miércoles, 10 de julio de 2013

NAVARRA: SE ABRE EL TELÓN

Cuesta creer que Navarra pueda tener un gobierno de izquierdas. El tiempo inclemente de la gran derecha navarra se hace eterno y nos ha convertido en rehenes de la desesperación. Pero hay indicios, leves, pero reales de que ese tiempo entrampado ya ha presentado su dimisión, que asistiremos a los funerales del cesarismo upeniano. Un amigo infiltrado en Palacio me dice que algo se mueve. Que las tensiones allí, aunque las alcantarillas son de boca ancha, ya no se ocultan. Dice que el ambiente está caldeado. No por la llegada del verano que pareciera otoño, ni tan siquiera por la inminente diáspora sanferminera que ya amenaza. Y es que no son solo los sondeos de opinión, ni las manifestaciones de rechazo al actual régimen personalista de nuestra presidenta, ni los actuales movimientos de los partidos navarros obligados a cambiar las reglas de juego en esta Navarra desvalijada por una banda de saqueadores de doble moral. Es el presente de la gente, tan alejado del de sus gobernantes, quien emite señales de humo. Dice mi infiltrado que, aunque todo está pensado, hablado y escrito, falta por encender la mecha que reviente este siniestro estado foral. Y en esas estamos. En ordenar esta provincia en permanente sobresalto y asalto por parte de quien nos gobierna.
Mi infiltrado dice que Navarra puede cambiar de gobierno. Y yo confío en él. No por ese deseo insatisfecho desde hace años, sino por la sucesión de elementos objetivos que evidencian un cambio. A saber: la posible imputación de la Presidenta, el creciente y acreditado descrédito de UPN, el consenso de todos los partidos en torno a una propuesta de cambio común, el posible -muy entrecomillado- cambio de estrategia de los socialistas y el hartazgo de la ciudadanía social ante el constante saqueo de las libertades políticas y sociales. Porque manipular y corromper la vida pública es privar de libertad a la ciudadanía.
Sobre esta tramoya se construye el actual teatro navarro. Pero hay que contar con algunas presiones que van a influir en los diversos protagonistas y sus estrategias de acción de cara a la posible negociación del nuevo tiempo.
1.- Repolitización de la sociedad. Todos los días se escuchan conversaciones que amagan con terminar de forma abrupta. Cualquier viaje en taxi puede ser motivo de un debate de esforzadas maneras o de un silencio tenso, agónico. Pero la sociedad civil no ha desertado de la política, ha desertado de una manera de hacer política. La ciudadanía asocia política a corrupción y manipulación. Y es cierto. En este sentido la política ha fallecido. Y con ella una casta sindicada con la putrefacción de la representación política. Ello ha posibilitado que nuevos movimientos, nuevas entidades, nuevos actores sociales se aupen al escenario político -sin representación pero con aceptación social- como intermediarios autorizados que canalizan deseos y necesidades que la clase política convencional ya no representa. En este sentido hay una nueva creencia en la política al margen de la política clásica concentrada en los partidos. En Navarra, Kontuz y otros movimientos pueden responder a este nuevo perfil socializador y canalizador de las inquietudes nunca enterradas de la ciudadanía.
2.- La ausencia de ETA del escenario político ha determinado que la izquierda abertzale dinamice e interiorice nuevas maneras de entender la relación con la sociedad. Sus estrategias socializadoras están presentes y ello facilita nuevas posibilidades de acción. Pero más importante que esto, lo cual tendrá su tiempo y proceso, es la ausencia de ETA como mediador simbólico de los deseos de la ciudadanía. Si un día nada se podía hacer sin tener en cuenta a ETA y los efectos de su tensión, hoy esa ausencia ensalza la autonomía de gestión sin la tensión del miedo supletorio. Y esto es de vital importancia. El mundo vasco se ha abierto a múltiples posibilidades en las que ahora sí cabemos todos. En principio.
3.- Individualización, subjetivismo y nuevo conflicto social. No es fácil identificar las nuevas formas de dominación política, las cuales llegan más allá del normalizado control policial. A través del control social, de la inclemente individualización de los sujetos, a los que se les ha gravado con toda la responsabilidad social y personal por encima de las obligaciones protectoras del Estado Social, surgen nuevas relaciones en las que lo subjetivo -los deseos- y las propias dinámicas personales chocan frontalmente con las necesidades y exigencias comunes. Y así entramos en conflicto evidenciando una disociación entre lo que defendemos y lo que realmente somos y tenemos. Y aquí la noción de clase salta por los aires. Gestionar e interpretar estas nuevas formas de relación y dominio es tarea de una izquierda a la altura del siglo XXI, algo aún desconocido para gran parte de esa izquierda.
4.-Desestatalización y nuevo Reich europeo: Recientemente la derecha foral se ha echado al monte ante el ataque a su idiosincrasia y particular manera aforada de gestionar su propia caja fuerte. Navarra y todas las comunidades, por no decir el reino de España entero y verdadero, están descapitalizados, si no monetariamente, que también, estructuralmente y sin capacidad de gestión. Creo que nos encontramos ante el Cuarto Reich alemán. Puesto que es Alemania quien rige nuestros destinos. Convivir, gestionar, hacer política, deshacerla, pelear, tensionar en medio de un desmantelamiento de estas características de los estados, por pequeños que sean, requiere altura de miras y altura para abordar el enfrentamiento. Hay que saber proponer qué hacer en medio del caos, más allá de la queja lastimera siempre en retaguardia. La gente quiere respuestas ante tamaña agresión. Y la nueva izquierda gobernante que surja en Navarra, si algo debe priorizar, es garantizar la gobernabilidad en sus términos más completos; es decir, con el máximo grado de legitimidad popular para que la nueva democracia no sea solo un nuevo producto subordinado.
Paco Roda, en Diario de Noticias

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