Las encuestas que se han ido publicando estos días muestran más o menos una realidad similar a la de hace cuatro años, con no demasiadas variaciones. Los cambios, por parte de los electores, no se dan con tanta rapidez como por parte de los políticos y los partidos. Dependiendo del medio para el que estuvieran hechas las encuestas, éstas mostraban la posibilidad de una mayoría conformada por UPN+PP o la viabilidad de un cambio, al menos en el Ayuntamiento de Pamplona. Se trata, en definitiva, de movilizar al electorado propio, de modo que no se relaje y decida quedarse en casa o irse al campo si sale un bonito día de sol.
Como muchos (imagino) he pasado por momentos de alegría, decepción, tristeza y apatía durante estos cuatro años, especialmente en los últimos meses. Sin embargo, al margen de todo y a pesar de todo, sigo curiosamente ilusionado y esperanzado. Hay quien me dice que siempre encuentro una razón fundamental y trascendental que hace de cada cita con las urnas un momento clave para el futuro de Navarra. Y debo reconocer que así es. Por difícil y frustrante que haya sido una situación, siempre hay algo por lo que seguir peleando, algo que merece la pena y que nos debe llevar a las urnas el día de las elecciones. A veces, cuando no se puede estar mejor, al menos hay que intentar no ir a peor.
A pesar de que la situación no sea la ideal (por otro lado, nunca lo es) y de que las cosas hubieran podido salir de otro modo, está claro que lo que no podemos permitir es perder todo lo que se ha logrado en Navarra en estos últimos 10 años. NaBai (2004, 2007, 2008 o 2011) ha supuesto un salto cualitativo para quienes creemos en otra Navarra más allá de la oficial, consensuada por UPN y PSN desde los años finales de la transición y construida precisamente contra quienes pensamos de un modo diferente.
Son muchas las razones. Por primera vez las fuerzas nacionalistas en Navarra han tenido que ser escuchadas y tenidas en cuenta. Hasta ahora eran poco más que un simple elemento decorativo en el arco parlamentario que daba un toque verde o rojo (o rojo, verde y blanco, si se quiere), pero que simplemente podía ser obviado con total tranquilidad. Por primera vez después de muchos años unos resultados electorales posibilitaron un cambio de gobierno y a raíz de ello no han sido pocos los cambios que se han producido. El PSN, que tuvo en sus manos esta posibilidad, no quiso dar el paso. Este año 2011 esta posibilidad tal vez se vuelva a dar y si es así probablemente el PSN se volverá a negar y apoyará a UPN otros cuatro años más. No está en nuestras manos decidir por el PSN, pero es una situación en la que los socialistas difícilmente podrán ser una alternativa de gobierno y dudo que se pueda mantener mucho tiempo más.
Hay otras razones, y no es la menor de todas el hecho de que con NaBai se ha comenzado a hacer política real desde las fuerzas nacionalistas en Navarra y se ha dejado de hacer política ficción o simplemente política de oposición antisistema, que es a lo que se dedicó durante muchos años HB, Batasuna. Nos parece que los debates de los años 80 y 90, las políticas del todo o nada (y por tanto nada, siendo como somos minoría), las posturas maximalistas defendidas a gritos porque se estaba en posesión de la Verdad Absoluta quedan muy lejos, pero podríamos volver rápidamente a ellos y a la frustración que representan. La normalización democrática de la que tanto hablan algunos pasa también por hacer política real y por aceptar el papel que a cada cual le adjudica la soberana decisión de los ciudadanos, pero eso es algo que algunos nunca han querido hacer.
NaBai es más necesario que nunca porque si queremos construir en el futuro algo mejor no podemos tirar por la borda y echar a perder lo conseguido estos años.
Abarria, en Erreniega
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