Es difícil decir adiós a un peñista. A un amigo, a un gran tipo, a alguien que puso por bandera su bondad, su entrega, dinamismo, cariño y sentimiento. Ángel Peñas Villarreal sumó en su corta vida todo eso y mucho más.
Este domingo, apenas saboreábamos el difícil triunfo con el Oberena nos enterábamos de la triste noticia del fallecimiento de un peñista, de un amigo.
Ángel, segundo de los hermanos Peñas Villareal tenía que ser jugador de fútbol. Heredero de una saga familiar y peñista un día tenía que llegar al equipo grande de la Peña y llegó para ser uno de los mejores como antes lo hicieron su abuelo Ángel, su tío Antonio y su hermano David.
Ángel dio sus pasos en el fútbol base del club. Al finalizar su etapa juvenil fue como cedido al Castillo de Miranda, equipo entonces filial de la peña. Pronto recaló en los azules. En verano del 95, con 18 años comenzó su andadura en un equipo en el que brilló a gran altura.
En la temporada 96/97, primera de Dioni en el banquillo, la famosa temporada del casi ascenso frente al Barbastro , Ángel se convirtió en uno de los pilares de aquel equipo que nos hizo disfrutar de lo lindo. La banda izquierda , que hizo suya, brilló a gran altura con balones servidos a gol y con una técnica superior que nos deslumbró a todos. En la siguiente, la 97/98, revalidó su mejor fútbol y estilo hasta que fue pretendido por clubes como Real Sociedad y Osasuna. Este año ofició como capitán en varias ocasiones como la de los partidos con el Erri Berri enfrentándose a su hermano David que jugaba para los de Olite.
Finalmente fue Osasuna quien se lo llevó junto a Diego Luzuriaga y el propio Dioni que se sentaría en el banquillo. Tras dos temporadas con los de Tajonar y con una lesión de pubis que le impidió jugar durante todo un año regresó a la Peña en donde permaneció otras tres temporadas. En verano del 2003 decidió, siendo un chaval, dejar el fútbol activo para dedicarse a educar a los nuevos valores del club. Durante varias temporadas, ha sido responsable de varios equipos inferiores en distintas categorías de la cantera, mostrando sus maneras de educador y aprecio por los más jóvenes mientras mataba el gusanillo en su equipo del Cidacos, el Betiko.
Aparte del fútbol, su pasión la compaginó con el club de Scout Ibaialde de los Padres Escolapios en donde permaneció durante varios años, su afición por la pintura, la peña El Empuje en la que perteneció a su junta directiva y su devoción a la Virgen de Ujué como continuador de una tradición local y familiar.
Si resulta difícil decir adiós a un amigo, a un peñista, es realmente difícil hacerlo con alguien tan joven y con una vida tan grande por delante.
Con nuestros sentimientos y ánimos para su compañera Belén y su pequeña, sus padres Rosa Mari y José Luis, su hermano David, su familia y los muchos amigos que dejó y que siempre lo tendremos como estandarte de lujo.
Adiós Ángel. Gracias amigo, hasta siempre.
Por José Luis Lizarbe
Este domingo, apenas saboreábamos el difícil triunfo con el Oberena nos enterábamos de la triste noticia del fallecimiento de un peñista, de un amigo.
Ángel, segundo de los hermanos Peñas Villareal tenía que ser jugador de fútbol. Heredero de una saga familiar y peñista un día tenía que llegar al equipo grande de la Peña y llegó para ser uno de los mejores como antes lo hicieron su abuelo Ángel, su tío Antonio y su hermano David.
Ángel dio sus pasos en el fútbol base del club. Al finalizar su etapa juvenil fue como cedido al Castillo de Miranda, equipo entonces filial de la peña. Pronto recaló en los azules. En verano del 95, con 18 años comenzó su andadura en un equipo en el que brilló a gran altura.
En la temporada 96/97, primera de Dioni en el banquillo, la famosa temporada del casi ascenso frente al Barbastro , Ángel se convirtió en uno de los pilares de aquel equipo que nos hizo disfrutar de lo lindo. La banda izquierda , que hizo suya, brilló a gran altura con balones servidos a gol y con una técnica superior que nos deslumbró a todos. En la siguiente, la 97/98, revalidó su mejor fútbol y estilo hasta que fue pretendido por clubes como Real Sociedad y Osasuna. Este año ofició como capitán en varias ocasiones como la de los partidos con el Erri Berri enfrentándose a su hermano David que jugaba para los de Olite.
Finalmente fue Osasuna quien se lo llevó junto a Diego Luzuriaga y el propio Dioni que se sentaría en el banquillo. Tras dos temporadas con los de Tajonar y con una lesión de pubis que le impidió jugar durante todo un año regresó a la Peña en donde permaneció otras tres temporadas. En verano del 2003 decidió, siendo un chaval, dejar el fútbol activo para dedicarse a educar a los nuevos valores del club. Durante varias temporadas, ha sido responsable de varios equipos inferiores en distintas categorías de la cantera, mostrando sus maneras de educador y aprecio por los más jóvenes mientras mataba el gusanillo en su equipo del Cidacos, el Betiko.
Aparte del fútbol, su pasión la compaginó con el club de Scout Ibaialde de los Padres Escolapios en donde permaneció durante varios años, su afición por la pintura, la peña El Empuje en la que perteneció a su junta directiva y su devoción a la Virgen de Ujué como continuador de una tradición local y familiar.
Si resulta difícil decir adiós a un amigo, a un peñista, es realmente difícil hacerlo con alguien tan joven y con una vida tan grande por delante.
Con nuestros sentimientos y ánimos para su compañera Belén y su pequeña, sus padres Rosa Mari y José Luis, su hermano David, su familia y los muchos amigos que dejó y que siempre lo tendremos como estandarte de lujo.
Adiós Ángel. Gracias amigo, hasta siempre.
Por José Luis Lizarbe
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