierda abertzale arriesga a señalar que la apuesta de ETA por el final de la violencia es irreversible: "ETA ha dejado patente que su decisión significa su apuesta inequívoca por el proceso democrático hasta su culminación".

Los dirigentes de la izquierda abertzale conceden más importancia al mensaje político que emitirán el lunes que al jurídico, aunque Iñigo Iruin lo ha cuidado y ha contado con el asesoramiento de constitucionalistas prestigiosos. "Los estatutos serán impolutos", señalan fuentes de la formación ilegalizada. Pero la izquierda abertzale sabe que los estatutos del nuevo partido, por muy ajustados que estén a la Ley de Partidos, no son suficientes para recuperar la legalidad. La sentencia del Tribunal de Estrasburgo de junio de 2009 lo señala expresamente y se remite a la trayectoria de la formación ilegalizada y a sus declaraciones en relación a la violencia para demostrar la ruptura de vínculos de la formación ilegalizada con el terrorismo.

De ahí que la izquierda abertzale conceda especial importancia al mensaje político que emitirá el lunes y que apueste por un acto abierto, masivo, con invitación a instituciones y partidos y no limitado a un discreto registro de estatutos en el Ministerio del Interior.

La apuesta de la asociación ciudadana Lokarri, organizadora del acto del lunes, es arriesgada. Pero su decisión tiene que ver con la garantía que le ha dado la izquierda abertzale de que el acto del lunes supondrá otro paso en esa dirección.

Lokarri tiene garantizado que la izquierda abertzale avanzará sobre su última asamblea pública, la que celebró el 27 de noviembre en Pamplona, donde anunció que en enero o febrero presentaría una nueva marca y que cumpliría los requisitos de la Ley de Partidos. En ella, Rufi Etxeberria ya señaló que el nuevo partido "deberá rechazar el uso de la violencia o la amenaza de su utilización para el logro de sus objetivos políticos". Pero eludió a ETA.

Dos días después de la presentación en Bilbao del nuevo partido, la izquierda abertzale acudirá a Madrid para registrarlo en el Ministerio del Interior. En ese momento empezará la batalla jurídica con los tribunales.

Luis Rodríguez Aizpeolea (El País)

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