lunes, 23 de mayo de 2011

EL TSUNAMI: DE BATU GAITEZEN A BILDU GAITEZEN

Según veía los resultados electorales, me venían a la mente las palabras de nuestro colaborador Miguel Ángel Aramburu en su artículo “Hacerse trampas al solitario”, donde advertía el riesgo de que el nacionalismo histórico, como consecuencia de análisis interesados vividos en una época de ilegalización, renunciara a hacer un autodiagnóstico realista y quedase relegado a su fortaleza de Bizkaia, mientras el MLNV se hacía fuerte en Gipuzkoa y en Nafarroa acababa con el sueño de NaBai, y el PP o el PSOE (según la tendencia en España) se hacían con Araba.


El perdedor de estas elecciones no es sólo el socialismo vasco, Aralar o EB, que también, sino el nacionalismo histórico, que ha pasado de unas expectativas “inmejorables”, a una dura realidad. El declive socialista se vislumbraba desde que el Patxilopezismo comenzó a hacer de las suyas. El declive de Aralar se vislumbraba a pesar de los deseos de muchos jelkides. Ezker Batua era una jaula de grillos. Pero la deriva de EA hacia el MLNV no ha tenido ningún reflejo en el viaje de Hamaikabat, que ha resultado en un batacazo, con una docena de concejalías en Gipuzkoa y lo negociado en la coalición alavesa. Sin duda sus integrantes tendrán que pensar en la mejor manera de ayudar al nacionalismo institucional a la reorientación, desde otra situación que no sea la de un partido político que tenía un buen discurso, pero cuyo futuro es más que discutible.

Era de esperar, y así hacían sus cuentas muchos jeltzales, que los votos de EA, los que le quedaban en Gipuzkoa, iban a caer en el zurrón jeltzale, pero una vez más, las previsiones se han vuelto aciagas. La campaña del Batu Gaitezen, buscando liderar una acumulación de fuerzas ante el “frente” PP-PSOE en previsión de una no-legalización, se ha demostrado como un gran error de análisis, y se ha tenido que diluir para no aparecer en las dos últimas semanas de camapaña. Batu se ha convertido en Bildu. ¿Qué fue de aquellas encuestas de autoengaño, aquellas “trampas al solitario” que diría Aramburu, en las que el PNV ganaba en todos los territorios, minimizaba la representación de Bildu e inflaba la representación de Aralar de forma tan evidente que sonrojaba a propios y a extraños? ¿Ha servido para algo el empeño en hacer seguidismo a Aralar en NaBai o la consigna de apoyarlos en Onda Vasca y el grupo Noticias? Son preguntas que convendría que los estrategas del nacionalismo comenzaran a responder ahora que el efecto Lizarra-Garazi de Euskal Herritarrok se ha visto superado por una campaña mediática impagable a la que han contribuido desde el PSOE hasta el nacionalismo. El Polo Soberanista se ha estrenado con un resultado inmejorable por grandes méritos propios y la increíble ayuda que se le ha prestado. ¿Habrá sido por “la paz”?

Se impone una reflexión estratégica en el nacionalismo, una reflexión que hace ya muchos años se debería haber realizado y se ha ido postergando. Habrá quien diga que siguiendo la máxima ignaciana, “En tiempo de desolación nunca hacer mudanza”. En Bizkaia el PNV mantiene el liderazgo e incluso se permite arrebatar alguna alcaldía al PSOE en la margen izquierda, conserva Getxo y Bilbao con brillo, pero en Gipuzkoa el PNV ha sufrido una hecatombe municipal, perdiendo incluso en su hasta ahora mayor municipio con alcalde (Tolosa) o sin poder conseguir ganar en Zarautz. La victoria del nacionalismo institucional en sólo 5 municipios gipuzkoanos, no puede quedar desapercibida, aunque era una tendencia, que ya se apuntaba, se repetía constantemente, pero la racha de gobernar aun perdiendo elecciones dejó la mudanza para otros tiempos.

Las cuentas son ya sencillas: el nacionalismo institucional, en votos municipales, teniendo en cuenta un voto nulo del 20% para el MLNV tenía en términos reales un apoyo cercano al 30% en Gipuzkoa. En las actuales circunstancias, la suma PNV+H1! en Gipuzkoa baja del 25% mientrasque el del MLNV llega casi al 35%. Si se hacen las cuentas en el ámbito de los votos a Juntas, la caída del nacionalismo institucional es aún más acusada. En Bizkaia en 2007 el PNV+EA casi llegaba al 40% y el MLNV obtenía menos del 13% , mientras ahora el PNV se mantiene al 37% y el MLNV sube al 21% su fuerza. En Araba la suma EA+PNV superaba el 30% y ahora baja al 23%, mientras que el apoyo del MLNV pasa del 10% al 20%.

Hace tiempo que venimos repitiendo en este blog que el nacionalismo se encuentra en una encrucijada ideológica que tendrá que hacer frente más pronto que tarde. Sin duda, lo más positivo del regreso del MLNV a las instituciones es que va a tener que obligar al nacionalismo histórico a renovarse, a dejar de vivir en una situación ficticia de ilegalización y de “caladeros” ajenos y centrarse en recuperar lo que más ha perdido: liderazgo social y conexión e integración con la sociedad civil. La imagen de Bildu, con sus jóvenes interventores y apoderados llenos de ilusión, que no aspiran a ningún cargo al contrario de lo que ocurre con los jóvenes en el resto de partidos políticos, su implicación en diferentes movimientos ciudadanos, fiestas, música, ocio juvenil pone en evidencia las carencias de los demás partidos políticos, y especialmente, las del nacionalismo histórico.

Si las anteriores elecciones forales supusieron un serio aviso al nacionalismo histórico que se maquilló por la habilidad del nacionalismo para llegar a gobernar las tres diputaciones cuando la realidad era la que era, los resultados de ayer nos obligan a afrontar, de una vez por todas, la recuperación necesaria en el seno del nacionalismo, si es que queremos seguir liderando el País.

Ion Gaztañaga, en Aberriberri

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