Entre las primeras medidas contra la crisis económica y el desempleo que ha anunciado el gobierno del partido Popular , destacan la modificación de la ley del aborto (la vuelta a la ley de supuestos) y el endurecimiento de la legislación penal para menores de edad. Sin lugar a dudas con este tipo de medidas la salida de la crisis estará más cercana y la generación de empleo y riqueza será más inmediata. Si “con la que está cayendo”, como afirma el PP, no hay tiempo para ocuparse de otra cosa que de la crisis y el paro, habrá que entender que la relevancia dada a las modificaciones de la legislación de aborto y menores es porque forman parte del paquete económico.
El mismo gobierno que considera que una chica con 17 años no puede tomar autónomamente la decisión de abortar, entiende que un niño de doce años debe ser considerado responsable penalmente de sus actos delictivos. Este escandaloso “estrabismo moral” en la imputación de la capacidad de ser responsable es uno de los primeros estrambotes jurídicos con los que la derecha española nos obsequia, siempre tan respetuosa del dogma y tan reñida con la razón.
La vuelta a la ley de interrupción voluntaria del embarazo denominada de supuestos (sólo se puede abortar en determinados supuestos o situaciones clínicas o sociales) y el abandono del ley de plazos ( hay un tiempo inicial, las primeras 14 semanas de la gestación, en que la madre puede abortar libremente y luego queda prohibido ) es un enorme retroceso en tres sentidos distintos: el primero, porque supone una grave lesión contra la libertad de las mujeres pues niega que tengan el derecho a decidir sobre su cuerpo y su maternidad en un momento del embarazo en que hablar de “persona humana”, para referirse al óvulo fecundado, forma parte de la literatura fantástica (sección teología). En segundo lugar es un retroceso pues implica recuperar una ley tendencialmente fraudulenta y arbitraria que permite situaciones de alto nivel de inseguridad jurídica. Y en tercer lugar, y esto debería preocupar, y mucho, a los que se dicen antiabortistas; es un retroceso pues estimula el incremento de abortos, como demuestra la experiencia más reciente a nivel europeo y mundial.
Si analizamoas esta última razón (el incremento de abortos) comprenderemos mejor el sentido fariseo de la reforma propuesta por Gallardón, que no es evitar abortos sino restringir las libertades y derechos de la mujer. ¿Cómo podemos sino comprender que aquellos que hablan de asesinato al referirse al aborto promulguen un cambio legislativo que va a aumentar el número de ellos?.Sabemos desde hace tiempo que los países con leyes de plazo tienen la tasa menor de abortos. Mientras que por el contario, los países con leyes de supuestos (a la que quiere volver Gallardón) tienen tasas más altas de interrupción voluntaria del embarazo. Grecia, Croacia, Suiza, Bélgica, Austria y Alemania son los países con menor tasa de abortos en su población (8 mujeres por cada mil) y todos estos países tienen una ley de plazos, que permite a las madres decidir sobre su embarazo durante las 12 primeras semanas. Estos datos provienen de la OMS y de dos estudios publicados en la prestigiosa revista médica británica The Lancet que confirman la tendencia que asocia ley de plazos a disminución de la tasa de abortos ( Induced abortion, abortion II,)
¿Por qué se empeña entonces la derecha y la iglesia en apoyar la vuelta de un ley que multiplica lo que para ellos son “asesinatos”? La razón de esta aparente desatino esta en otro lado, en el mismo que cae la guerra contra el matrimonio homosexual, contra el divorcio, contra el preservativo, contra la libertad sexual, o contra los derechos y la igualdad de las mujeres (la “guerra cultural”). La historiadora feminista y marxista Silvia Federic ha explicado muy bien el momento histórico en que surge dentro de la iglesia y en las clases dominantes la obsesión antiabortista ; allá por finales del siglo XVI cuando la mujeres son expulsadas del emergente sistema productivo y su cuerpo domesticado y colonizado para la reproducción. Si las mujeres no son dueñas de su cuerpo, su libertad esta lastrada irremisiblemente. Y esto es lo que busca la derecha y la iglesia, no salvar inexistentes vidas humanas, eso forma parat de la retórica propagandistica.
