miércoles, 8 de septiembre de 2010

¿SERÁ NaBai CAPAZ DE VOLVER A SEDUCIR A SUS VOTANTES?

No sólo los miles votantes que confiamos en este proyecto, también sus más directos adversarios, sus coaligados, la amplia clase política, los medios de comunicación, los agentes sociales y hasta mi vecina, que dice pasar de la política, se plantean esta cuestión. Algunos con cierta preocupación y otros con no poca expectación. Porque del acierto o no en la gestión de la crisis de comunicación, gestión interna y externa, configuración del proyecto y discurso político o de la identidad y perspectivas de la actual Nabai, depende su mantenimiento o no como una potente fuerza de cambio en Navarra. Cambio, por otro lado, que adquiere caracteres, matices e intensidades según quien lo lidere, valore e interprete y que todos (la izquierda abertzale, Nabai y el PSN) asumen como inviable sin su exclusiva dirección y gestión. Es decir, todos vienen a coincidir en la necesidad del cambio y cada cual se considera imprescindible para la implementación del mismo.

Por otro lado, negar la crisis en Nabai sería negar la realidad mostrada y demostrada por activa y por pasiva. Sus principales líderes la han evidenciado. Ahora bien, otra cuestión es en qué dirección, qué pasos, estrategias y dinámicas han desplegado los cuatro partidos que configuran la coalición y los independientes que la apoyan. Y si por algo se define este tiempo de idas y venidas, de encuentros y desencuentros entre los coaligados de Nabai, es por la descoordinación, el sobresalto y el personalismo de las comunicaciones, las reflexiones y las propuestas de actuación interna y externa a la propia coalición. Creo que muchos simpatizantes y votantes de Nabai vienen a sentir un tiempo de incertidumbres y desorientaciones. Un tiempo carente de homogeneidad y de limitado discurso político de altura arrastrado por las precipitaciones impuestas de un presente sobresaltado. Y esto nos lleva a muchos y muchas a no saber qué ocurre, qué posición tomar, qué decir o la conveniencia de una u otra opinión sin caer en la tentación del partidismo, sectarismo o personalismo, aspectos estos siempre muy cuestionados desde Nabai porque precisamente esa necesaria anchura de miras era – y es- uno de los banderines de enganche del proyecto Nabai.

El tiempo propio de cada uno de los partidos, el tiempo político presente, las circunstancias en que se encuentra la izquierda abertzale, la ultima declaración de alto el fuego de ETA y los efectos secundarios que pueda tener, el tiempo electoral y preelectoral que se vive y se avecina, la dinámica social que vivimos, el pulso de nuestra propia vida, sumida en el desconcierto y la decepción, la persistencia de una derecha empeñada en perpetuarse hasta el fin de los tiempos y de una izquierda sin nombre e indefinida que parece más empeñada en problematizar las soluciones que en solucionar las problemáticas, condicionan a una Nabai sometida a una fuerte tensión marcada por algunas cuestiones que paso a detallar.

Nabai no ha sido capaz de alejarse de la presión y la tensión, directa e indirecta, a que la someten los partidos. No olvidemos que es una coalición y, al margen de lo pactado, cada uno ejerce una coacción en función de sus propios intereses, intereses partidistas que han superado o ninguneado, en no pocas ocasiones, a los propios y específicos de la coalición. Nabai se ha manifestado en numerosas ocasiones como una coalición bloqueada o narcotizada por problemáticas –internas y externas- que requerían de una necesaria toma de decisiones consensuadas y gestionadas desde la imprescindible autonomía política y equidistancia partidista.

Nabai, a veces, ha mostrado sus peores gestos cuando la personalización de los problemas, así como las soluciones posibles, han predominado sobre la base consensuada y coordinada de las actuaciones y planteamientos requeridos. Nabai ha perdido, en ocasiones, peso en sus discursos políticos, superados, cuando no eliminados ampliamente por las trifulcas partidistas que han empañado, con el efecto negativo que ello genera, la traslación de confianza, ideas, criterios y soluciones que esta coalición fue capaz de construir y elaborar y que configuraron la enorme esperanza de cambio político en nuestra comunidad.

