Las aguas bajan revueltas en Aralar de Gipuzkoa. La militancia del partido en el territorio parece dividida por divergencias sobre la estrategia que debe adoptar la formación abertzale: el sector oficial aboga por seguir la línea marcada por la ejecutiva de Hegoalde en su apuesta electoral escenificada en Amaiur; un grupo de afiliados críticos, por su parte, optan por un acercamiento "más tranquilo" y consideran que, "con conversiones de última hora al calor de unas elecciones", Aralar "ha renunciado" a la "cultura política" que viene labrando esta formación durante sus diez años de vida.
Eso se extrae, al menos, de la lectura de un documento al que ha tenido acceso este periódico y que lleva la firma de Aizkorri Taldea, el nombre que adopta el grupo crítico. En el escrito se analiza la situación interna del partido en Gipuzkoa que, según este texto, es de "gran fractura, mucho mayor que la mediáticamente aireada en Navarra".
En el otro lado de la balanza, fuentes oficiales de Aralar negaron categóricamente a este periódico que el partido sufra actualmente ningún tipo de fractura: "Existen dudas en algunos militantes sobre la idoneidad de la estrategia adoptada por Aralar, pero es algo normal en los partidos políticos, no somos organizaciones monolíticas. De ahí a decir que existe fractura, hay un trecho".
Para los críticos, el origen de la división se encuentra en el "tenso" IV Congreso de Aralar, celebrado en septiembre de 2009 en Pamplona, donde un sector de la militancia, encabezado por el entonces vicecoordinador Jon Abril, dejó traslucir ciertas desavenencias con la dirección nacional del partido, liderada por el coordinador general, Patxi Zabaleta, que consiguió reeditar su cargo.
A partir de ahí, según el escrito, la ejecutiva de Hegoalde de Aralar trasladó esa pugna al resto de herrialdes, y no tardó en chocar con la ejecutiva guipuzcoana, liderada por el alcalde de Elgeta, Oxel Erostarbe. Según Aizkorri Taldea, se inició entonces una "campaña de desprestigio" contra el trabajo de la dirección guipuzcoana, que fue "coartado, ninguneado e ignorado" en este periodo.
Además, explican que desde la ejecutiva nacional se apoyó una corriente "supuestamente crítica", denominada Sustraiak, con la intención de acceder a la ejecutiva territorial. El año pasado, Erostarbe anunció internamente su renuncia al cargo de coordinador y Aralar convocó su asamblea general de Gipuzkoa para elegir sustituto.
El acto, que apenas trascendió a la opinión pública, se celebró el pasado 22 de octubre en Irun y en él se pudo palpar la presunta división de Aralar en Gipuzkoa. Ernesto Merino, hasta entonces asesor del partido en las Juntas Generales y al que los críticos sitúan en el "sector oficial", fue quien se alzó con el triunfo en una reñida votación en la que venció por 45 votos a 43 al candidato de la lista alternativa, el edil de Zarautz Andoni Ibarguren, que se presentó con más avales que su contrincante (52 frente a 46).
Fuentes oficiales, sin embargo, desecharon hacer análisis "simplistas" del resultado de la votación. "Cuando hay que elegir a una persona entran en juego muchos matices: el trato personal, la cercanía... No es algo matemático", explicaron, incidiendo en que las dos partes reflejadas en la asamblea no son homogéneas y que el propio Ibarguren, en su discurso, hizo un alegato a favor de la colaboración y la acumulación de fuerzas abertzales.
En la cita también fueron elegidos los siete miembros natos de la ejecutiva: Olaia Duart, Mikel Goenaga, Lontxo Zubiria, Josu Aztiria, Laida Elizegi, Aitor Zabaleta y Eñaut Elizegi. También forman parte de dicho órgano los representantes de los comités comarcales de Aralar y, según el documento de Aizkorri Taldea, el sector oficialista no era mayoritario en la nueva ejecutiva.
Sin embargo, denuncia el documento, la nueva dirección territorial decidió, "sin contar con los afiliados locales", fusionar los comités comarcales de Oarso y Bidasoa con la intención, siempre según esta fuente, de lograr una mayoría "ficticia" en la ejecutiva territorial, debido a que con dicha unión los críticos perderían un voto en la ejecutiva. Desde el propio partido, por su parte, restaron importancia a esta decisión, tomada por cuestiones de "operatividad", y se mostraron sorprendidos de la polémica que está generando.
Aizkorri Taldea también denuncia, en el contexto de una "campaña de desprestigio" hacia ellos, el despido del anterior secretario de Organización en Gipuzkoa, Iñigo Imaz, "purgado" para ser sustituido por la exconcejal en el Ayuntamiento de Donostia Ainhoa Beola. Dicho movimiento, según censuran, fue llevado a cabo "sin abrir un proceso de selección de personal en la militancia".
Respecto a este punto, desde Aralar señalaron que, según su sistema de organización, el coordinador tiene el "poder" de proponer a una persona de confianza a la dirección, y que en el caso de Merino su elección fue Beola como secretaria de Organización. "Por consiguiente, se interrumpió su relación de trabajo con Aralar", explicaron.
A.Aranbarri, en Noticias de Gipuzkoa
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