Estas reformas las encabeza el “ministro progresista” de Rajoy: Gallardón, ese hijo político de Fraga al que PRISA ha querido convertir, ellos sabrán por qué, en un político de centro izquierda. Con estas propuestas legislativas Gallardón se ha quitado la careta amable y detrás aparece el que es: un pijo madrileño formado entre la teología de urinario de los pilaristas y las “montañas nevadas” de su suegro, Utrera Molina (gobernador muy fascista de Sevilla y Ministro de la dictadura).
Editorial de Pararelo 36
El mismo gobierno que considera que una chica con 17 años no puede tomar autónomamente la decisión de abortar, entiende que un niño de doce años debe ser considerado responsable penalmente de sus actos delictivos. Este escandaloso “estrabismo moral” en la imputación de la capacidad de ser responsable es uno de los primeros estrambotes jurídicos con los que la derecha española nos obsequia, siempre tan respetuosa del dogma y tan reñida con la razón.
La vuelta a la ley de interrupción voluntaria del embarazo denominada de supuestos (sólo se puede abortar en determinados supuestos o situaciones clínicas o sociales) y el abandono del ley de plazos ( hay un tiempo inicial, las primeras 14 semanas de la gestación, en que la madre puede abortar libremente y luego queda prohibido ) es un enorme retroceso en tres sentidos distintos: el primero, porque supone una grave lesión contra la libertad de las mujeres pues niega que tengan el derecho a decidir sobre su cuerpo y su maternidad en un momento del embarazo en que hablar de “persona humana”, para referirse al óvulo fecundado, forma parte de la literatura fantástica (sección teología). En segundo lugar es un retroceso pues implica recuperar una ley tendencialmente fraudulenta y arbitraria que permite situaciones de alto nivel de inseguridad jurídica. Y en tercer lugar, y esto debería preocupar, y mucho, a los que se dicen antiabortistas; es un retroceso pues estimula el incremento de abortos, como demuestra la experiencia más reciente a nivel europeo y mundial.
Si analizamoas esta última razón (el incremento de abortos) comprenderemos mejor el sentido fariseo de la reforma propuesta por Gallardón, que no es evitar abortos sino restringir las libertades y derechos de la mujer. ¿Cómo podemos sino comprender que aquellos que hablan de asesinato al referirse al aborto promulguen un cambio legislativo que va a aumentar el número de ellos?.Sabemos desde hace tiempo que los países con leyes de plazo tienen la tasa menor de abortos. Mientras que por el contario, los países con leyes de supuestos (a la que quiere volver Gallardón) tienen tasas más altas de interrupción voluntaria del embarazo. Grecia, Croacia, Suiza, Bélgica, Austria y Alemania son los países con menor tasa de abortos en su población (8 mujeres por cada mil) y todos estos países tienen una ley de plazos, que permite a las madres decidir sobre su embarazo durante las 12 primeras semanas. Estos datos provienen de la OMS y de dos estudios publicados en la prestigiosa revista médica británica The Lancet que confirman la tendencia que asocia ley de plazos a disminución de la tasa de abortos ( Induced abortion, abortion II,)
¿Por qué se empeña entonces la derecha y la iglesia en apoyar la vuelta de un ley que multiplica lo que para ellos son “asesinatos”? La razón de esta aparente desatino esta en otro lado, en el mismo que cae la guerra contra el matrimonio homosexual, contra el divorcio, contra el preservativo, contra la libertad sexual, o contra los derechos y la igualdad de las mujeres (la “guerra cultural”). La historiadora feminista y marxista Silvia Federic ha explicado muy bien el momento histórico en que surge dentro de la iglesia y en las clases dominantes la obsesión antiabortista ; allá por finales del siglo XVI cuando la mujeres son expulsadas del emergente sistema productivo y su cuerpo domesticado y colonizado para la reproducción. Si las mujeres no son dueñas de su cuerpo, su libertad esta lastrada irremisiblemente. Y esto es lo que busca la derecha y la iglesia, no salvar inexistentes vidas humanas, eso forma parat de la retórica propagandistica.
Estas reformas las encabeza el “ministro progresista” de Rajoy: Gallardón, ese hijo político de Fraga al que PRISA ha querido convertir, ellos sabrán por qué, en un político de centro izquierda. Con estas propuestas legislativas Gallardón se ha quitado la careta amable y detrás aparece el que es: un pijo madrileño formado entre la teología de urinario de los pilaristas y las “montañas nevadas” de su suegro, Utrera Molina (gobernador muy fascista de Sevilla y Ministro de la dictadura).
Editorial de Pararelo 36
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