Nabai ha sido y es una amenaza para aquellas fuerzas reaccionarias de nuestra comunidad. Y el reaccionarismo admite diversos matices. Y lo es porque que tiene una visión de las relaciones de poder, de la gestión política, de las estrategias civiles y sociales, de la sostenibilidad como criterio de crecimiento, de la vida pública, de las relaciones entre las personas y el poder, de la violencia, de las victimas, de la historia y sus dinámicas, del presente y sus retos que no la tienen otros proyectos. Pero pese a ello Nabai no se ha empoderado ni civil ni políticamente. Al menos no lo suficiente. Bien es cierto que el socialismo navarro le cerró las puertas a un ejercicio de poder ampliamente demandado y solicitado. Pero también ciertas dinámicas antes mencionadas han imposibilitado un mayor empoderamiento.

Nabai, fundamentalmente es un proyecto apartidista. Y no digo que sobren los partidos, sin los cuales este proyecto es inviable, pero sí digo que su gestión requiere de esa mirada en la cual los partidos ayudan, pero no entorpecen los procesos. Tampoco digo ni deseo que los independientes asalten el palacio de invierno. Y es que la mayoría de sus votantes apostaron por una idea, un proyecto, una ilusión y una manera de encarar la política que ningún partido patentó como propia. Nabai era y debe ser una esperanza de cambio. Y también una posibilidad y una realidad política con responsabilidades de poder. Pero sobre todo, representa una nueva cultura política para un tiempo nuevo. Por eso los partidos que la integran deben hacer un ejercicio de fidelidad ante lo que el pasado, el presente y el futuro les reclaman.

Nabai, por otro lado, debe ser capaz de interpretar la actualidad y realidad política del momento mejor que nadie. Una realidad mucho más compleja que hace cuatro años sometida a tensiones y dinámicas mucho más enredadas que en el 2007. Ello exige mirar el presente y actuar más allá de los legítimos intereses de los partidos que la integran. Nabai puede convertirse en una fuerza de gran impacto. Pero no a cualquier precio tasado. Lo podrá hacer si incorpora estrategias de largo alcance a su gestión, discurso, dinámicas y actuaciones políticas frente a un presente capitalista solo admite consumo rápido, satisfacción inmediata y soluciones inminentes. Y a esta tendencia capitalista también imprime carácter a no pocas actuaciones políticas.

Que Nabai se ha desgastado políticamente es arriesgado decirlo y reconocerlo pero no es incierto. Que Nabai puede regenerarse y convertirse en una referencia política de largo alcance, también. No es fácil porque la actualidad política y los intereses políticos del momento en Euskalerria tienen no solo una altísima carga emocional, también una espectacular expectativa política. El juego electoral está ahí y los partidos que configuran la coalición tienen cartas repartidas en varias mesas de juego. Además, el alto el fuego de ETA va a marcar gran parte de la estrategia política de la izquierda abertzale, necesitada de una legítima presencia en las próximas elecciones y también de los partidos que integran Nabai. El problema es saber si este nuevo escenario va a condicionar, limitar, definir o influir en el necesario proceso de concreción política necesaria para abordar el futuro de Nabai. Y algo más. En este momento los valores que más va a cotizar en el mercado político serán la confianza y la esperanza. Quien ofrezca confianza en sus proyectos políticos, rentabilizará al alza su cuota de representación y credibilidad. Nabai debe apostar fuerte al margen de elementos distorsionadores de la realidad.

Quienes tienen responsabilidad en la definición de la nueva oferta lectoral de Nabai están llamados a contemplar estas y otras muchas variables. Y me atrevería a pedirles, como votante de Nabai, que se esforzaran en empatizar con esos miles de votantes que confiaron en un proyecto de ilusión por cambiar el rumbo de esta tierra condenada a ser gobernada por la derecha por los siglos de los siglos. ¿Será capaz Nabai de volver a seducir a sus votantes?
Paco Roda (en Lau Haizetatik, blog de Independientes NaBai)

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