miércoles, 18 de mayo de 2011

NAPARTHEID

Sostiene Pedro Ibarra -a mi modesto entender, con acierto- que la legalización de Bildu por parte del Tribunal Constitucional marcó el final de un ciclo histórico, una etapa durísima, en la que ETA ha condicionado de continuo la política de nuestro país. Añade que, desde hace aproximadamente una década, esa influencia ha sido más subjetiva que objetiva, que ha sido inducida, alimentada, inflada por el poder político y mediático. Huelga decir que más de uno ha aprendido a sacar grandes réditos políticos y económicos de la situación. Por eso hay quien se resiste al cambio de ciclo: la fotografía junto a la famosa pintada de Aizarotz es un ejemplo tremendamente gráfico. Por eso hay quien quiere perpetuar el statu quo, más allá de la desaparición de ETA: las declaraciones en la fábrica de Olazti son un ejemplo tremendamente esclarecedor. Dicen que los abertzales son los culpables del paro en Sakana, por el clima político y social que generan. En 2007, el clima era el mismo, y el paro en la comarca rondaba el 7%. En la actualidad, supera el 20%. Durante los últimos años, el Gobierno foral -quien, evidentemente, cuenta con muchos más medios para hacer frente a la crisis que las entidades locales- ha promovido seis millones de metros cuadrados de suelo industrial en todo Navarra. En Sakana, no ha promovido nada, no ha movido una mierda. Ahora encima explican sin tapujos por qué: por su clima político y social o, lo que es lo mismo, porque la mayoría de los sakandarras son abertzales. En el nuevo panorama sin ETA, quieren satanizar al nacionalismo vasco en general para poder seguir excluyéndolo, ya que esa exclusión es la base del statu quo, de esa teoría del quesito que permite a la derecha seguir gobernando una comunidad de mayoría social progresista. Saben que cada vez les será más difícil y por eso aprietan el paso. Tras las exclusiones políticas, sindicales y educativas llega la exclusión económica. No sólo a Sakana. Ahí están los ERE idológicos (como los de TRW Orkoien, antigua Lucas Girling), que dejan en la calle a representantes sindicales y afiliados de los sindicatos abertzales y similares. O las recolocaciones ideológicas (como las de Gamesa), que no encuentran sitio para ellos. También las colocaciones ideológicas (como en Volkswagen), exclusivas para los afiliados de otros sindicatos. Tremendo napartheid. Caduco napartheid. En el nuevo ciclo histórico, en el nuevo ciclo político, no pueden caber las viejas trampas. Urge recuperar derechos civiles, políticos, sindicales, laborales, culturales, lingüísticos para todos.
Juan Kruz Lakasta (en Diario de Noticias)

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