Rafael Correa ha vuelto a triunfar en Ecuador, ratificando el
camino trazado por su “revolución ciudadana”; aplastando a un heterogéneo arco
opositor.
Pocos hubiesen supuesto siete años atrás, que
este profesional, con una Maestría en la Universidad de Lovaina en Bélgica, y
que a su vez vivió un año haciendo alfabetización en comunidades pobres del
interior de su país, donde terminó aprendiendo el idioma quichua, iba a
consolidar su presencia tan fuertemente y comenzar a producir cambios
estructurales en la nación.
Propios y extraños, le reconocían antes y
durante el proceso pre electoral, que los logros en materia social y económica
eran dos elementos muy fuertes y que estaban positivamente evaluados por el
conjunto de la población.
Las estrategias de Rafael Correa: ir a una
elección presidencial sin candidatos a diputados, llamar luego a una reforma
constitucional, poner a consideración de la población una serie de temas para
lograr consenso político para implementar medidas de Estado, presentarse
nuevamente como candidato efectivizada la Reforma, hablan de una democracia
dinámica, basada en procesos de cambio y en lecturas correctas sobre las
necesidades y expectativas de la mujer y el hombre ecuatoriano.
Pero, a su vez, muestran la riqueza y
diversidad del propio proceso de integración regional, donde no aparece una
única receta, y donde medidas adoptadas por un mandatario y consensuadas por la
población, son impensadas en otro país.
La nueva institucionalidad en la región,
básicamente, la UNASUR y la CELAC formaron premisas muy importantes en la
acción de gobierno del presidente del Ecuador. Junto a Néstor Kirchner tuvieron
un rol protagónico en la construcción de la UNASUR, fundamentalmente, cuando en
un principio muchos descreían de ese “formato” de integración suramericana.
También tenemos que reconocer que durante este
período de transformaciones han aparecido los históricos instrumentos de
dominación que han saboteado los movimientos y gobiernos populares en el
continente. Detrás de un planteo policial, apareció en el año 2010 un claro
intento de golpe de estado que contó inmediatamente con la solidaridad de todos
los mandatarios de Sudamérica y logró ser sofocado.
Los grandes medios de comunicación, repitiendo
la experiencia de otros lugares, también llevaron adelante un fuerte
enfrentamiento con el gobierno, especialmente al tratar de implementar una
nueva legislación en la materia.
Y no debemos dejar de mencionar el retiro
estadounidense de la base militar de Manta, sus críticas al accionar de la DEA,
o los intentos secesionistas, de menor envergadura, pero muy similares en su
concepción a los planteados en Bolivia para destituir a Evo Morales, como emergentes
de la realidad ecuatoriana en estos últimos años.
Como podemos observar, desde estos hechos,
contradicciones e intereses Rafael Correa ha construido su proyecto político.
Seguramente el año 2013, encontrará a este
pequeño país, que mira al Pacífico, haciendo su incorporación al MERCOSUR. Otra
buena consecuencia del resultado electoral de este domingo.
Oscar Laborde, Dirigente Nacional del Frente Transversal y Presidente del Centro de Estudios del Sur (Argentina).
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